Rubén Corrales, Ximena Oña y Pablo Pineda son tres amigos que levantaron el restaurante Megalunch, en el norte de Quito. Su idea fue ayudar a las personas de Manabí tras el terremoto. Fotos: Paúl Rivas / LÍDERES

Rubén Corrales, Ximena Oña y Pablo Pineda son tres amigos que levantaron el restaurante Megalunch, en el norte de Quito. Su idea fue ayudar a las personas de Manabí tras el terremoto. Fotos: Paúl Rivas / LÍDERES

Valeria Heredia
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La solidaridad y el sabor, las recetas de este restaurante

10 de abril de 2017 11:43

Su receta es una mezcla de sazón manabita y solidaridad. Los cocineros de este negocio son cuatro amigos que brindan empleo a las personas afectadas por el terremoto de Manabí y Esmeraldas.

Rubén Corrales, Daniel Encalada, Pablo Pineda y Ximena Oña son los cuatro emprendedores que levantaron el restaurante Megalunch, donde predomina el sabor costeño en cada plato.

El ‘manaba’, el ‘guayaco’, el churrasco, los apanados, la comida rápida son algunas de las delicias preparadas en este local, ubicado en el interior de un centro comercial del norte de la capital.

Actualmente tiene cuatro trabajadores de diferentes localidades de Manabí. Ellos realizan trabajos como la preparación de alimentos, ayudantes de cocina, caja y otras actividades. Los cuatro llegaron a Quito tras el movimiento telúrico del 16 de abril.

Carlos Franco, oriundo de Portoviejo, perdió su casa por el terremoto y emigró a la capital para buscar una mejor situación económica para él y su hijo de tres años. “Mi casa se cayó y no encontré trabajo en Manabí, por lo que busqué otras opciones”.

Afortunadamente, Franco logró emplearse en Megalunch y se convirtió en ayudante de cocina hace casi un año. Para él, esta fue una oportunidad para ayudar a su familia, a quien visita cada mes en su natal Portoviejo. “Tengo que enviar dinero para la manutención de mi hijo”.

Emplear a personas que lo perdieron todo tras el movimiento telúrico representa una satisfacción para Rubén Corrales, uno de los mentalizadores del restaurante. “La única forma de ayudar es brindando trabajo a las personas que fueron afectadas”.

En esto coincide Ximena Oña, quien es parte de los socios del local. Para ella, lo importante es ofrecer estas plazas de trabajo y, mejor aún, si logran que otros emprendedores adquieran la marca y levanten sus negocios propios.

“Mandamos vituallas una o dos veces hacia Manabí pero la pregunta que nos planteamos es cómo ayudarles a salir adelante luego de lo que pasó”.

Según Oña, la idea de su restaurante responde a la responsabilidad social que se plantearon este grupo de amigos hace un año.

En Megalunch además de la solidaridad destaca la innovación en sabores. Cada temporada cambian los platillos que no tienen buena acogida por los clientes. Pero, mantienen los precios, que van desde los USD 3,50 hasta los 5,99; todo depende de las delicias costeñas que se degustan en las instalaciones de este local.

Otro de sus ‘plus’ es el tamaño de sus platos, que miden hasta 30 centímetros de diámetro. La idea es que las personas queden satisfechas, explica Corrales, quien además comenta que la inversión para levantar Megalunch fue de unos USD 50 000.
El monto destinado fue para adquirir la indumentaria necesaria para brindar un producto de calidad; se suma que tuvieron que adecuar el espacio para el restaurante, que hoy por hoy factura USD 18 000, al mes.

Este año está lleno de retos para estos emprendedores, que buscan abrir un nuevo punto de venta en un centro comercial del sur de la ciudad. La constancia y la amistad son las claves para lograrlo, aseguran estos jóvenes que tienen entre 30 y 35 años. Hasta que eso ocurra, estos amigos mantienen su iniciativa de dar una mano a los hermanos de Manabí y Esmeraldas.