La industria del libertinaje aprovecha el auge del portal para impulsar otras webs que seleccionan hoteles o suministran falsas pruebas para excusarse ante un cónyuge curioso. Foto: Archivo/ El Comercio

La industria del libertinaje impulsar otras webs que seleccionan hoteles o dan falsas pruebas para excusarse. Foto: Archivo/ El Comercio

Agencia EFE
Carlos Abascal Peiró
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En Francia, el mercado del adulterio en línea enciende la polémica

24 de febrero de 2015 12:03

Patria literaria del adulterio, actualmente Francia digiere las provocativas campañas del popular portal de encuentros extraconyugales Gleeden, ajeno a los embates legales de varios colectivos católicos y alimentado por una clientela más que fiel.

Hace apenas unas semanas, el parisiense Salon du Mariage, una feria dedicada al sector nupcial, descubría al público un puesto anónimo que, presidido por una manzana mordida, permitía leer el mismo eslogan que apadrinó el nacimiento de Gleeden en 2009: "Ser fiel a dos hombres es ser dos veces fiel".

Con un público objetivo entre los 35 y los 50 años y "concebida por y para mujeres", la página web francesa argumentó entonces su éxito con datos propios: mientras que el 50 % de las parejas acababa separándose, la otra mitad se las ingeniaba penosamente para prolongar la primera euforia sexual.

La fórmula, engañar a un marido con otro marido, que habría fascinado a Madame Bovary, pronto convirtió a Gleeden en el seísmo social de un país donde, según un sondeo reciente, más del 40 % de los matrimonios es infiel y que, junto a Italia, lidera con holgura la liga europea del adulterio.

Ajena al bullicio, la autodenominada industria del libertinaje aprovecha el auge del portal para impulsar otras webs que seleccionan hoteles disponibles en el perímetro de la pareja, o que suministran falsas pruebas -de congresos imaginarios a viajes inexistentes- para excusarse ante un cónyuge curioso.

"Buscamos revertir ese mito masculino del adulterio, dar el protagonismo a las mujeres", agrega. En el departamento de Yvelines, al oeste de París, municipios como el de Versalles retiraron la publicidad de la página de contactos de sus marquesinas -una mujer que muerde una manzana en una relectura sexy del mito de Eva- ante las quejas de algunos vecinos.