El artesano Diego Olmos transforma las plumas y la piel de ovejas en objetos funcionales. Estos son utilizados como separadores de libros. Foto: Cortesía Cerámica Olmos

El artesano Diego Olmos transforma las plumas y la piel de ovejas en objetos funcionales. Estos son utilizados como separadores de libros. Foto: Cortesía Cerámica Olmos

El artesano que captura la diversidad en plumas y pieles

2 de agosto de 2017 15:09

Materiales que para muchos son considerados desechos son la base del trabajo que realiza Diego Olmos, propietario de Cerámica Olmos. Este artesano transforma las plumas y la piel de borrego en separadores de libros.

Para esta actividad, Olmos utiliza estos residuos como lienzos para plasmar la diversidad cultural y natural del Ecuador. Pinta paisajes, animales, flores y personajes de las fiestas tradicionales: la Mamá Negra, Corpus Christi, Danzantes de Pujilí, Diabluma.

Esta iniciativa surgió tras un reto que le hizo una turista francesa, en el 2002. Entonces, ella llegó a su taller, ubicado en el parque central de Pujilí, con una pluma en sus manos y le solicitó que le pinte ahí el volcán Cotopaxi.

Al principio este pedido le tomó por sorpresa, pero luego de dos horas cumplió el trabajo. En la pluma incluyó el volcán, dos indígenas y una llama. La extranjera tomó la obra y la puso en su libro.

“Hasta ese momento había pintado en piedra, madera, en cerámica, pero jamás se me había ocurrido hacerlo en una pluma”, expresa este artesano.

Desde entonces, Olmos pinta en plumas y en cuero de borrego. Como emprendimiento formal lo hace desde el 2009. Estos singulares lienzos sirven como separadores de libros. Él sabe que los extranjeros leen mucho y vio en este proyecto una oportunidad de trabajo y difusión de la riqueza natural del país.

Para seleccionar la materia prima este artesano recurre a avícolas del sector o camales. En estos sitios le entregan aquellas plumas que mudan los patos, gansos y gallinas o la piel de los caprinos. En su taller no se sacrifican animales.

Para Manuel Pozo, propietario de una granja en Pujilí, la propuesta inicial de Olmos le resultó curiosa, pero al conocer el trabajo valoró la iniciativa y decidió apoyarle. Al mes, Pozo le entrega gratis una caja con alrededor de 60 plumas que mudan las gallinas, patos y ganso de campo.

Esta materia prima se somete a un procedimiento antes de pintarla. En el caso del plumaje se coloca un adhesivo en la parte posterior. El cuero, en cambio, es extendido y secado con sal en grano. Luego se lo recorta en trozos de cuatro centímetros por 11 centímetros. En este proyecto trabajan cinco personas. Cada una pinta alrededor de 20 separadores por día.

Desde que empezó con esta actividad, Olmos calcula que ha pintado más de 200 000 separadores. Estos se comercializan en USD 6,50. Al día, al menos 50 separadores de libros son vendidos a turistas nacionales y extranjeros.

Estos productos están disponibles en Cerámica Olmos (Pujilí); en Olga Fisch, Ecuador Gourmet Company, en el Museo Etnohistórico Mindalae, en Quito; en Mundo Verde y Latinos Shop, en Baños. Además, está por retomar las cuentas que tenía en la Librería Española y Libri Mundi.

En Mundo Verde, su propietaria Martha Pérez prioriza en sus pedidos paisajes relacionados con Baños de Agua de Santa, en Tungurahua. Estos productos tienen una alta demanda de turistas. Al mes, ella solicita 100 unidades para comercializarles. Por los separadores de libros, Olmos factura al mes USD 1 800.