La primera emisión de bonos verdes en el país la realizó Banco Pichincha el pasado diciembre, por USD 150 millones. Foto: Cortesía

La primera emisión de bonos verdes en el país la realizó Banco Pichincha el pasado diciembre, por USD 150 millones. Foto: Cortesía

Bonos verdes mejoran la reputación de empresas

20 de marzo de 2020 15:24

Las finanzas sostenibles van ganando espacio en América Latina. Uno de sus instrumentos son los bonos verdes, tendencia a la que se sumó recientemente Ecuador con la primera emisión de este tipo en el mercado bursátil.  

La Bolsa de Valores de Quito define a los bonos verdes como un instrumento de deuda de renta fija negociado en el mercado de valores, con dos particularidades: Los recursos deben estar destinados a actividades que contribuyan a la mitigación o adaptación al cambio climático y el destino de los mismos y su uso debe ser verificado por un tercer actor autorizado.

Las emisiones de estos papeles, detalla la entidad en su Guía de bonos verdes y sociales para Ecuador, deben regirse por los Principios de Bonos Verdes, diseñados por el International Capital Markets Association (ICMA).

Los recursos pueden destinarse a proyectos sobre energía renovable, transporte limpio, agricultura, manejo de desechos y aguas residuales, TICs, entre otras áreas con impacto en la sociedad.

La primera emisión de bonos verdes en el país la realizó Banco Pichincha el pasado diciembre, por USD 150 millones. Los inversores fueron BID Invest (miembro del Grupo Banco Interamericano de Desarrollo), Corporación Financiera Internacional y Proparco (Institución financiera de la Agencia Francesa de Desarrollo).

Los fondos se destinaron a los Biocréditos que la entidad otorga para proyectos con beneficios ambientales medibles. “Con la emisión del bono verde se estima que en cinco años el banco llegue a desembolsar créditos verdes por un monto total aproximado de USD 600 millones”, señala Gema Sacristán, directora general de Negocios del BID Invest, entidad que brindó asistencia técnica en la estructuración del bono.

Sacristán explica que la rentabilidad de estos instrumentos financieros se mide, al igual que en otros bonos, con base en el nivel de riesgo. El papel emitido por el Banco Pichincha tiene un plazo de cinco años y una tasa de rendimiento del 3,9%.

“Lo interesante es que es una inversión que garantiza el uso de fondos y por ende ofrece beneficios ambientales medibles, lo cual genera rentabilidad medioambiental e impacto en el desarrollo. Esto a su vez genera confianza a los inversores y al mercado”, añade la vocera de BID Invest.

¿Cuál es el valor agregado para una empresa emisora de bonos verdes?

Mónica Torresano  Melo, profesora IDE Business School y presidenta de SostenIR – Fábrica de la Sostenibilidad, señala algunos beneficios: Contribuir al desarrollo sostenible y lucha contra el cambio climático, mejorar la reputación de la organización, generar fuentes novedosas de financiamiento, contar con inversores y socios con visiones compartidas, y fortalecer la cultura de la organización en temas de sostenibilidad.

Los bonos verdes forman parte de los llamados bonos temáticos, que incluyen también sociales y sostenibles. La directora de Negocios del BID Invest adelantó que para este año esperan apoyar en la estructuración e inversión en un bono social de género y otro bono social de inclusión financiera con dos actores del sector financiero del país. El organismo ha invertido en 10 bonos temáticos en América Latina y el Caribe, por un valor de USD 800 millones.