El cliente viaja siempre y tiene más de 40 años

El consumidor de ropa y accesorios de lujo es exigente a la hora de escoger el producto. Según los expertos consultados, su edad promedio supera los 40 años.

Iván Vaca, director de la firma de estudios de mercados Alvimerc y catedrático de la Universidad de las Américas, explica que una marca de lujo tiene que ver con procesos aspiracionales y percepciones de la gente, fundamentados en la experiencia.

El estrato socieconómico marca la expectativa del cliente, según Vaca. Esto se refleja en los artículos que ellos consideran de lujo y el acercamiento o afinidad que tienen por una determinada marca.

Las clases medias, por ejemplo, tienen una mayor aspiración de alcanzar y participar en el consumo de productos de lujo. “Cada vez más gente se esfuerza por entrar en un segmento visto como exclusivo”, dice Grace de Díaz, gerenta de Comercialización de DK Management.

Para la diseñadora Paulina Anda, el consumidor ecuatoriano “tiene hoy en día más acceso a objetos de lujo, que son algo muy aspiracional. Este mercado está atado a la exclusividad, que también determina un costo mayor al de una línea regular”. En el caso de Anda ella maneja dos líneas: Makiatto (comercial) y Paulina Anda (personalizada para cada cliente).

Diego Guarderas, gerente de la división de lujo de Almacenes Juan Eljuri, describe al comprador de accesorios de lujo como “un cliente educado, que conoce de las marcas de lujo porque ha viajado”.

Además, señala que cada vez los consumidores son más jóvenes e inician desde los 30 años. Pero aclara que el cliente por excelencia supera los 40 años y tiene altos ingresos.

Según Nancy Jordán, administradora de Brand’s Collection. Hoy, “la gente sabe qué está de moda, los colores y las tendencias. El consumidor es más exigente e informado a través de Internet o viajes”. Pero esto también representa una competencia, pues compra su ropa en el exterior.