Redacción Guayaquil
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En un sombrero, mucho más que dos manos

El camino de un sombrero ecuatoriano de paja toquilla hasta llegar a entallarse en la cabeza de un francés, de alemán o de estadounidense, o de cualquier otro conocedor de las artesanías finas, se inicia en las zonas costeras y valles del occidente ecuatoriano.

Édgar Sánchez y Alejando Lecaro, socios fundadores de Ecua Andino, la firma con mayor participación en este mercado, explican la cadena de valor de este emblemático producto, citando el caso del grueso de sombreros tejidos en Azuay y Cañar.

La cosecha, corte y transporte de la paja verde se inicia en las comunidades agrícolas de Santa Elena y Manabí. De allí es transportada para su cocimiento, secado y ahumado en los poblados guayasenses de Barcelona, Dos Mangas, entre otras. Luego, la paja verde tratada se transporta a centros de acopio en los sectores de Sígsig y Santa Ana, donde los tejedores compran siete u ocho cogollos de paja en USD 1 y 1,5 cada conjunto.

Son ellos quienes se dedican al tejido inicial de un sombrero. Esta, aseguran los principales de Ecua Andino, es una actividad secundaria para aquellas comunidades que combinan el tejido con la agricultura. Otro de los grupos empleados en la cadena de valor son los ‘comisionistas’, que recorren las comunas para comprar estos sombreros en bruto (entre USD 6 y 8 cada uno) para, a su vez, comercializarlos a los talleres artesanales y compañías exportadoras hasta en los USD 9,5. En este punto interviene otra mano de obra determinante para el sector. Se trata de los artesanos que macetean (golpean con mazos el sombrero en bruto), azocan (remate del tejido e imperfecciones), planchan, colorean y horman hasta darle la forma de un sombrero sin acabados.

La exportación de este tipo de sombreros corresponde al menos al 60% de aquellos que salen por los puertos locales hacia otras industrias, principalmente europeas, y que reciben los acabados y etiquetados en esas naciones.

Los productores de sombreros terminados, como el caso de Ecua Andino, llevan sus productos a las tiendas europeas desde los USD 33 a 37 y es allí donde se comercializan entre los USD 55 y 120.

Adriana Ortiz, propietaria de Allpa Hats, añade que otra parte importante de la cadena son los equipos de marketing y redes sociales que se dedican a la promoción nacional e internacional.