Víctor Mosquera, de 78 años, se dedica a la bioescultura, es decir, a la elaboración de productos con raíces y cortezas de madera. Foto: Julio Estrella / LÍDERES

Víctor Mosquera, de 78 años, se dedica a la bioescultura, es decir, a la elaboración de productos con raíces y cortezas de madera. Foto: Julio Estrella / LÍDERES

Un artesano da forma a las raíces de los árboles

25 de enero de 2017 13:28

Las formas que moldea la naturaleza en la corteza de los árboles y en sus raíces enamoraron a Víctor Mosquera, un quiteño que vive en el valle de Tumbaco.

El hombre es un emprendedor y, a la vez, un artista que tiene la habilidad de convertir las raíces en hermosas mesas, sillas, lámparas, portaplatos y más.

Mosquera dejó atrás el volante y lo cambió por cuchillas, espátulas y otras herramientas para nivelar la madera. “Fui chofer durante unos 40 años para sostener a mi familia: mi esposa y mis tres hijos”, afirma el quiteño.

Durante ese tiempo, el hombre de 78 años, imaginaba las formas que tendrían sus muebles, la materia prima que utilizaría y otros detalles para sus obras.

Los años pasaron y su sueño se hizo realidad. Levantó su taller, lo decoró con frases referentes a la madre naturaleza y ahí pasa horas elaborando su producto.

Uno de sus primeros muebles fue una mesa, que tenía un tablero en forma de corazón; pero lo que destaca es la parte inferior, ya que las patas son de la raíz de un cedro. “Es la madera más noble”.

Mosquera se considera una persona perfeccionista, que busca que sus productos salgan de lo mejor. Por ejemplo, años atrás, hizo una silla y la sigue perfeccionando, pero dice que aún le faltan correcciones por realizar.

Lo positivo de este emprendimiento es que la materia prima no cuesta nada, porque la naturaleza provee de madera y raíces. Usualmente, Mosquera viaja con destino a la Amazonía ecuatoriana , en el sector de El Chaco, para buscar más raíces y madera. En sus viajes encuentra una serie de raíces con diferentes formas, tamaños, colores. Lo único que hace el artesano es colocar barniz para que sus muebles brillen. “No coloco pintura, porque los colores de la tierra son fascinantes”.

La inversión de este negocio no es alta. Llega a unos USD 60. Lo que importa es la inversión física, que deposita en cada pieza.

En el taller de Mosquera se observan obras en proceso como las lámparas pequeñas, que son ideales para las habitaciones o la sala. O, también, hay portaplatos para la cocina, que se usa para acomodarlos sobre el mesón.

En este camino como artesano de la madera, Mosquera no estuvo solo, ya que contó con el apoyo de su esposa Beatriz Arroyo, quien tiene 80 años. Ella no sabe tallar la madera, pero siempre le apoyó anímicamente. “Le atiendo en lo que él me pida, le ayudo y más”.
Asegura que varias personas han venido a aprender de su arte y a comprar sus piezas, sin embargo, no muchos lo valoran. “Es un trabajo fuerte, ya que las raíces se traen del Oriente y, en ocasiones, se lo hace en bus”.

Los precios de las mesas oscilan entre USD 50 y 60. El monto mensual supera los USD 100.
Hace un año, Mosquera decidió dar un paso importante. Se involucró en un grupo de personas, que buscan recuperar los saberes ancestrales: Raiz.ec. “Es una oportunidad para crecer como artesanos y rescatar estos saberes valiosos, que conocemos las personas de la tercera edad”.
Jairo Calupiña, representante de Raiz.ec, una casa hospedaje en el que se viven experiencias ancestrales, señala que lo que más le gusta de Mosquera es que elabora sus obras con un inmenso amor a la naturaleza. “Es de las personas que aman y disfrutan de la naturaleza. Además, fomenta la unidad en el grupo de Raíz”.

Otro aspecto positivo del emprendimiento de Mosquera es que no corta los árboles para sacar la materia prima. Al contrario, utiliza los que otros tumbaron o los que se cayeron de forma natural. “No talo árboles sino busco lo que mi madre naturaleza me deja”
.
Fernando Torres es un amante de las esculturas en madera y gusta comprar muebles o adornos con este material. Le encantan.

Él ha recorrido varios sectores del país en busca de artesanos que trabajen en madera. “Me encantan los trabajos y los apoyo”.