La etiqueta-semáforo permite conocer el contenido de azúcar, grasa  y sal del producto. El plazo de la normativa expiró en agosto.
Redacción Quito
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El 'Semáforo' genera retos a los especialistas de marketing

En noviembre del 2013, el Ministerio de Salud expidió un reglamento para que la industria de alimentos y bebidas colocara 'semáforos' a sus productos procesados, para informar sobre el contenido de grasas, sal y azúcar en sus artículos. El plazo para establecer esta normativa venció el 29 de agosto.

Ante la reforma, los especialistas de marketing realizaron el rediseño de sus empaques, para acatar esa disposición sin perder la esencia de sus marcas.

Antonio Camacho, gerente de Aseguramiento de Calidad de la Pasteurizadora Quito, indica que entre los principales retos en el rediseño estuvieron los cambios que debían hacerse sobre la marcha. Para sus etiquetas, el tiempo de transporte toma hasta 45 días, por lo que cualquier cambio imprevisto resultaba complicado. "Fue beneficioso para nosotros colocar las advertencias utilizando adhesivos para no perder USD 200 000 en empaques anteriores".

Su producto estrella, Vita Leche, en todas sus presentaciones, fue el que más cambios tuvo, ya que las nuevas normativas manejan 12 prohibiciones en el etiquetado entre las que se contemplan personas, animales, famosos, productos no relacionados, etc., que constaban en sus empaques.

Diana Landucci, directora de Marketing de las marcas CBC, indica que los productos de la marca Pepsi, 7 Up, Lipton, Gatorade, Güitig, Tesalia (de sabores), 220V, Tropical, Manzana y Jugos Deli, ya cuentan con el nuevo sistema. Su principal reto fue adaptar las normativas a la estructura de la etiqueta. "Lo positivo fue que pudimos adaptar nuestro etiquetado con éxito a nuestros productos y las pérdidas de material fueron bajas".

Xavier Sisa, director jurídico de la Cámara de Industrias y Producción, señala que otro de los principales retos que preocupa a las empresas es que existen productos que por alto contenido de sal, grasas o azúcar, van a estar en rojo; lo que podría estigmatizarlos. "Por eso es indispensable apoyar al producto mediante campañas publicitarias complementarias", aporta Daniela Cárdenas, especialista de Marketing.

Una de las reformas que realizó la Agencia Nacional de Regulación, Control y Vigilancia Sanitaria (Arcsa) fue la colocación del semáforo en la parte de atrás del producto y no adelante, como se tenía previsto. "Tomaba casi un cuarto del panel frontal, lo que implicaba un cambio total al diseño y promoción de producto", señala Cárdenas.

Según Christian Whali, presidente de la Asociación Nacional de Fabricantes de Alimentos y Bebidas, las firmas invirtieron hasta USD 2 millones en el cambio de etiquetas. El precio de una etiqueta puede tener un costo de 2 centavos.