Diego Reyes Luzuriaga (hijo) y Diego Reyes Vega (padre), están al frente de la empresas de calzado Anndy. Foto: Paúl Rivas / LÍDERES.

Diego Reyes Luzuriaga (hijo) y Diego Reyes Vega (padre), están al frente de la empresas de calzado Anndy. Foto: Paúl Rivas / LÍDERES.

Calzado Anndy: Padre e hijo, con las botas puestas

1 de March de 2015 13:43

Un crédito de 19 millones de sucres, otorgado por la Corporación Financiera Nacional (CFN), en junio de 1990, hizo realidad el sueño de Diego Reyes Vega: tener su propio negocio y pasar más tiempo de calidad junto a su familia.

Ingeniero civil de carrera, Reyes trabajaba a tiempo completo en aquella época en el Ministerio de Obras Públicas y tenía que viajar mucho al suroriente del país, para la construcción de carreteras.

Esta situación le mantenía separado de su familia, especialmente de su esposa Elsa Luzuriaga, quien además trabajaba en Petroecuador y también tenía que lidiar con horarios complicados y labores fuera de Quito. Por ello, la pareja decidió incursionar en la actividad empresarial y pidió el crédito (USD 23 000, al cambio de la época), para comprar maquinaria y contratar personal.

Aunque no tenían experiencia directa con la elaboración de calzado, Diego Reyes Vega cuenta que identificó la oportunidad de suplir la demanda de zapatos de calidad y buenos acabados.

Comenzaron con la elaboración de zapatos escolares ‘en un par de cuartos de su hogar’, en la ciudadela Atahualpa (sur de Quito) y la colaboración de seis personas.

El cuero, materia prima del calzado, debían traerlo en bus o en camioneta desde Ambato, porque no tenían un vehículo propio, recuerda Reyes Vega. Sus modelos se vendían en diferentes tiendas multimarca de la capital.

Con el pasar de los años fueron extendiendo su mercado hacia el segmento juvenil y de adultos. En 1999, meses antes de la dolarización y en medio de la crisis bancaria, tomaron el riesgo de hacer un nuevo préstamo y ampliar la fábrica y su producción.

El crédito les sirvió para comprar un galpón en el sur de Quito, adquirir más maquinaria y pagar al personal para fabricar zapatos.

Con la nueva infraestructura, decidieron extender sus modelos hacia las botas de trabajo, principalmente para guardias, paramédicos y cocineros.

“Buscamos tener un producto no solo que esté bien terminado, sino que se vea bien y sea atractivo”, explica Diego Reyes Luzuriaga, el hijo de los esposos Reyes Luzuriaga, quien tomó la posta en la gerencia de la empresa.

La marca Anndy no se relaciona con algún miembro de la familia, es una abreviatura de Andino Industria del Calzado, el nombre inicial de la empresa.

Bajo una mirada más dinámica de mercado, Anndy cambió de logo y puso énfasis en el diseño, para posicionarse como una marca propia, cuenta Reyes Luzuriaga.

Esta gestión fue acompañada por la apertura, en el 2010, de dos tiendas propias en el Quicentro Sur y El Recreo, de venta exclusiva de la marca, además de un outlet.

El Gerente añade que el reforzamiento de la marca vino de la mano de la contratación de un publicista que realizó una sesión fotográfica con los modelos de zapatos y rediseñó la página web.

La presentación de cada modelo de bota casual o zapato de vestir es el resultado de un diseño exhaustivo, que toma algunas semanas, cuenta Reyes Luzuriaga.

Destaca que actualmente están negociando la apertura de una franquicia en Nueva York y la posibilidad de hacer contactos en una feria de exportadores en junio próximo, en Guayaquil, para vender sus productos en el exterior.

Bladimir Parra junto con su familia son clientes de la marca desde hace tres años, por la calidad de los productos. Indica además que existe un contacto directo y personal con el fabricante, lo que le da seguridad como cliente.

Juan Carlos González, de la empresa de Seguridad Securitas, también destaca la alta calidad del producto. “Pedimos que las botas tengan mínimo un año de garantía y eso se ha cumplido”, dice.