Patricio Jiménez, gerente del emprendimiento La Casa de las mil lámparas, fabrica lámparas que son utilizadas para decorar casas antiguas, haciendas, coloniales... Foto: Glenda Giacometti / LÍDERES

Patricio Jiménez, gerente del emprendimiento La Casa de las mil lámparas, fabrica lámparas que son utilizadas para decorar casas antiguas, haciendas, coloniales... Foto: Glenda Giacometti / LÍDERES

Modesto Moreta (I)
redaccion@revistalideres.ec
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Las lámparas para casas coloniales están en Latacunga

7 de junio de 2016 09:37

Las ideas de los clientes se hacen realidad en la Casa de las mil lámparas. Esta empresa latacungueña se especializa en la producción de lámparas artesanales hechas a mano para la decoración de casas coloniales, de hacienda, tipo rústico o para todo tipo de hogar.
Este emprendimiento tiene una cartera de 200 modelos y diseños para generar un ambiente atractivo y acogedor.

La microempresa inició como un pequeño taller hace 50 años a cargo de su propietario Jorge Jiménez. Hace 20 años, su hijo Patricio asumió la dirección del negocio tras aprender, desde pequeño, el oficio de su progenitor. En este taller el hierro forjado toma forma en elegantes y vistosas lámparas tipo farol, de yunta y más.

La calidad, el cumplimiento, la creatividad, el amor y las ganas son parte de la estrategia de este negocio. En la actualidad la empresa funciona en el ingreso a Latacunga, en Cotopaxi. Allí está el centro de exhibición y ventas. El emprendimiento factura mensualmente unos USD 3 000.

Patricio Jiménez, gerente de La Casa de las mil lámparas, cuenta que a finales de 1999 efectuó una inversión de USD 30 000 en el montaje de una sala de exhibición; antes tenían en arriendo un pequeño almacén de exposición. Los recursos económicos lo invirtieron en el equipamiento de este nuevo local.

Hasta octubre del 2015, la Casa de las mil lámparas contaba con 11 colaboradores, sin embargo, la falsa alarma por la supuesta erupción del volcán Cotopaxi y la crisis económica hizo que redujeran en un 50% la mano de obra y las ventas bajarán más del 60%. “No hemos logrado recuperarnos en las ventas y no existe el apoyo del Gobierno para reactivar la economía de Latacunga, como sí lo está haciendo en las zonas afectadas por el terremoto”, afirma Jiménez.

Los principales clientes se reparten en todas las ciudades del país. “La mejor propaganda es el que da un cliente satisfecho. Eso ayuda a atraer a más personas que buscan nuestros productos y servicios. Lo importante es que acá les fabricamos todo lo que el cliente solicite”.

Este emprendimiento también trabaja con municipios y juntas parroquiales para decorar parques, calles y avenidas con postes y lámparas decorativas. Además, adorna complejos recreativos, hosterías, casas de hacienda y las más modernas. “Diseñamos de acuerdo a lo que desea el cliente y luego los plasmamos en el lugar”, manifiesta el propietario.

Su esposa Sonia Chicaiza asegura que convierten en realidad todos los diseños y modelos que el cliente entregue o desee. El trabajo es en hierro forjado, fundición en aluminio, madera y otros materiales. Chicaiza se graduó en docencia en inglés, pero no ejerció su profesión porque se dedicó a apoyar a su esposo en el diseño de nuevos modelos de lámparas decoradas con vitrales que ella mismo pinta.

Uno de sus clientes es la comercializadora de material eléctrico e iluminación industrial Manirhel, en Quito. Marco Villafuerte, responsable de compras de la firma, explica que hace 10 años trabajan con la firma latacungueña.

También, dice que le proveen de lámparas tipo farol, de yunta y otros modelos, así como de globos de vidrio para reponer en las lámparas de postes de ciudadelas o de casas. “Es un producto de buena calidad el que fabrica la Casa de las mil lámparas. Las ventas crecieron y constantemente adquirimos la mercadería para ofrecerles a nuestros clientes”.

Insignia

Hacemos lo que el cliente pide con calidad

Carlos Zambrano, encargado de producción

Trabajo en la empresa hace nueve años. Estoy encargado de la producción y el control de calidad de los productos. Me inicié como oficial en soldadura y luego aprendí a forjar el hierro. Desde hace tres años me encuentro al frente del taller.

Me encargo del control de cada uno de los productos que aquí elaboramos. El propósito es que el cliente salga satisfecho con lo que ofrecemos. También, estoy al frente de los trabajos en la fragua para forjar el hierro. Aquí damos forma a los diseños y modelos de lámparas que el cliente nos entrega y que tenemos en el catálogo de la empresa.

En nuestra labor la capacitación constante en la soldadura, la pintura y las normas de calidad es lo importante. Eso ayuda para que Casa de las mil lámparas sea reconocida a escala nacional. Nuestras obras están elaboradas en forma artesanal, es decir, hechas a mano. Eso gusta mucho a la gente.