Óscar Vargas, de la Diócesis de Ambato, recauda dinero para bancos comunales en Baños. Foto: Glenda Giacometti/ LÍDERES.

Óscar Vargas, de la Diócesis de Ambato, recauda dinero para bancos comunales en Baños. Foto: Glenda Giacometti/ LÍDERES.

Redacciones Quito, Cuenca, Sierra Centro y Sierra Norte (F- Contenido Intercultural)
Descrición
¿Te sirvió esta noticia?:
Si 11
No 0

La economía popular y solidaria se desacelera

28 de febrero de 2016 15:38

El sector de la economía popular y solidaria siente los efectos de la desaceleración económica que viven distintos sectores de la economía nacional. Para actores y voceros de entidades de este segmento, el 2015 fue un año similar al 2014.

Según Javier Vaca, director ejecutivo de la Red Financiera Rural (RFR), se percibe una desaceleración que llevó a cerrar con niveles similares entre los años mencionados. “No existe un crecimiento neto año a año, a diferencia de los bancos que tuvieron una contracción”.
Vaca aclara que hubo entidades que crecieron y otras que no lo hicieron, pero en promedio el sector se mantuvo igual al 2014.

No obstante, al comparar enero del 2015 con el mismo mes de este año, las estadísticas de la Superintendencia de la Economía Popular y Solidaria (SEPS) muestran un crecimiento de la cartera y de los depósitos en las cooperativas agrupadas en los segmentos 1 y 2, que suman el 67% de socios y el 83% de la cartera total del sistema popular y solidario.

Los depósitos en esos segmentos pasaron de USD 5 167 millones en enero del 2015 a 5 310 millones en enero de este año; es decir, crecieron 2,7%. Por su parte, la cartera bruta evolucionó de USD 5 093 millones a 5 397 millones, en el mismo período, con un crecimiento de casi 6%.

Según el director de la Unión de Cooperativas de Ahorro y Crédito del Sur (Ucacsur), Juan Pablo Guerra, estas entidades no son ajenas a las circunstancias por las que atraviesa el país, pero debido a las estrategias de cada una, “las cooperativas han tenido un crecimiento el 2015, que se está viendo reforzado durante este año, porque hay un incremento en las captaciones”, dice Guerra.

En años anteriores, agrega, se mantenían crecimientos que oscilaban entre el 15 y 20% en activos y el año pasado, el aumento fue del 3 al 5% en las cooperativas de todo el país. Esa desaceleración se dio principalmente por la situación del país que generó incertidumbre. Según el ejecutivo, hubo socios que usaron sus ahorros para consumo primario.

Vaca aclara que al analizar a este segmento es necesario hacer una distinción por la heterogeneidad bastante grande de sus actores (ver página 13). “El hecho de estar divididas en segmentos según sus activos es muestra de que existen diferente tamaños y niveles de preparación” .

Las cooperativas del segmento 1, que tienen activos por más de USD 80 millones, están mejor preparadas, según Vaca. “Antes de ser controladas por la SEPS estaban reguladas por la Superintendencia de Bancos y tienen otro nivel de avances en aplicación de normas, por ejemplo”.

Las cooperativas del segmento 2 ya tienen normativa de la Junta de Regulación Monetaria y Financiera, y por su tamaño pueden manejar temas como administración de riesgos o aportes al fondo de liquidez. “Pero las más pequeñas tienen algo de dificultad al no haber tenido mayor supervisión y deben cumplir temas técnicos como manuales o procesos para combatir el lavado de activos. Entonces deben invertir en procesos y se limita la posibilidad de expandir sus servicios”.

El nivel de morosidad inquieta

Ante la desaceleración económica, el sector enfrenta una serie de desafíos para este año. Entre los retos que señalan los expertos se encuentran la revisión de metodologías, mayor cautela al diversificar productos o al pensar en abrir nuevas oficinas, priorizar gastos e inversiones y controlar los índices de morosidad.

El director de la Unión de Cooperativas de Ahorro y Crédito del Sur (Ucacsur), Juan Pablo Guerra, comenta que el trabajo para este año se enfoca en ser muy responsables con los socios, “con el ajuste de las metodologías, nuevos productos, manejo presupuestario y planificación, porque la idea es garantizar que las cooperativas sigan creciendo a pesar de la crisis”.

Para Guerra, todo problema en la economía de un país afecta a la capacidad de pago de las personas y por eso en el sector cooperativo hubo un aumento de morosidad. Él dice que cualquier aumento preocupa para mejorar las estrategias; sin embargo, no hay un despunte importante.

