Bernardo Acosta, sentado delante de la sala de su casa, un espacio en el que también está su mapamundi. Foto: Julio Estrella / LÍDERES

Bernardo Acosta, sentado delante de la sala de su casa, un espacio en el que también está su mapamundi. Foto: Julio Estrella / LÍDERES

Un trotamundos que traza su mapa literario

1 de marzo de 2018 09:09

Bernardo Acosta es un viajero empedernido. Para recorrer el mundo, de cabo a rabo, se ha valido de todos los medios posibles: un avión para llegar a los Balcanes; un barco para surcar el Atlántico; una bicicleta para cruzar Europa; sus pies para caminar por la India; o un pequeño libro descargado en su Kindle para recorrer Japón.

En su casa hay dos objetos que, al director del portal Mediato, le sirven para recordar los viajes que ha realizado: un mapamundi (una sabana de papel gigante que cubre una de las paredes de la sala) y las decenas de libros, que de forma desordenada, se han ido acumulando en su biblioteca.

En el mapa literario que se ha trazado hay dos autores que lo han engancharlo de forma adictiva. El uno es Javier Marías (España), autor de ‘Mañana en la batalla piensa en mí’ y ‘Bertha Isla’, y Haruki Murakami (Japón) autor de ‘Tokio blues’ y ‘De qué hablo cuando hablo de correr’.

“A ratos uso los libros de estos autores como guía de viajes. Me parece simpático poder crear una conexión entre la ficción y la realidad”, dice sin empacho.

Otro de sus destinos literarios preferidos es el trabajo de los periodistas estadounidenses (Estados Unidos). “Los libros que publican -dice- me llaman la atención porque tienen mucho trabajo de investigación y son bien contados. Uno de esos libros tiene por título ‘Boomerang: Viajes al nuevo tercer mundo europeo’, escrito por Michael Lewis. Este periodista cuenta lo que pasó con países como Irlanda, Islandia y Grecia después de la crisis financiera del 2008. Como en la mayoría de sus libros, este tiene anotaciones en los bordes de las páginas y frases subrayadas con lápiz.

Los viajes literarios de Acosta han incluido la visita a la literatura de autores como Isabel Allende (Chile), Michel Houellebecq (Francia), y Stefan Zweig (Austria). En una pila de libros que está en uno de los muebles de su sala reposa ‘Momentos estelares de la humanidad’, a unos metros de distancia, en uno de los compartimentos de su biblioteca, está otro libro de este autor ‘El mundo de ayer’, su autobiografía.

“Zweig es de esos periodistas gringos que escriben de forma clara. Sabe cómo contarte bien una historia. Su autobiografía la leí en un barco cuando regresaba de Europa hacia Brasil. Esa lectura fue como hacer un recuento de mi viaje”.

Uno de los libros que más lo ha seducido en los últimos años es ‘Estupor y temblores’, de la escritora Amélie Nothomb (Bélgica). El libro que habla sobre el lado ‘B’ de la cultura japonesa lo leyó mientras viajaba por las montañas de Nepal. “La protagonista de la historia cuenta su experiencia trabajando en una empresa en Japón. Lo que más me gustó es la parte que narra la estratificación social que se vive en este país”.

Como todo viajero, Acosta tiene destinos pendientes por visitar, uno de ellos es la literatura escrita por autores ecuatorianos.

Parado en la puerta de su casa, a segundos de concluir esta conversación, este académico suelta el nombre de Salvador Izquierdo, finalista del Premio Herralde de Novela, en el 2015. Hace memoria y recuerda que hace unos meses leyó ‘Te Faruru’, una novela corta de ficción experimental sin tramas ni personajes que está tejida por una serie de datos y citas que tienen relación con el arte producido en Uruguay, que rompió con su idea de la literatura local.

Mi libro de cabecera

‘Estupor y temblores’ Acosta recomienda el libro de Amélie Nothomb porque cree que puede ayudar a las personas a entender que todas las sociedades siempre tienen dos caras, y que una de ellas se devela solo si alguien vive de cerca con sus habitantes.