El programa de la Embajada de Estados Unidos para mujeres aporta a la economía naranja

El programa de la Embajada de Estados Unidos para mujeres aporta a la economía naranja

Con arte y tecnología generan negocios

23 de marzo de 2021 12:42

Silvia Lomas, Ana Passeri y Karla Rivera forman parte de la Academia de Mujeres Emprendedoras (AWE, por sus siglas en inglés), que promueve la embajada de los Estados Unidos en Ecuador.

Se trata de una iniciativa liderada por la Casa Blanca, “que está diseñada para empoderar a las mujeres de todo el mundo a alcanzar su potencial económico, creando condiciones para una mayor estabilidad, seguridad y prosperidad.”

AWE, además, aporta a la llamada Economía Naranja; es decir, el conjunto de actividades que de manera encadenada permiten que las ideas se transformen en bienes y servicios culturales”, según la define el Banco Interamericano de Desarrollo (BID).

Un reporte de la Unesco del 2016 determina que la cultura y los bienes o servicios directamente relacionados con la creatividad representaban 3% del Producto Interno Bruto (PIB) mundial.

En América Latina el peso de la industria cultural se determinó incipiente, pero el BID calcula que su impacto en la generación de empleos es importante.

Precisamente, las tres participantes de AWE desarrollaron ideas de negocio que están enfocadas en arte, servicios culturales, tecnología e innovación.

Los proyectos tienen como objetivo estructurar de manera empresarial sus propuestas culturales, artísticas y vinculadas con la tecnología, pero también impactar con sus propuestas a diferentes sectores de la sociedad.

Aplican conocimientos que obtienen en AWE como marketing, digital, servicio al cliente.

Silvia Lomas Postuló a AWE con el proyecto Los secretos de Tulcán, una saga de libros de su hijo

‘Yo he consultado sobre esto de la Economía Naranja, que en nuestro país todavía no suena como una oportunidad de vida para muchos. Tiene todo que ver con creatividad, con la innovación.

El proyecto con el que logré participar en el programa AWE es el más hermoso para mí porque se relaciona con mi hijo.

Él tiene 16 años y a los 9 empezó su pasión por la literatura. Le encanta leer.

Cuando ya leyó bien comenzó con la escritura literaria. Ya tiene publicados dos libros, de una saga de siete: ‘El árbol de los quesillos’ y ‘El señor del río’.

Están basados en leyendas locales, en la oralidad de la provincia del Carchi, a la que pertenezco.

Precisamente, postulé a AWE con este proyecto de la saga llamada Los secretos de Tulcán, que hemos impulsado junto a mi hijo. Es la oportunidad para apoyarlo y salir adelante.
En AWE, donde estoy hace un mes, he aprendido que no solo es ponerle ganas a una iniciativa, sino tener aspectos técnicos.

Ha sido un aprendizaje integral. Las participantes, para desarrollar nuestras iniciativas, aprendemos de atención al cliente, finanzas y uso de medios digitales. Esto es clave para los microempresarios.

Mi objetivo es que la literatura en mi provincia se siga expandiendo. Aquí hay pocas oportunidades.

Los organismos dedicados a apoyar la parte cultural no cuentan con el suficiente presupuesto.
Detrás de todo artista hay mucho trabajo. La parte colaborativa es clave.
Con mi hijo ya vamos por el tercer libro”.

Ana Passeri Activó un emprendimiento relacionado con teatro musical y educación de la voz

‘Mi proyecto se llama Passeri Studio, que está funcionando desde hace tres años. Es un emprendimiento en el que producimos teatro musical.

A la par es un estudio de voz. Yo me encargo de formar a gente en el tema de la voz hablada y cantada.

En el 2018, Passeri Studio tuvo su primera producción. Sin embargo, yo enseño desde hace 20 años.

Al participar en AWE logré estructurar mi emprendimiento. Como artista soy creativa en muchas cosas, pero me costaba mucho armar mi negocio.

Considerar rangos de dinero, costos y otros rubros para mi emprendimiento lo tenía presente, pero no sabía cómo organizarme con eso. AWE, del que me gradué hace dos semanas, me dio la técnica para ello.

Se aprende la parte empresarial con el software Dream Builder. De esta manera pude darle valor a mi trabajo integral.

A veces solo cobraba como artista y no como productora, o daba clases pero no tenía definida una sola cuenta para recibir los pagos del estudio. Debía organizarme para tener un sueldo y que el resto del dinero sirva para gastos.

Mi objetivo es seguir haciendo teatro musical en Guayaquil, donde vivo, y otras ciudades. Además, busco seguir trabajando en la formación de personas en el campo de la voz, con el fin de que se comuniquen sin ningún problema.

Actualmente, manejo un portafolio de 25 clientes en el estudio. Además, cuento con una producción que está en curso. La última la hice en Plaza Lagos.
No trabajo solo por clientes, sino por proyectos”.

Karla rivera Innova a través del desarrollo de software para pymes y gestión educativa

‘Tengo una empresa de desarrollo tecnológico, Grupo Umbral, en Manta. Tenemos el software Standar Pro, de finanzas para pymes, y Runachay, un software de gestión de la educación.
He investigado sobre la Economía Naranja, que está apegada a lo creativo e innovador. En mi empresa se trabaja en esa línea.

Aunque entiendo que esta economía también se enfoca en el arte y el desarrollo tecnológico.
En este sentido decidí participar en el programa AWE. Estuve hace un mes.

Vi muchos temas de innovación, aspectos comerciales, marketing digital, creatividad, atención al cliente, redes sociales...

En mi empresa, precisamente, se innova siempre. Tenemos un software de contabilidad y estamos sacando cosas nuevas de manera continua, principalmente para los clientes.

El software de gestión de la educación fue clave para la pandemia. Este ya contaba con un módulo de aulas virtuales desde antes y los clientes se lanzaron a conocerlo y aplicarlo.

Mi empresa tiene siete años. Tengo unos 50 clientes en ciudades de Manabí, así como también en Quito, Guayaquil, Cuenca y Quevedo. Ahora buscamos expandirnos como empresa en la región.

Entendí, una vez que terminé el programa AWE, que muchas de las personas que participan necesitan de herramientas como las que yo desarrollo para sus negocios.

En 2020, previo la pandemia, estuve impulsando un movimiento de tecnología de mujeres en Manabí. El grupo tiene 20 personas”.