Según Javier Vaca, de la Red Financiera Rural, la morosidad del sector oscila entre el 3 y el 8% en las cooperativa de la Red. “Es una cifra mayor a las de años pasados. Antes no superaban el 7%, pero si se llegara a dos dígitos sería más preocupante”.

Vaca sostiene que el incremento de la morosidad es un efecto de la desaceleración que atraviesa la economía nacional y del crecimiento agresivo de algunas cooperativas que abrieron más oficinas y que priorizaron colocar más créditos en el mercado.

El comportamiento del mercado se siente en  la demanda del crédito

La recesión económica comenzó a sentirse. En el taller de Margoth Albán dedicada a la fabricación de cajones de madera para transportar fruta, las ventas bajaron en un 40%. Eso complica reunir el dinero para cancelar las mensualidades en el grupo de mujeres que integran el banco comunal del caserío La Merced, ubicado en el cantón Baños, en Tungurahua.

Sus 16 integrantes recibieron créditos de entre USD 100 y 5 000. Este es uno de los 250 bancos comunales que benefician a más de 16 000 habitantes del sector campesino e indígena, de los nueve cantones de la provincia.

La iniciativa es impulsada por el proyecto de Promoción de la Mujer de la Diócesis de Ambato, que también implica programas de salud, nutrición y capacitación dirigida a las madres de familia, hijos menores de 6 años.

Óscar Vargas, asesor de microfinanzas del banco comunal, dice que por la crisis los clientes bajaron los montos de los créditos. Eso ocurre, porque las ventas de los productos bajaron, aunque el número de socias se mantiene.

Con los recursos económicos se financian pequeños emprendimientos, como talleres de costura o criaderos de pollos o de animales menores (cuyes y conejos). También, lo emplean para la adquisición de ganado ovino, fertilizantes y semillas para la agroproducción, y que genera buenos resultados.

Ángel Rodríguez, director de Proyectos de la Pastoral Social, explica que el 95% de las personas que consiguieron un crédito tiene su pequeño negocio. Eso les permite tener ingresos extras o mejoraron su condición de vida, en los nueve cantones de la provincia.

También cuenta que pese a la recesión económica, los bancos continúan trabajando con normalidad. “No se ha sentido una disminución en el número de socios y de grupos. Los montos se mantienen hasta USD 5 000. La estrategia que aplican es que se escoja bien a las personas que van a recibir el crédito, que no tengan antecedentes de morosidad”. La cartera vencida es del 3%.

En Tungurahua, Cotopaxi, Chimborazo, Pastaza y Bolívar, 350 cooperativas de ahorro y crédito están en funcionamiento. No hay un número preciso de los bancos o cajas comunales.
Carmen Ubidia, intendenta de la Zonal 3 de la Superintendencia de Economía Popular y Solidaria, asegura que las cooperativas y financieras son controladas para evitar problemas económicos. El año pasado, cinco cooperativas quebraron. “Fue por el mal manejo de los administradores. Al momento, el sector cooperativo es confiable”.

Según Ubidia, el sector financiero (el año pasado), en el total de activos creció en un 5,36% a escala nacional. Asimismo, se capacitó a más de 1 200 organizaciones y esos conocimientos fueron replicados a más personas.

El gerente de la Cooperativa Mushuc Runa, Luis Alfonso Chango, asegura que al haber menos circulante por la crisis, la economía se deprime y eso se siente. En diciembre del año pasado de la entidad financiera se retiraron USD 5 millones, pero en enero de este año se recuperó ese monto en depósitos. Además, la cooperativa capitalizó las utilidades. Para el 2017 se proyectaron utilidades de unos USD 10 millones. “Nos mantendremos en una estabilidad, pero optimizando los gastos. La gente debe confiar en las cooperativas”.

En el norte del país, existe confianza en el sector. Así lo asegura Rommel Alarcón, gerente de la Unión de Cooperativas de Ahorro y Crédito del Norte, que abarca a 44 instituciones de Esmeraldas, Carchi, Imbabura y Sucumbíos.

El dirigente del sector añade que para enfrentar la desaceleración se están tomando acciones. “Como una estrategia de estabilidad, las cooperativas de la Unión trabajan para fidelizar a sus clientes, antes de ampliar su mercado para colocar los productos”.

El analista económico Rubén Santacruz comenta que las micro, pequeñas y medianas empresas -principales clientes de estas instituciones- enfrentan una disminución en las ventas por la situación económica del país. “Eso provoca que no tengan para pagar los créditos”.
Pero según Alarcón, la morosidad de las entidades de la Unión se mantiene bajo el 5%, lo que es una cifra adecuada.