Frans Yovani Galván es el fundador del taller Arte Precolombino Uku Pacha. Foto: Vicente Costales / LÍDERES

Frans Yovani Galván es el fundador del taller Arte Precolombino Uku Pacha. Foto: Vicente Costales / LÍDERES

Este local exhibe piezas con identidad precolombina

21 de junio de 2017 15:38

Al fondo de la galería Diablo Huma, del Hotel Patio Andaluz, ubicado en el Centro Histórico de Quito, lucen sobre una pared las diferentes piezas del taller Arte Precolombino Uku Pacha.

Hay máscaras de personajes de las fiestas Raymi, del danzante del sol y otras reproducciones de piezas arqueológicas, de culturas con antigüedades de hasta 2 500 años.

También hay espejos con diferentes simbologías: calendarios de sol y luna, los cuatro elementos de la naturaleza (agua, fuego, aire y tierra) y la cruz de los pueblos que se asentaron al norte (Carchi Pasto) y sur (incas) del país.

En todas las piezas que se exhiben destaca el uso del color y la utilización de metales y piedras preciosas.

Arte Precolombino Uku Pacha fue fundado en 2011 por Frans Yovani Galván, quien hoy lo administra, en sociedad con Bolívar Romero y Julia Jaramillo.

El acercamiento de Frans con las culturas ancestrales del Ecuador se dio en los 10 años que trabajó como coordinador de proyectos en el Museo Etnohistórico de Artesanías del Ecuador Mindalae.

Las ganas de emprender un negocio propio y el formar parte de un grupo de buscadores del conocimiento ancestral andino lo impulsaron a concretar el proyecto del taller, ubicado en Conocoto.

La producción de las piezas parte de un diseño en arcilla roja, sobre el cual se trabaja el modelo. Luego las piezas se llevan al horno en reproducciones en serie. Posteriormente, pasan por la etapa del secado, que puede durar semanas, y finalmente, los acabados a mano y las pruebas de color.

“Todo parte de una investigación y se les da un valor agregado a las piezas sin alterar su significado intrínseco”, comenta Bolívar, quien investigó por muchos años sobre la arquitectura ancestral y tradicional como arquitecto.

El taller cuenta con 12 modelos de espejos, 22 de máscaras y alrededor de 30 objetos en cerámica, entre ellos piezas rituales como el tótem andino.

Al mes producen cerca de 200 piezas, que son exhibidas para su venta en 15 galerías en Quito.

En la galería Diablo Huma se exhiben los trabajos del taller desde 2014. Gabriela Caicedo, propietaria, dice que cuentan con una ubicación privilegiada porque son bastante apreciadas por los clientes. “A los turistas le gusta aprender de nuestra historia. Les fascina el simbolismo”.

En esta apreciación coincide Paulina Cruz, propietaria de la Galería Terracota, ubicada en el sector La Ronda, del Centro. “Sus piezas tienen buena acogida porque a los extranjeros les llama la atención la cultura precolombina”, dice Cruz, quien agrega que además son productos de muy buena calidad.

Romero reafirma que quienes más consumen sus piezas son los extranjeros. “El ecuatoriano no conoce o no valora la historia que hay detrás de cada uno de estos trabajos”, lamenta.
Uku Pacha facturó en 2016 cerca de USD 1 600 al mes. Sus socios señalan que fue un año bajo. Este año no han crecido en facturación y con el fin de recuperarse, los emprendedores prevén desarrollar objetos de adorno: platos de porcelana, jarros y otros. También, les gustaría llevar sus piezas a otras zonas turísticas del país, como Cuenca y Baños de Agua Santa.