El talabartero Alonso Buitrón, de Cotacachi, muestra orgulloso parte de su última producción de zamarros. Foto: Francisco Espinoza para LÍDERES

El talabartero Alonso Buitrón, de Cotacachi, muestra orgulloso parte de su última producción de zamarros. Foto: Francisco Espinoza para LÍDERES

40 años confeccionando zamarros

26 de junio de 2017 14:54

Todo parece haber confabulado para que Luis Alonso Buitrón sea el diseñador de prendas de cuero, que visten tanto indígenas como mestizos.

Este artesano de Cotacachi, en Imbabura, lleva 40 de sus 70 años de vida confeccionando zamarros, chalecos y fustas de cuero. También, hace sombreros, de ala ancha y copa alta, de cartón.

Esa es la vestimenta infaltable que lucen los danzantes, especialmente, del Inti Raymi (Fiesta del Sol, en español) y los jinetes que participan en los diferentes paseos del chagra en el país.
La vocación de Buitrón era ser músico. Incluso, se trasladó a Quito para estudiar en el Conservatorio Nacional de Música, pero asegura que no pudo cursar la carrera porque la institución cerró temporalmente sus puertas.

Luego viajó a Bogotá, Colombia, para cultivarse en esa misma carrera. Sin embargo, no pudo cumplir su sueño por falta de recursos económicos. En esa urbe se casó con Fany Bejarano y empezó a trabajar en un taller de manufacturas de artículos de piel, como carteras, bolsos y maletas.

El oficio no era desconocido para Buitrón, pues su padre, Alonso, era un conocido talabartero en el cantón imbabureño. El patriarca fue especialista en la confección de artículos para viajeros.

Tras permanecer tres años en Colombia, Buitrón retornó a Ecuador para visitar a su familia. Pero, días antes de regresar a Bogotá murió su progenitor. El repentino fallecimiento le obligó a quedarse en su ciudad natal.

Ahí decidió abrir su propio taller y empezar la fabricación de los zamarros. Estas especies de pantalones se los elaboran con pieles de chivo o llama, cuero y hebillas metálicas.

Una de las cosas que inspiró a este obrero para incursionar en esta rama es el baile que realizan, a partir del 21 junio, los indígenas de la localidad para rendir homenaje a la Pachamama (Madre Tierra) y al Taita Inti (Padre Sol), que coincide con el solsticio de verano.

Para esta temporada los trabajos empezaron desde febrero pasado. En los cinco meses alcanzó a confeccionar 50 zamarros. Fabrica uno en un día y medio.

Una de las cosas más difíciles es la provisión de las pieles, especialmente de chivo. Yurisan Buitrón, hija mayor del artesano, desde Cuenca, ciudad en donde reside, le ayuda a conseguir por Internet la materia prima.

Alonso Buitrón ha visitado Saquisilí, Latacunga, Ambato, Riobamba y Guaranda para adquirir las membranas. Asegura que cada pieza de piel de chivo, la adquiere hasta en USD 200. Para confeccionar un zamarro se necesita dos. En tanto, una de llama no supera los USD 50. Por ello, el costo de cada prenda fluctúa entre USD 130 y 450. Los zamarros de pelaje largo son más costosos.

Por estos días, este taller, que está ubicado en la calle 10 de Agosto, en el centro de Cotacachi, es quizás uno de los más visitados porque los zamarros están de moda este mes. El lunes pasado, Mauricio Bonilla llegó de la comunidad de La Calera para cotizar un zamarro de piel de chivo para él y otro para su hijo Alexis, de 8 años. Le costaba USD 510.

Los pantaloncillos se exhiben en dos aparadores. Hay de colores negro, café y blancos. Estos últimos son los de mayor demanda y los pedidos llegan incluso desde los cantones Pedro Moncayo y Cayambe, en el norte de Pichincha. En el caso de los danzantes kichwas los tonos los diferencian entre una comunidad y otra.

Los vecinos de Morochos, por ejemplo, prefieren las prendas blancas. Los zamarros representan el poder de las comunidades indígenas de forma colectiva.

El taller de Buitrón, ahora conocido como El Zamarro del Poder, forma parte de la Ruta del Cuero, una propuesta turística impulsada por el Municipio local para aprender y valorizar talleres artesanales que funcionan por cerca de medio siglo de vida, señala Verónica Cerpa, jefa de turismo del Cabildo local.

En el recorrido, que tiene una duración de tres horas, también se visita una curtiembre artesanal, un taller de curtiduría y repujado, otro de instrumentos andinos y finaliza en el Museo de las Culturas.

A los visitantes se les explica que la producción de cuero de Cotacachi trasciende antes de la presencia española, pues se elaboraban rústicamente indumentarias y artículos con piel de soche. Así se asegura en las crónicas locales.