La empresa cuenta con un delicatesen en el Centro Histórico de Cuenca. Allí el 90% de los clientes es extranjeros que está de visita o que vive en la capital azuaya. Foto: Xavier Caivinagua / LÍDERES

La empresa cuenta con un delicatesen en el Centro Histórico de Cuenca. Allí el 90% de los clientes es extranjeros que está de visita o que vive en la capital azuaya. Foto: Xavier Caivinagua / LÍDERES

El queso que innova para crecer

22 de agosto de 2016 09:37

El inicio fue complicado para la empresa lojana Saraguros Industrias, que se fundó hace 13 años. Pese a la dedicación, innovación y esfuerzo de su propietario Antonio Contento, las ventas de sus quesos no cumplían las expectativas para que el negocio sea rentable y pagar las deudas. El problema era el mercadeo.

Él probó algun#as estrategias. A más del queso molido con el que inició, Contento optó por variedades como andino, mozarela, ahumado, deshidratado... Al día procesaba 800 litros para obtener 240 quesos, que los fabricaba en un pequeño local en el sector conocido como La Quesera, en la vía Saraguro-Loja.

Su motivación para no renunciar fue una reflexión que su padre Rumualdo le transmitía desde su infancia. “Me decía que había gente que construía aviones, edificios... y nosotros no somos capaces ni de criar un cuy”, recuerda. Buscó asesoría para mejorar sus ventas e identificar qué productos demandaba cada mercado.

También, consiguió que pizzerías como Pronto Pizza y La Fornace de Cuenca adquieran sus productos. También fue importante ingresar a Coral Hipermercados. Su representante, Patricio Ortiz, destaca la calidad de los quesos, el precio y servicio. “Como política apoyamos a los pequeños empresarios”.

Desde entonces, las cosas cambiaron y Saraguros Industrias no ha dejado de crecer y de diversificarse. “No podía creer cuando me dijeron que ganamos USD 8 000 un mes porque estaba acostumbrado a oír que perdimos o salvamos”. En el 2015 facturó USD 1,2 millones y para este año prevé cerrar con 1,3 millones.

Su primera inversión importante se dio en el 2006 cuando montó una planta en Cañar para atender a clientes de Guayaquil. Tiene capacidad para procesar 2 500 litros al día, que representan 700 quesos. Invirtió USD 150 000.

Tres años después instaló otra planta en el sector de Manú, en Saraguro. La bautizó como Taita Pedro, en honor a su abuelo, quien era un comerciante y a inicios del siglo 20 llevaba sus quesos a Zaruma, en El Oro. Él atravesaba por Manú en sus viajes a la Costa.

Esta planta es el pilar de la empresa porque desde allí atiende al 60% de la producción que demandan sus clientes en Azuay, que es su principal mercado, y a la totalidad de Loja y Zamora Chinchipe.

Allí, tiene capacidad para procesar 5 000 litros al día, que dan 1 500 quesos. La inversión fue de USD 250 000 y la tecnología es ecuatoriana. Contento tiene una estrategia diferente: él prefiere instalar sus plantas en las zonas aledañas a los proveedores de la materia prima. “No quiero transportar largas distancias para no afectar la leche, porque de eso depende la calidad de mis quesos”.

La tercera planta fue abierta hace un año en Zhiña, en el sur de Azuay. Procesa 600 litros al día. Allí, también funciona su nuevo proyecto que se denomina Saraguros Aventure, que ofrece los servicios de restaurante, cafetería, canopy, cuadrones y paseo a caballo. Son 80 hectáreas.

La familia es parte fundamental en el desarrollo de la empresa. Su esposa Laura Quizhpe se encarga de las finanzas y su hermano Armando brinda el servicio de transporte con sus camiones.

Su cuñado Roberto Poma, en cambio, abrió hace dos meses un delicatesen en el Centro Histórico de Cuenca. Poma dice que cada día tienen 50 compradores al día. Más del 90% son extranjeros, que visitan o viven en la urbe.

En ese local ofrece las siete variedades de queso como mozarela, con orégano, madurado, andino, molido... y el tequila. En la etiqueta de este último se hace un homenaje a los dos abuelos de Contento y a su padre.

La botella de tequila lleva un poncho y la tapa se cubre con la cabeza de saraguro que lleva su sombrero negro y blanco, que es elaborado en cerámica. Este detalle sirve como una copa.