En el 2003 las reuniones con el FMI fueron permanentes, como parte de los compromisos de la Carta de Intención. Foto: Archivo

En el 2003 las reuniones con el FMI fueron permanentes, como parte de los compromisos de la Carta de Intención. Foto: Archivo

Ecuador, atado al endeudamiento público durante dos décadas

14 de noviembre de 2017 14:18

La dolarización (2000) sin duda se constituye en un punto de quiebre en el manejo de las finanzas públicas. Antes de la muerte del sucre, el país soportó una severa crisis, que incluso tuvo sus orígenes en el primer ‘boom’ petrolero de los años setenta, que provocó desajustes económicos en los años ochenta y noventa, con permanentes déficits fiscales.

En dicha época la economía nacional sufrió impactos internos y externos: guerra con el Perú (1995), Fenómeno de El Niño (1997), deslave de La Josefina (1993), el ‘crack financiero’ (1999). En lo internacional influyeron las crisis de México (1994), Asia (1997) y Rusia (1998).

Precisamente a lo largo de las últimas dos décadas, el nivel de endeudamiento del país ha surgido en gran medida por la necesidad de financiar los déficit, que han vulnerado la sostenibilidad de las finanzas públicas. El nivel más alto de la deuda se registró durante la crisis de 1999 y bajó a partir del 2000 (ver gráfico), con la Ley Orgánica de Responsabilidad y Transparencia Fiscal.

Los organismos multilaterales de crédito se han constituido en las principales fuentes de financiamiento de los diferentes gobiernos. En ese sentido, la suscripción de un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional en el 2003 se constituye como el convenio más emblemático suscrito con los multilaterales por el nivel de compromisos asumidos; aunque en la última década China subió al podio de los principales acreedores (a septiembre del 2017, el saldo era de USD 7 534,6 millones); y además se suman las preventas petroleras como fuentes de financiamiento.

Debido a la importancia de los ingresos petroleros -y al aumento constante del precio a partir del 2000- se crearon cuentas y fondos específicos (Feirep en 2002, que pasó a ser Cereps en 2005 y contenía al FAC; y Feiseh en 2006), con objetivos claros, como por ejemplo recomprar deuda pública, financiar proyectos hidroeléctricos, entre otros.

No obstante, esos fondos se eliminaron en 2008, con la finalidad de liberar los recursos acumulados para destinarlos en su totalidad a proyectos de inversión pública; y, permitir que los recursos posteriores ingresen directamente al Presupuesto para su administración directa.

A partir del 2007 y con más recursos liberados de los fondos y el precio del crudo al alza -que llegó a superar hasta los USD 100 por barril-, el gasto público y la inversión pública aumentaron. Un ejemplo: el peso del gasto de inversión del Gobierno en el PIB en el 2006 era del 2,8% y en el 2014 pasó al 9,3%.

Si bien el endeudamiento se ha constituido en el músculo de financiamiento del Gobierno, la recaudación de impuestos también ha contribuido. Los ingresos tributarios representaron en promedio, durante el período 1990-1999, el 30% de los ingresos, y entre 2000 y 2017, cerca del 40%. La recaudación de impuestos muestra un alza progresiva en términos del PIB desde el 2000, debido, entre otros factores, al crecimiento de la economía; reformas tributarias orientadas a elevar la recaudación; salvaguardias; mayor gestión del SRI y, buenos precios de exportación del petróleo, que influyen en la recaudación del impuesto a la renta y el IVA.