Richard Martínez, junto a la biblioteca que tiene en su oficina. Foto: Vicente Costales / LÍDERES

Richard Martínez, junto a la biblioteca que tiene en su oficina. Foto: Vicente Costales / LÍDERES

Un autor chino es el referente en la lectura de Richard Martínez

13 de diciembre de 2016 11:41

En ‘El arte de la guerra’, de Sun Tzu, que el economista Richard Martínez guarda en su maleta de cuero todas las páginas están subrayadas con esfero azul y tienen anotaciones en los bordes.

A primera vista el libro luce como si lo hubiera comprado en una librería de segunda mano, pero su aspecto avejentado es consecuencia de las relecturas que ha hecho.
Este libro, de tapa roja, que contiene estrategias y tácticas militares, le ha servido en la política, el deporte, las relaciones interpersonales y en la economía, un área a la que está vinculado desde que inició sus estudios universitarios.

Martínez no es un devorador de libros, pero sí un lector habitual que ha encontrado en su buena memoria y en su capacidad de reflexión a sus mejores aliados.

El vínculo que el presidente de la Cámara de Industrias y Producción tiene con los libros inició en los años finales de la Guerra Fría. Durante su infancia, a su casa siempre llegaban dos publicaciones: Misha, una revista infantil de la desaparecida Unión Soviética y Selecciones, una revista de variedades que se edita, desde los años 20, en Estados Unidos.

El gusto por las revistas le duró hasta la juventud. Con el dinero que ahorraba de sus colaciones compraba publicaciones de rally y de música. Le gustaba leer sobre la vida de bandas como Led Zeppelin, Guns N’ Roses, Héroes del Silencio y Molotov. En esos años nació su gusto, que mantiene hasta ahora, por la historia.

Roberto Aspiazu, su amigo personal, le ha regalado un par de libros de corte histórico. Uno de ellos es ‘Atahuallpa. Memoria de un dios’, de Daniel Larriqueta. “Este libro me ayudó a reflexionar sobre las divisiones de poderes, un tema que lo vinculé con la realidad que vive ahora el país”.

En el mundo económico no tiene pensadores marcados pero, en los últimos años, se ha decantado por el pragmatismo de Michael Porter, que habla sobre competitividad, y por Daron Acemoglu y James Robinson quienes publicaron ‘Por qué los países fracasan’, un libro que muestra la importancia de la economía institucional y de cómo las instituciones marcan el desarrollo de los países. “Muchas personas creen que el desarrollo de un país está marcado por el ámbito geográfico o cultural, pero al final del día lo que marca la diferencia es el trabajo en diseño institucional”, dice Martínez.

A través de sus lecturas ha confirmado que en la región todavía predomina la teoría de la victimización. Por eso leyó, con ojo crítico, ‘Las venas abiertas de América Latina”, escrito por el uruguayo Eduardo Galeano.

Uno de los autores latinoamericanos con el que nunca encontró una empatía es con Gabriel García Márquez. El que sí lo enganchó es Mario Vargas Llosa. Del Premio Nobel del 2010 cuenta que ha leído todo lo que ha publicado. Lo que más le gusta de su narrativa son sus juegos temporales.

De autores ecuatorianos sabe poco. Entre los escritores que lo han logrado seducir están José Hidalgo y el ‘Pájaro’ Febres Cordero, de quien destaca su nueva obra ‘El sabio ignorado’, un libro que le llegó con autógrafo del autor incluido.