Arturo Castillo Motivador y prof. de técnicas psicorrelajantes
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Arturo Castillo: 'Uniformes, a la medida de las empresas'

La necesidad de pertenencia, ligada a la supervivencia, es una de las experiencias humanas más arcaicas. La fuerza grupal, frente a la indefensión individual, fue la clave para la formación de hordas, la piedra angular de lo que, luego, en la sociedad civilizada, se manifestó como necesidad de convivencia.

De alguna manera, la convivencia sigue teniendo como prioridad la supervivencia. Y de ese deseo de pertenencia han nacido todo tipo de conductas y actitudes, desde las más retorcidas hasta las más nobles y altruistas.

La necesidad de pertenencia, de otra parte, se caracteriza por el deseo de uniformidad. Pertenencia significa, en buena medida, similitud. La similitud tiene el poder de brindar seguridad, de hacerle sentirse a la persona parte de un grupo, de una organización, de una creencia, de un estilo de vida.

Las empresas dan curso a ese viejo anhelo con la utilización de uniformes. Desde una perspectiva práctica, los uniformes singularizan a las compañías, posicionan su imagen y despiertan en los trabajadores el sentimiento de pertenencia que tanto inculcan los patronos.

Además, se resuelve, aparentemente, el tema de la competencia de quién posee el mejor guardarropa, las prendas más caras y exclusivas. De paso se destierra a la vanidad...

¿Hacen los uniformes iguales a las personas? Exteriormente, sí. ¿Se sienten todos los trabajadores parte del mismo equipo? No necesariamente. Respecto de gusto, las elecciones suelen ser unilaterales, con el argumento de que si se consultara a todo el mundo, nunca se llegaría a un consenso.

Esa imposición hace que los uniformes sean, eventualmente, detestados, pues recuerdan que los empleadores terminan siempre imponiendo sus criterios.

En algunas compañías se opta por el "viernes informal", lo cual ayuda a distender el ánimo, a recuperar el sentimiento de autonomía, de libertad.

Después de todo, el aspecto estético trasciende el tema de las prendas; también habla de la idiosincrasia, la personalidad, los límites sociales, la libertad o la restricción para presentarse al mundo.

Los uniformes "matan" todas esas expresiones, haciendo que las personas luzcan como maniquíes dentro de la vidriera empresarial.

La frase:

"En algunas compañías  se opta por el 'viernes informal', lo cual ayuda a distender el ánimo en la gente".