Arturo Castillo. Motivador y prof. de técnicas psicorrelajantes
Descrición
¿Te sirvió esta noticia?:
Si 0
No 0

'El trabajo femenino aún vale menos'

Ningún eufemismo sirve para justificar la inequidad salarial y de oportunidades laborales que afrontan las mujeres. Ningún argumento que valide la asimetría en el ejercicio de liderazgo empresarial.

Una estructura social intransigentemente patriarcal, que tuvo larga vigencia, negó a la mujer acceso a la educación. Su ámbito obligado y restringido fue la familia, el rol de madre y esposa; económicamente dependiente, psicológicamente controlada.

La educación académica, sin embargo, que parecía ser la clave para la integración plena de la mujer a los procesos productivos de la sociedad, a las más diversas expresiones de la cultura, no ha incidido, en la práctica, en el equilibrio de oportunidades, en la equidad de género.

Resulta difícil explicar este estado de cosas, salvo por el prejuicio masculino. Hay un trasfondo psicológico, una visión sesgada de la realidad, que sostienen ese statu quo, un mundo gobernado por hombres, que tienen temor de perder el poder, que no admiten que las mujeres son perfectamente competentes para lidiar con temas concretos.

La condición femenina, tal como la percibió Simone de Beauvoir, parecería aún prevalecer en la sociedad de nuestros días. Su realidad de excluida, de sombra perpetua del hombre, encargado de asignarle un lugar, hace que sus posibilidades de expresión, en la generalidad de los ámbitos, tenga la impronta de la 'inferioridad'.

"La inferioridad de la mujer proviene de que desde un comienzo se limitó a repetir la vida, en tanto que el hombre inventaba razones para vivir", sostenía Simone de Beauvoir.

Así, la condición femenina se convierte en un mandato social, que tiene como propósito limitar a la mujer al rol de la maternidad, al cuidado de la familia, convirtiéndola, además, en garante de la moralidad imperante.

La expresión del antropólogo James Frazer, "Los hombres hacen los dioses, y las mujeres los adoran", resulta contundente. En definitiva, lo económico y lo ocupacional son ámbitos que evidencian un viejo 'impasse' entre mujeres y hombres. Una visión optimista hace pensar que los nuevos tiempos están reivindicando a la mujer, que su presencia en los asuntos públicos, por ejemplo, es más frecuente; sin embargo, aquello sigue siendo excepcional.

los nuevos tiempos están reivindicando a la mujer, sin embargo, aquello sigue siendo excepcional.