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El valor agregado repunta en la industria local

Convertir cacao fino de aroma en barras de chocolate puro de exportación, confeccionar sombreros a mano, producir línea de baño con estándares exigidos en los mercados asiáticos, diseñar muebles con demanda en Europa, ofrecer servicios turísticos de alta calidad en la selva o en el páramo...

Los ejemplos anteriores pueden aplicarse cuando se habla de dar valor agregado a un producto. Sin embargo, en el concepto más estricto, valor agregado se refiere al porcentaje de valor nacional que se incorpora a un producto elaborado o en un proceso productivo de una determinada empresa.

Una definición similar la da Guido Caicedo, catedrático e investigador de la Escuela Politécnica del Litoral (Espol): “Es lo que la empresa le agrega al insumo o a la materia prima que se utiliza en la elaboración de un producto o un servicio”. Y añade que el beneficiario es el cliente que consume ese producto o servicio.

Para que una empresa ofrezca valor agregado, comenta Caicedo, necesita un análisis completo de su modelo de negocio. “No es algo solamente técnico, sino de análisis del entorno, de los insumos, del segmento al que se quiere llegar… Para esto se necesitan recursos, conocer procesos y tecnologías, contar con personal capacitado y ser eficiente”.

Otra definición, empleada en la Comunidad Andina de Naciones y en la Asociación Latinoamericana de Integración, habla de una transformación sustancial de una materia prima. Pero para Richard Martínez, representante de la Cámara de Industrias y Producción, las dinámicas empresariales han cambiado y por eso no necesariamente tiene que haber una transformación sustancial para obtener valor agregado. “Hay varias formas de generarlo con un bien industrializado, con un servicio, un producto primario”.

En el país los indicadores de valor agregado son favorables. Según datos del Banco Mundial, el valor agregado de la industria ecuatoriana, medido en función del PIB, fue del 41% en el 2011. Esto significó un repunte frente al 2010, cuando el valor agregado llegó al 38%.

Los datos más recientes de la Encuesta de Manufactura y Minería (2009) señalan que los cinco sectores que generan más valor agregado en monto fueron la elaboración de alimentos y bebidas; la refinación de petróleo; la fabricación de productos químicos; la elaboración de otros minerales no metálicos; y la fabricación de productos de caucho y plástico.

Los analistas coinciden en que el sector manufacturero es clave en la generación de valor agregado. Allí encajan actividades como la elaboración de alimentos y bebidas, fabricación de metales comunes, fabricación de muebles...

Cifras de la Cámara de Industrias y Producción señalan que en el 2011, por ejemplo, los tres principales productos manufacturados de exportación fueron vehículos (USD 375 millones); tableros de madera (USD 231 millones); y textiles (USD 187 millones).

Otro dato: la Organización Mundial de Comercio señala que los bienes industrializados de exportación del Ecuador registraron en el 2011 un crecimiento del 3,3% y llegaron a USD 2 031 millones.

El consultor Geovanny Romero señala que para definir el valor agregado en un proceso productivo es importante identificar el flujo de valor; es decir, todas las actividades que realmente agregan valor (que hace que el cliente pague por el producto y/o servicio), que permiten que se cumpla o alcance el proceso productivo.

Según Romero, el valor agregado con más demanda es aquel que presenta una nueva propuesta de valor. “Es el que soluciona un problema o cumple una necesidad del cliente”.

Al respecto, Martínez anota que el consumidor actual no es el mismo de hace 10 años. Dice que tiene más poder adquisitivo, está más conectado y es más exigente. “Compra por Internet y por eso exige más calidad en el mercado. Eso obliga a que las empresas que quieran ser competitivas ofrezcan más valor agregado”.

Sobre los índices de competitividad, el Foro Económico Mundial dio a conocer la semana pasada el Ranking de Competitividad Global 2012-2013. En este, Ecuador se ubica en el puesto 85 de 144 naciones. Este posicionamiento implica una mejora de 16 escaños respecto del ranking del 2011, que ubicó al país en el puesto 101.

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