Olmedo Cayambe y Luis Acán lideran esta iniciativa turística comunitaria, ubicada en Chimborazo. Foto: Cristina Márquez / LÍDERES

Olmedo Cayambe y Luis Acán lideran esta iniciativa turística comunitaria, ubicada en Chimborazo. Foto: Cristina Márquez / LÍDERES

Una operadora de turismo de 11 comunidades

10 de octubre de 2017 18:10

Las 17 rutas turísticas que ofrece la operadora Puruhá Razurku incluyen aventura, cultura e intercambio de saberes. Esta empresa está integrada por representantes de 11 comunidades indígenas situadas en los páramos de cinco cantones de Chimborazo.

La operadora surgió como una estrategia para que los comuneros pudieran vender sus productos turísticos directamente a los visitantes y sin intermediarios. Antes dependían de operadoras de Quito y Riobamba.

Su oferta incluye recorridos en bicicleta y a pie por las montañas, compartir la rutina diaria de la gente y dormir al estilo nativo, en chozas de adobe y paja, y otras experiencias para acercar a los turistas a las comunidades de una forma más vivencial. El intercambio cultural es otro objetivo del proyecto que se inició en el 2011.

Puruhá Razurku es un término kichwa que significa ‘montañas nevadas puruhaes’. Los comuneros eligieron ese nombre porque los principales atractivos turísticos que se ofrecen en las comunidades indígenas son los páramos, los nevados y volcanes, y los parques nacionales.

En estos sitios se puede practicar ‘trecking’ en varios niveles de dificultad, escalada, camping, ciclismo, senderismo en compañía de guías nativos; además, las comunidades ofrecen espectáculos culturales para los visitantes.

“Queremos mejorar las condiciones de vida de las comunidades y generar ingresos y fuentes de trabajo. Por eso todos los habitantes de las comunidades están involucradas con el proyecto”, cuenta Olmedo Cayambe, gerente del emprendimiento.

Pero contar con una empresa propia fue toda una lucha. Cuando las comunidades se organizaron para ofertar productos turísticos, hace casi 15 años, los ingresos eran bajos. No tenían publicidad y la mirada de los turistas nacionales siempre estaba puesta en los balnearios y la playa.

“Muchos estaban decepcionados porque pensaban que nadie iba a llegar. Pero teníamos fe en el proyecto y convencimos a los mayores de continuar y cuidar los páramos”, recuerda Cayambe.

Antes de iniciar el proyecto, fue necesario recuperar los páramos que estaban afectados por el exceso de pastoreo ovino y por el avance de la frontera agrícola. Convencer a la gente de reemplazar los borregos, que eran la principal fuente de ingresos, fue el desafío más importante.

Una estrategia consistió en reemplazar los borregos por camélidos nativos de la región andina que no dañan al medioambiente, como alpacas y llamas. Organizaciones no gubernamentales y el Gobierno Provincial de Chimborazo respaldaron el proyecto.

El segundo paso fue la capacitación. Al menos 30 personas se formaron como guías nativos, mientras que mujeres y adultos mayores aprendieron nuevas técnicas para elaborar artesanías de alta calidad con fibras de alpaca.

Cuando cada comunidad logró consolidar un producto turístico atractivo, finalmente estuvieron listos para asociarse y fundar una operadora propia. La empresa oferta 17 recorridos diferentes que cuestan entre USD 60 y 120.

En promedio reciben entre cuatro y cinco grupos al mes, pero cuando inicia la temporada alta la agenda se llena y hay recorridos casi a diario. Los recursos se reinvierten en mejoras de infraestructura para cada comunidad.