Las mujeres de Quilla Pacari tiene n su base en San Francisco de Cunuguayay, a 20 minutos de Riobamba. Foto: Glenda Giacometti / LÍDERES

Las mujeres de Quilla Pacari tiene n su base en San Francisco de Cunuguayay, a 20 minutos de Riobamba. Foto: Glenda Giacometti / LÍDERES

Cristina Marquez
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Mermeladas y turismo son la estrategia

22 de mayo de 2017 11:38

Las zanahorias que se cosechan en los huertos de la comunidad San Francisco de Cunuguayay, situada a 20 minutos de Riobamba, son la materia prima de las mermeladas que elabora la organización Quilla Pacari.

Esta agrupación está integrada por 60 mujeres de etnia indígena Puruhá. Ellas recibieron ayuda de donantes privados y organizaciones no gubernamentales francesas en el año 2001, por una gestión hecha por el párroco de Calpi, Pierrick Van Dorpe.

Ese gesto las motivó a organizarse para buscar un ingreso adicional para sus familias, además del que obtienen por sus tareas en la agricultura y la ganadería. “El Padre Pierrick nos habló de nuevas posibilidades para el desarrollo de la comunidad. Al principio, nadie creía que fuera posible porque estamos lejos de la ciudad”, recuerda Delia Paca, presidenta de la organización.

La primera tarea para las socias y sus esposos fue la construcción de un centro comunitario. Ellos aportaron con el terreno y la mano de obra, mientras que el dinero de las donaciones gestionadas por Van Dorpe se utilizó en la construcción de un edificio.

La infraestructura tiene un espacio amplio en la parte inferior, donde actualmente funciona la fábrica y en la segunda planta funciona un comedor, así como habitaciones para alojar a los turistas que llegan y un centro de reuniones. La inversión para ­
poner en pie el lugar bordeó los USD 200 000.

“Todos trabajamos en mingas. Nos organizábamos por turnos para avanzar en la construcción, nos demoramos tres años y cuando al fin lo inauguramos nos sentimos muy orgullosos de al fin tener algo propio”, explica la vocera de Quilla Pacari.

De hecho, la idea de que la comunidad tuviera un espacio propio para reunirse y planificar las actividades fue lo que motivó a las mujeres a reunirse y formar parte de la organización.
Escogieron su nombre, Quilla Pacari, con dos términos kichwas que significan luna y naturaleza, porque según la cosmovisión andina, estos dos elementos les proveen de la alimentación que requieren para vivir.

En un inicio, el emprendimiento comunitario ofrecía servicios exclusivamente turísticos. Las mujeres ofrecían un tour agroecológico, que consistía en llevar a los turistas a las chacras y compartir con ellos sus jornadas diarias en la siembra y el cultivo.

Además, ofrecían alojamiento y comidas típicas para la cena y el desayuno. El paquete aún está vigente y cuesta USD 12 por visitante. Para volver más atractiva a la comunidad, las mujeres también construyeron chozas tradicionales. Así los turistas pueden vivir una experiencia completa. Alojarse allí cuesta USD 15, e incluye una cena y un desayuno.

Pero en el 2007, Pierrick Van Dorpe tuvo la idea de fortalecer el emprendimiento con una fábrica de mermeladas, por lo que dotó a las mujeres de equipos como ollas industriales de cocción, despulpadoras, mesas de acero inoxidable, licuadoras industriales, entre otros equipos.

Además, fue necesario adecuar la fábrica en el centro comunitario para cumplir con todos los requisitos sanitarios.

También recibieron apoyo desde centros de estudios. Técnicos especialistas en la fabricación de alimentos de la Escuela Superior Politécnica de Chimborazo, ­capacitaron a las socias y a sus hijas durante cerca de tres meses. Ellos les enseñaron todo sobre el proceso de elaboración y enva­sado del producto.

Actualmente, cuatro obreras se encargan de todo el proceso. Ellas reciben las zanahorias que cosechan otras socias, las limpian, pelan y despulpan. Repiten el proceso con las frutas que intensifican el sabor de las mermeladas.

Cada mes se procesan cerca de dos quintales de zanahorias, y las emprendedoras los transforman en 200 frascos de mermelada, que se venden en ferias artesanales e institucionales con el nombre comercial Ahuana. El trabajo en equipo es su fortaleza.