Daniel Rivas, administrador y nieto del fundador de la empresa, enseña las instalaciones del negocio. Foto: Glenda Giacometti / LÍDERES

Daniel Rivas, administrador y nieto del fundador de la empresa, enseña las instalaciones del negocio. Foto: Glenda Giacometti / LÍDERES

Las fórmulas magistrales se mantienen en Riobamba por 74 años

24 de mayo de 2016 10:01

Una parte de la Botica Bristol, situada en el Centro Histórico de Riobamba, está congelada en el tiempo. Las recetas de las 400 fórmulas magistrales, los procedimientos artesanales e incluso los muebles antiguos de madera de los laboratorios permanecen intactos desde que fue fundada en 1942.

Según Daniel Rivas, administrador y nieto del fundador de la empresa, el mantener la autenticidad de los productos cosméticos y medicinas creados por su abuelo es la estrategia que les permite competir con las grandes cadenas farmacéuticas del país.

La Botica Bristol funciona en la casa patrimonial -construida en 1908- de Julio César Rivas y su esposa Luisa. Ambos fundaron el emprendimiento que hoy es una empresa familiar con ingresos anuales por unos USD 500 000.

Rivas diseñó 400 fórmulas magistrales entre productos cosméticos y recetas médicas. En los años 40, los médicos recetaban compuestos químicos y los boticarios los elaboraban en sus laboratorios artesanales. Él era considerado uno de los mejores boticarios de la región.

Desde su fallecimiento, lo único que se cambió en el laboratorio son las balanzas electrónicas, que reemplazaron a las antiguas pesas metálicas. Las materias primas, los procedimientos artesanales y hasta los frascos antiguos se mantienen tal como al principio.

Algunos de los compuestos más antiguos, que actualmente se consideran los productos estrella, son las lociones faciales, las cremas hidratantes, el champú de distintos tipos, entre otros. La loción de rosa mosqueta para disminuir cicatrices y el champú de médula de res para fortalecer el cabello, por ejemplo, son de los productos más comprados.

La crema hidratante corporal Hidraurea también está en el ‘top ten’ de ventas. De hecho, esa fórmula se considera uno de los secretos de belleza de las mujeres riobambeñas. Un estudio de laboratorio comprobó que la crema puede recuperar hasta las pieles más secas y sensibles.

El despunte de la industria farmacéutica a partir de 1960, mermó el crecimiento del negocio. Sin embargo, la estrategia de mercadeo y la fama de las fórmulas, que incluso se consideran una tradición riobambeña, les mantuvo firmes en el mercado. Actualmente en el Ecuador solo existen seis boticas con laboratorios propios.

“Cerca de nuestra botica hay 18 farmacias de cinco grandes cadenas. Pero hemos podido competir gracias a la calidad y efectividad de los productos que vendemos, a la atención personalizada y a la creatividad”, comenta Rivas, quien tiene 33 años.

Él asumió la administración del negocio familiar en el 2012. Como parte de su plan de negocios, Rivas modernizó el logotipo de la empresa, llevó la promoción de la marca a las redes sociales e inició un nuevo proyecto de boticas comunitarias.

Esa estrategia de marketing se tradujo en un crecimiento de las ventas. En el 2012 la empresa facturó USD 412 000 y para el 2015, con las nuevas estrategias subieron a 565 000. Ese año se vendieron 55 900 unidades de 220 tipos de productos elaborados en los laboratorios Bristol.

Entre los planes de crecimiento de la botica, consta la obtención del registro sanitario para las diez fórmulas más vendidas. Eso les permitiría vender sus cosméticos en otros puntos de expendio como supermercados y tiendas. Ese trámite está en proceso y se prevé concluir a mediano plazo. Y la tradición continúa.