El trabajo social es parte de la vida de Ramos. Foto: Cortesía

El trabajo social es parte de la vida de Ramos. Foto: Cortesía

La belleza y la ayuda social marcan su camino

5 de junio de 2017 18:56

La belleza es el eje de los negocios y de la vida de Luisa Ramos. Con ella, esta migrante ecuatoriana educó a sus hijos, dio empleo a sus compatriotas y triunfó en un país ajeno y lejano a Ecuador.

En 1988, esta oriunda de Azogues viajó a Estados Unidos para comenzar una nueva vida. Su objetivo, al igual que el de muchos ecuatorianos, fue el de conquistar el país norteamericano.
El camino no fue fácil y estuvo lleno de obstáculos. El primero fue el viaje a EE.UU., por los riesgos de la emigración irregular. Cruzar la frontera a pie cargada a su primer hijo, Juan Carlos Ramos, que tenía dos años, o pagar a un extraño para que le ayude a pasar la frontera fue parte de las situaciones que vivió Ramos.

El segundo gran desafío fue sostener a su familia y para ello buscó trabajo en lo que le gusta: la estética y la cosmetología.

Su primer trabajo fue en Manhattan, en un gabinete de belleza, donde aprendió más sobre la industria de la cosmética.

En ese espacio, además, se llenó de fuerzas para abrir su primer negocio: una sala de belleza, donde realizaba cortes y tintes de cabello, maquillaje, cuidado de la piel y otras tareas de belleza.

En 1999 abrió su primer local. Fue un espacio sencillo, pero la comunidad de hispanos empezó a crecer y con ello su negocio.

La acogida fue tal que abrió cuatro centros estéticos más en diferentes puntos de Long Island, una isla del estado de Nueva York.

Como buena emprendedora, Ramos no se quedó solo con sus locales; al contrario apostó por una idea más atrevida: la elaboración de una línea de productos con su marca J. Ramos NY y Luisa’s Magic. Estos ayudan al cuidado del cabello, que es la especialidad de esta emprendedora y madre de tres hijos que siguen sus pasos y cuidan su negocio.

Sus hijos Juan Carlos, Richard y Kimberly no solo ayudan a su madre en los gabinetes de belleza, sino que estudiaron profesiones similares a las de su mamá para juntos apoyar al crecimiento de este negocio familiar. Por ejemplo, su tercera hija estudió estética y belleza corporal, relata con entusiasmo Ramos, quien se considera una madre cariñosa.

Emprender en tierra ajena requirió de una dedicación total de Ramos y de una visión de negocios única. Su tarea abrió las puertas a sus compatriotas y a latinoamericanos, que buscan una oportunidad en EE.UU.

Ciudadanos de Ecuador, Guatemala, México, Puerto Rico, Colombia, Perú, Honduras, República Dominicana y estadounidenses han pasado por sus gabinetes. Ellos no solo trabajaron sino que aprendieron más sobre la industria de la belleza.

“Es una alegría poder acoger a compatriotas en los locales y ayudarles a que se levanten”.
El hermano de Ana María Caraballo, locutora y directora de una radio de EE.UU., trabajó junto a Ramos y fue una experiencia enriquecedora, explica la presentadora oriunda de Puerto Rico.

Ella conoció a ‘doña Luisa’ -como le dice de cariño- en 1998 en un evento organizado por la radio. Desde ese momento, la considera como parte de su familia, porque es un ícono para la comunidad ecuatoriana y latinoamericana.

“Es una tremenda persona y madre ejemplar. Todos aprendemos de su esfuerzo y ánimo”.
Caraballo destaca la atención en cada uno de los locales de Ramos, donde se explica cada uno de los procedimientos estéticos que se realiza a los clientes.

La locutora, además, recuerda con alegría que Ramos apoya en las colectas para los latinoamericanos que necesitan una mano en Estados Unidos.

Luisa Ramos también es un ícono en su país y suma reconocimientos de quienes la conocen. Manuel Caizabanda, alcalde de Pelileo (Tungurahua), destaca el profesionalismo en el trabajo de esta máster en barbería, título que sacó en Nueva York.

Para él, la mujer representa un ícono para los compatriotas que buscan una nueva tierra para emprender. “Luisa es un ejemplo para nosotros porque es una gran empresaria y ser humano”.

Los planes de Ramos aún no acaban. Tiene más proyectos en mente y uno de ellos es exportar sus productos. Además, abrirá más peluquerías en EE.UU., en Ecuador y el resto de Latinoamérica. Ella ya armó su cronograma y se puso estas metas.

Así que en 15 años cuando tenga 67 años espera cumplir estos sueños. No será difícil para una mujer como Ramos, quien saltó fronteras y estampó su marca en la hermosa Long Island.

Para ella, quien es una amante del cebiche ecuatoriano, la clave del éxito es la unión y lo ha comprobado durante sus 30 años de lucha por su sueño americano.