Redacción Quito
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Artesanías, turismo y cultura se combinan con una buena vista

El Mirador de Guápulo (Quito) adquirió una nueva imagen desde que María Sara Gabela obtuviera la concesión del lugar en junio del 2011.

Ella recuerda que al volver de su maestría sobre Diseño de proyectos de ocio: cultura, deporte y turismo, que realizó en España, decidió presentar un proyecto al Municipio de Quito. Su plan incluía una agenda cultural y un restaurante. La idea de Gabela fue seleccionada entre cinco proyectos participantes.

Con USD 40 000 de préstamos bancarios y familiares inició la renovación. Empezó a operar en noviembre del 2011 y hoy alberga a microempresarios, artesanos y artistas. El espacio está dividido en dos: el restaurante-cafetería y una tienda con los productos de emprendedores.

Como parte de las actividades del Mirador de Guápulo se incorporaron las ferias y los talleres. Por ejemplo, cada sábado se venden hortalizas orgánicas que son cultivadas en 10 huertos ubicados en la loma de San Francisco de Miravalle.

Los artesanos, por su parte, presentan joyas, juguetes de madera y en tela, ceramistas, trabajos en papel maché... que se presentan desde las 09:00 y se complementa con talleres que se realizan el segundo sábado de cada mes.

Al interior, además de los menús se venden mermeladas, café, conservas...

Karla Orbe, presidenta de la Asociación Artesanía Urbana, comenta que además de presentar las artesanías y diseños de ocho marcas, de las 18 que forman el grupo, también se dictan talleres. “Mirador es un fuerte sitio turístico de Quito, que está considerado dentro del recorrido de Quito Turismo... El cambio es positivo, porque además de entretener, la comunidad puede aprovecharlo”, dice.

Mónica Benavides también participa en estas actividades con trabajos hechos con materiales reciclados como: plástico, focos, cartón... “Nos unimos por un mismo interés con la comunidad. Yo intento concienciar de cómo manejar material reciclado y transformarlo en algo bonito”, como artista y con el taller Mariposa Manchada. Ella es moradora del sector y comenta que “antes era peligroso, bullicioso y sucio. Ahora es un sitio bonito”.

Como parte de este cambio se decidió, además de habilitar el espacio físico, crear una nueva imagen corporativa. La encargada de hacerlo fue Paula Barragán.

Ella comenta que es una imagen simplificada del diseño que elaboró para el papel de empaque que usa el Mirador. Este recoge la subida de Guápulo desde el Santuario hasta la avenida González Suárez, pasando por casas, rodeadas de naturaleza y animales, señala. Asimismo, esta diseñadora y grabadora lo complementó con una tipografía especial.