Adriana Sáenz es la cofundadora de Manqa Food. El negocio nació en Tumbaco y ahora opera en Cumbayá, donde tiene una pequeña planta para elaborar alimentos congelados. Foto: Alfredo Lagla / LÍDERES

Adriana Sáenz es la cofundadora de Manqa Food. El negocio nació en Tumbaco y ahora opera en Cumbayá, donde tiene una pequeña planta para elaborar alimentos congelados. Foto: Alfredo Lagla / LÍDERES

Los alimentos orgánicos congelados llevan su sello

30 de enero de 2018 13:31

La amistad que las une desde los tres años de edad es el pilar en el que se apoyan Adriana Sáenz y Rosana Cornejo. Ellas levantaron hace dos años Manqa Food, un emprendimiento enfocado en alimentos orgánicos congelados.

La iniciativa salió a la luz en el garaje de la casa de los papás de Sáenz, en Tumbaco. Esta emprendedora decidió incursionar en el negocio de la comida orgánica por un tema de salud. “Siempre he comido de todo y lo sigo haciendo, pero luego de un quebranto en mi salud decidí apuntar a un nuevo modo de alimentarme”, cuenta en la pequeña planta procesadora que desde hace cuatros meses funciona en el centro de Cumbayá, al nororiente de Quito.

Sáenz se inclinó por alimentos orgánicos; además dejó de lado las harinas blancas. Con la ayuda de su familia y la guía de Cornejo -quien sumó experiencia en firmas de alimentos- empezaron a surgir las primeras recetas de alimentos orgánicos congelados.

Camarones encocados y pulpo fueron dos de los primeras fórmulas que probó este emprendimiento que apunta a convertirse en el mediano plazo en una B-Corp, es decir una empresa certificada como socialmente responsable.

Sáenz y Cornejo apuntaron a los alimentos orgánicos congelados por varias razones: los nutrientes se mantienen, la facilidad en la preparación, las posibilidades de jugar con los tamaños y las presentaciones, entre otras.

En el proceso, una de las personas claves fue Julio Avendaño, ex esposo de Sáenz y chef de profesión. Él ayudó en la elaboración de cerca de 50 recetas que hasta la fecha permiten tener una canasta de diez productos que se ofrecen en línea, en canales como una página web y un perfil de Facebook.

Tentáculos de pulpo, canelones de quinua, masas para elaborar pizza, gratín de zanahoria y hasta pasteles de chocolate son parte de la oferta con la que este negocio suma clientes.
Para arrancar, las emprendedoras invirtieron alrededor de USD 30 000 que sirvieron para las primeras pruebas, ingredientes, equipos, etc. Un ultracongelador es la máquina más preciada de este emprendimiento.

Este equipo, que se asemeja a un horno industrial, permite congelar los alimentos a una velocidad sorprendente y es el ‘corazón’ de Manqa Food. “Lo que un congelador normal se demora unas 12 horas, el ultracongleador se toma unos 40 minutos”, explica Sáenz, mientras se asegura de que esté limpio y radiante en su exterior.

Con el tiempo los pedidos fueron creciendo y las responsabilidades también. Para cubrir todos los frentes y mantener la calidad de los productos, las dos socias manejan una estructura de negocios muy organizada en la que cuentan todos los detalles: desde la recepción de la materia prima, el tipo de materiales para empacar, el trato con los clientes y el cumplimento de los pedidos. “Solo así nos aseguramos crecer de manera ordenada”, dice Sáenz.

Una de las clientas de este negocio es Macarena Bustamante. Ella llega cada semana hasta la planta de procesamiento para comprar distintos productos. “Estos alimentos son fáciles de preparar, son de alta calidad y son muy nutritivos. En mi refrigeradora hay un espacio solo para Manqa Food”, dice esta madre de familia.

Entre los retos que enfrenta esta microempresa está el cumplir con los pedidos. La iniciativa entrega sus productos en minimercados de Cumbayá y Tumbaco, en especial, pero también llega con pedidos a domicilio. La entrega la hace la propia Sáenz con ayuda de los padres de Cornejo, quien vive en España, pero se mantiene al tanto de la evolución del negocio.