Paulina Andrade participó este año en el Encuentro de Mujeres por la Aviación. En su día a día tiene el apoyo de su familia. A la izquierda, en el primer vuelo de JetBlue, en Quito. Fotos: Armando Prado / LÍDERES y Cortesía

Paulina Andrade participó este año en el Encuentro de Mujeres por la Aviación. En su día a día tiene el apoyo de su familia. A la izquierda, en el primer vuelo de JetBlue, en Quito. Fotos: Armando Prado / LÍDERES y Cortesía

Con la aviación elevó su carrera y su vida

8 de marzo de 2017 13:07

Primera escena: un avión a punto de despegar. Segunda escena: una mujer cierra la puerta de la aeronave. Luego el avión despega y se eleva por los aires. Esto resulta usual en un aeropuerto, pero tiene una diferencia y está en la mujer que dirige esta operación aérea.

Su nombre es Paulina Andrade, una ecuatoriana que está a cargo de la Gerencia General de la aerolínea estadounidense JetBlue, que opera en el país desde hace un año.

La oportunidad para ella se presentó en noviembre del 2015, cuando postuló en esta empresa para formar parte del equipo y dirigir la operación de la aerolínea en Quito. Así cuenta esta mujer, que nació en Guatemala por el trabajo de sus padres, pero que fue inscrita como ecuatoriana.

A los 26 años, Andrade se vinculó a una empresa automotriz. No fue una novedad para ella, porque se graduó en Ingeniería Industrial. A esto se suma que su padre es ingeniero, por lo que supo que la industria es y será su camino. “Si volvería a nacer nuevamente estudiaría esta carrera”.

En este espacio pudo relacionarse con personas del sector automotor y de la aeronáutica. Incluso por su trabajo conoció a su compañero de vida, Carlos Sánchez, quien se convirtió en su esposo, amigo, confidente; aquella persona con la que comparte sus gustos, experiencias, alegrías y, sobre todo, es el hombre que la conoce y la admira.

Cuando se conocieron a Sánchez le impactó su liderazgo, su ‘empuje’ y su personalidad fuerte. A la vez le atrajo su manera de tratar a las otras personas y su capacidad de escucharlas. “Desde el punto de vista profesional resalta el cuidado por las personas, su fuerza y su liderazgo”, dice su esposo. Esa misma fuerza imprime en su relación, por lo que llevan siete años de matrimonio, un tiempo lleno de aprendizajes y experiencias, cuenta Sánchez.

El liderazgo es una de las cualidades que resaltan quienes conocen a Paulina Andrade. Ella tiene a su cargo a 30 personas inmiscuidas en la operación del vuelo diario de JetBlue, que sale desde el aeropuerto Mariscal Sucre, ubicado en Tababela, hacia Fort Lauderdale (Estados Unidos).

Cada vuelo representa para ella un reto. Andrade está pendiente desde que llega a las oficinas de la aerolínea, en el tercer piso de la terminal aérea, en Tababela.

Su principal tarea arranca cuando todos descansan, a las 19:00. Minutos después, el avión aterriza en la pista y ella lo recibe personalmente desde la rampa junto a su equipo de trabajo. Cada segundo es importante: ella ayuda al equipo en la llegada de la aeronave; apoya el ‘check in’ de pasajeros y recibe a los viajeros.

Pero, el minuto más intenso es cuando el reloj marca las 00:55, hora en la que el avión tiene que partir, ya que ella es la encargada de cerrar sus puertas y desear un buen viaje. Le gusta hacerlo, porque siente que es una forma de apoyar a su equipo y ganar la confianza de los pasajeros.

El avión se alza en la noche capitalina y su jornada aún no termina; tiene que hacer una retroalimentación junto con su equipo para determinar las fortalezas y las debilidades. “Les hago un ‘coaching’ antes y después de la operación para ver qué podemos mejorar y qué se hizo bien”.

La forma de coordinar a grupos de personas es una habilidad innata, que se fortaleció desde pequeña. La cercanía de su madre ayudó porque acompañó y equilibró su camino. “Sin duda mi madre me transmitió el instinto maternal; así soy yo con mis grupos. Los protejo como si fueran mis hijos”, explica la mujer quien es una apasionada de los viajes, los libros, la pintura y de una buena conversación.

Los retos en la industria de la aviación fueron enormes desde que ingresó a firmas vinculadas al sector. AeroGal (hoy Avianca Ecuador) fue la primera empresa del sector a la que llegó de la mano de Gabriela Sommerfeld.

En 2005, Sommerfeld invitó a Andrade para formar parte de los proyectos de la aerolínea. Le llamó la atención su eficiencia y la forma de ganarse la confianza y el respeto de las personas que la rodean. “Es una gran líder, que se pone la camiseta. Es una profesional a carta cabal, que va más allá de lo que le piden”, dice la mujer quien es considerada como su mentora.

Ganarse un puesto en la industria fue una oportunidad para esta ecuatoriana, que considera que la aviación es un sector poco explorado en el país. “Las autoridades, las aerolíneas y demás actores deben aunar esfuerzos para sacar provecho de la industria en bien de todo el país”.

Ahora se vienen más retos y metas por cumplir junto a la aerolínea JetBlue y su equipo, con quien cada día se compromete no solo para sacar a la empresa adelante, sino para potenciar la aviación.

La solidaridad es parte de trabajo

El primer vuelo de la aerolínea estadounidense JetBlue a Quito fue hace un año, el 26 de febrero de 2016. Paulina Andrade, gerenta general, presenció ese día y lo recuerda con orgullo, ya que la empresa tiene como bandera la humanidad hacia los clientes y los empleados. “Son los trabajadores quienes cuidan a los clientes y eso se revierte a la empresa”, explica la Andrade.

La ejecutiva asegura que ese pensamiento está conectado con su forma de ver el mundo y de tratar a las personas que trabajan a su alrededor.

Con el objetivo de motivar a la mujer para que le apueste a la industria aeronáutica, JetBlue apostó a proyectos de carácter social. Uno de estos es el denominado ‘Fly like a girl’, que significa ‘Vuela como una chica’. Su objetivo es que las estudiantes mujeres se involucren en carreras técnicas. “Se espera que las niñas se motiven y le apuesten a una carrera técnica”.
Según Andrade, a escala internacional menos del 3% de los pilotos son mujeres, es decir, 4 000 mujeres de un universo de 130 000 que trabajan en la industria de la aviación. “Los indicadores son superbajos, por lo que JetBlue trata de incentivar a las mujeres”.

La empresa, además, estuvo a cargo de un movimiento que apoyó a los damnificados por el terremoto, que afectó a Manabí y Esmeraldas. Los trabajadores de la aerolínea hicieron colectas de vituallas para las zonas afectadas. Además, realizó conexiones de ecuatorianos en Estados Unidos con Ecuador. Para Andrade, estas acciones significan el compromiso de la empresa con la gente.