La aparatosa quiebra del imperio X
Fernando Larenas. Redacción Quito
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La aparatosa quiebra del imperio X

Del 2005 al 2012, Eike Batista captó inversiones por 26 mil millones de dólares en las compañías que llevó al mercado bursátil. Los nombres de todas sus empresas siempre terminan en X y fueron diseñadas para actuar de manera complementaria en los sectores de minería, energía, petróleo, logística y construcción naval.

Todas partieron de cero y con fecha marcada para entregar resultados: El plazo llegó pero no aparecieron los resultados. Hoy, Batista acumula deudas, tiene enormes inversiones que hacer, poco dinero en caja y, lo peor de todo, nadie está dispuesto a financiarlo.

Tras liderar la lista de Forbes como el más millonario de Brasil y de estar en el 'top ten' mundial, en pocos meses cayó al puesto 52; su patrimonio se redujo a un poco más de 1 000 millones de dólares. El imperio X se derrumbó.

El Grupo EBX está en liquidación. El golpe fatal ocurrió el 1 de junio de 2013, cuando su principal empresa, la petrolera OGX anunció que iba a detener las inversiones en su mayor campo de crudo. Las acciones cayeron entonces en un 90% y las empresas perdieron 23 mil millones de reales al valor del mercado.

Según la revista Exame, que pertenece al poderoso Grupo Editorial Abril, una de las grandes premisas del mundo de los negocios es aquella que pregona la diversificación como la mejor forma de reducir los riesgos. Batista llegó a tener 16 empresas, concentró riesgos en vez de desparramarlos. Su conglomerado actuaba en mercados tan diversos como el del petróleo (OGX) al entretenimiento (IMX) que organiza espectáculos como el Circo du Soleil en Brasil. Sin embargo, detrás de tanta diversificación estaba un grupo altamente dependiente de sus cinco principales empresas, diseñadas para auxiliarse unas a otras, pero comenzaron a caer como en paracaídas.

En el caso de estas empresas, la minera Votorantim tuvo un mal año. El eje del grupo era la petrolera OGX, un proyecto de alto riesgo que acabó en la lona. Todas las demás empresas sufrieron igualmente con la crisis de confianza que afectó al Grupo. Otro de los signos de este fracaso, según Exame, es que Eike Batista pagó el mayor interés de la historia en las subastas de petróleo y después gastó 5,3 mil millones en una campaña de exploración que no tuvo retorno.

Exfuncionarios que trabajaron para el millonario lo definen como un gran vendedor, hábil para levantar capitales de los inversionistas bursátiles, que ascendieron a 26 mil millones de dólares. Pero financiar tantas empresas novatas en el mercado de acciones tuvo un costo muy alto. El Grupo dependía demasiado del precio de las acciones y se olvidó de dedicar tiempo a la consolidación de las empresas. Batista inventó un modelo de creación de negocios en una fórmula que, para funcionar, necesitaba transformar los proyectos en empresas con alto valor en la Bolsa; esto fue algo inédito en el mundo.

El mercado accionario estaba encantado con Batista y dispuesto a pagar caro, sin embargo, las mayores empresas acabaron abriendo el capital. Según los analistas, el resultado fue "un grupo viciado en la Bolsa porque todo era guiado por el precio de las acciones". Un ejemplo: en la primera semana de producción de su campo Tubarão Azul (Tiburón Azul) la OGX informó que esperaba una producción de 15 mil barriles al día en cada uno de los cuatro pozos. Seis meses después, cuando se descubrió que esos pozos tenían capacidad para 5 mil barriles por día cada uno, comenzó el colapso de la empresa petrolera.

Al contrario de EBX, Exame cita al grupo Odebrecht, el mayor conglomerado brasileño en la actualidad, con más de 16 empresas. Después de 35 años emprendió en nuevos negocios. Entre 1944 y 1979 solo trabajó en construcción, hoy en petroquímica, energía y hasta en administración de estadios.

Batista creó negocios a una velocidad inédita en la historia del capitalismo brasileño, especialmente en sectores altamente complejos y sin dar tiempo para que una empresa sirva de pilar del grupo. Todo fue hecho al mismo tiempo para aprovechar el dinero fácil que venía de inversores extranjeros.

Todavía el empresario brasileño continúa con sus planes de crisis destinados a deshacerse de algunos activos para lograr capitalizarse. La transacción más reciente fue la venta del tradicional Hotel Gloria, uno de los más emblemáticos de Brasil, cuya remodelación debe terminar antes de los Juegos Olímpicos del 2016 que se disputarán en Río de Janeiro. El hotel fue comprado por el grupo suizo Acron AG en un equivalente a 230 millones de dólares.

En Colombia vendió los activos de una empresa de carbón (CCX) a la compañía turca Yildrim en 125 millones de dólares, un valor 72% por debajo de lo previsto en octubre del año pasado.El testimonio después de la crisis financiera

En un artículo  en primera persona que publicó O Globo después de la caída del imperio X, el magnate expresó: "Quien más perdió con el derrumbe en el valor de la empresa OGX fue un accionista: Eike Batista; nadie perdió tanto como yo y es justo que así sea, yo invertí en un negocio de riesgo y es injusto que se diga que yo induje deliberadamente a creer en un sueño o en una fantasía. Soy un optimista incorregible por mi país, por mis negocios y por las personas que me rodean. A lo largo de mi actividad empresarial los éxitos y las conquistas superan largamente a los fracasos y a los errores. La minería y la extracción de petróleo son una actividad de alto riesgo. En el pico de las obras de mis emprendimientos llegué a emplear a 30 000 personas".