María Sara Gabela comenzó este emprendimiento en febrero. Ofrece unas 169 piezas de arte y artesanías. Foto: Patricio Terán / LÍDERES

María Sara Gabela comenzó este emprendimiento en febrero. Ofrece unas 169 piezas de arte y artesanías. Foto: Patricio Terán / LÍDERES

Artesanías de edición limitada se venden en línea

17 de noviembre de 2017 20:22

Buena parte de la infancia de María Sara Gabela transcurrió en el taller de arte en el que trabajaba su madre, Carmen Ribadeneira, en el segundo piso de una casa en la avenida Coruña.

Gabela es comunicadora y estudió Gestión de Proyectos de Ocio en la Universidad de Deusto, en España, pero los primeros años de su vida en el taller de su mamá fueron claves -dice- pues la acercaron al mundo del arte, que hoy es el eje de su negocio: Saramanaca.

El apodo de su infancia ‘Saramanaca’, dio nombre a este negocio que ofrece piezas de arte y ­artesanías elaboradas exclusivamente por mujeres, con el que genera 25 empleos directos.
La idea comenzó a gestarse en febrero de este año, con una inversión de USD 10 000; en julio ya tenía un concepto de marca, con lo que lanzó una tienda ‘online’ y abrió un ‘showroom’ ubicado en la vía a Nayón, cerca de Quito.

Utensilios y mobiliario de madera de cedro reciclada, bordados y tejidos en croché, ponchos tejidos en telares, collages, accesorios de cuero y tazas de cerámica con diseños de autor, son algunos de los 169 productos disponibles en Saramanaca.

Gabela cuenta que por tratarse de trabajos manuales, que tardan semanas en realizarse, cada ítem es de edición limitada. “De cada producto hay máximo cinco unidades. Ninguna pieza es exactamente igual a la otra, porque el arte es una interpretación”.

Este es el segundo emprendimiento de Gabela. En el 2011 abrió un restaurante, pero lo cerró. “Conseguí un empleo fijo, pero luego me di cuenta que mi naturaleza es el arte y emprender”.

Actualmente, Saramanaca tiene nueve proveedoras, pero cuando se inició, quienes proveyeron las primeras piezas fueron las mujeres de la familia: su mamá, que hace los artículos de madera; su abuela, Carmen Orellana, que teje en croché, y su prima, Marcela Ribadeneira, que hace cuadros con la técnica de collage digital.

Claudia Otero es una de las proveedoras, que elabora tazas con diseños de autor. “Me encantó la idea porque está ligada al arte, y la intención de ella es muy desprendida, busca promover técnicas y oficios de artesanos que están casi escondidos”, destaca.

En cuatro meses, Saramanaca ha alcanzado ventas por unos USD 3 000. Gabela cuenta que solo el 30% de sus ventas se realizan en la tienda virtual, el resto a través de visitas al ‘showroom’.

Además de este espacio, Gabela cuenta que la estrategia para darse a conocer fue abrir tiendas itinerantes, conocidas como pop-up,y visitar ferias.

Así muestra la calidad de los productos y promociona el canal virtual. “Abrimos dos tiendas itinerantes para comenzar. La primera fue un fin de semana de julio y la segunda del 13 al 15 octubre, en Miravalle. El cliente puede ver, tocar y sentir la calidad”, señala. El 2018 espera continuar con esta estrategia, abriendo cuatro tiendas itinerantes como mínimo.

Aunque el cliente promedio prefiere ver y tocar el producto, Gabela trabaja con un equipo de comunicación para que el negocio en línea se consolide. “Somos número uno para comprar por Amazon, pero nos cuesta comprar lo nacional en línea, estamos trabajando en eso”, dice.