Ruth Betancourt y María Augusta Manosalvas muestran sus productos en los exteriores de este local, que ofrece  bocaditos tradicionales. Foto: Julio Estrella / LÍDERES

Ruth Betancourt y María Augusta Manosalvas muestran sus productos en los exteriores de este local, que ofrece bocaditos tradicionales. Foto: Julio Estrella / LÍDERES

Bocaditos criollos atraen a comensales en Cotocollao

16 de marzo de 2017 13:05

Quimbolitos, humitas, empanadas y tamales son algunos de los tradicionales bocadillos que comercializa El Cafecito de Rudy, un local de 47 años de existencia, en Cotocollao.

Con ese nombre funciona el local desde hace ocho años, cuando Ruth Betancourt se hizo cargo. Antes estuvo en manos de su suegra, con el nombre de La Mazorca.

Este negocio busca que se mantenga en el tiempo la preparación de bocaditos tradicionales. “Además, a la gente le gusta bastante, es la tradición”, explica Betancourt.

A esta cafetería, que está abierta de lunes a domingo, llegan en promedio 350 personas al día durante las jornadas de trabajo regulares. Los fines de semana el número puede duplicarse.
El negocio se abre a las 08:00 y cierra a las 10:00 entre semana. Durante sábado y domingo se abre a las 12:00, porque son días en que no se sirven desayunos.

Estos son parte de la nueva oferta del negocio. Al inicio solo se vendían humitas, morocho, café y aguas aromáticas; ahora la carta también incluye chocolate de Ambato, sánduches, jugos, gaseosas, empanadas de viento, etc.

Un detalle para saborear los bocaditos criollos es la salsa secreta de Betancourt. Aunque no detalla los ingredientes, asegura que contiene productos propios del país.

Elabora cuatro tazones diarios de la salsa, cuya preparación inicia una noche antes de la venta. Trabajar en este negocio es bastante laborioso pues únicamente para preparar las humitas, por ejemplo, se empieza a las 05:00.

María Augusta Manosalvas se encarga de preparar las empanadas; ella es una de los tres hijos de Betancourt que colaboran en este tradicional negocio.

Los precios de los productos parten desde USD 0,80. Los clientes pueden consumir en el sitio los alimentos o comprar para llevar.

Al sitio van familias completas. Alonso Enríquez, por ejemplo, explica que adquiere los productos, principalmente, las tardes de los sábado para reunirse con sus parientes. Sin embargo, entre semana suele llevar humitas para el café de la tarde.

En promedio, este negocio vende USD 350 diarios. No obstante, el monto puede variar de acuerdo con la demanda de los productos.

En este negocio también se comercializan empanadas de verde, de morocho y bolones. Estos no los prepara Betancourt, sino que le distribuye otra persona cuando ella hace su requerimiento. “Representaría demasiado tiempo ponerse a preparar estos productos. Los vendemos sueltos, pero también en bandejas”, indicó.

La empresa no tiene previsto incorporar otros productos debido, precisamente, al tiempo que toma la preparación. Pero, entre sus metas se encuentra abrir un nuevo local en otra zona la urbe.

Algunos de los productos de El Cafecito de Rudy, incluso, ya se han comercializado en el exterior gracias a migrantes o turistas que llegan, principalmente, en la época de fin de año y en verano. Manosalvas explica que el producto también se vende para pedidos en grandes cantidades.