María Fernanda Valverde es la fundadora y CEO de Café Valverde. El negocio tiene ubicado  su centro de operaciones  en el valle de los Chillos. Foto: Pedro Maldonado / LÍDERES

María Fernanda Valverde es la fundadora y CEO de Café Valverde. El negocio tiene ubicado su centro de operaciones en el valle de los Chillos. Foto: Pedro Maldonado / LÍDERES

El café que se disfruta en Asia y EE.UU.

24 de abril de 2017 15:30

La historia de Café Valverde está marcada por la nostalgia, la tradición, el esfuerzo, la persistencia y las ganas de superarse. Pero también por las oportunidades que traen las nuevas tecnologías y el olfato para los negocios.

Este emprendimiento trabaja con una de las materias primas más valoradas en la región y en mercados extranjeros: el café. Su fundadora es María Fernanda Valverde, una zarumeña que emigró a Quito en 1999.

A la capital vino por motivos de estudio y trabajo. En la ciudad trabajó en una empresa privada, sin olvidar nunca el aroma a café recién molido de su tierra natal. Ese sentimiento la motivó a empezar un negocio de venta de café, que evolucionó hasta ser una pequeña empresa que hoy hace envíos a mercados como Taiwán, Kuwait y Estados Unidos.

En este camino Valverde cuenta con el apoyo de su esposo, Fabián Acosta, que antes de ser parte del negocio trabajó en el sector petrolero. La primera inversión de la pareja fue por USD 150 que sirvieron para comprar unas 30 libras de café de Zaruma que lo comercializaban entre amigos y conocidos. Era el 2014.

La idea inicial fue tener un ingreso extra. Pero los pedidos se incrementaron y los clientes empezaron a crecer. “Hacíamos pruebas y degustaciones en hogares y en empresas en las que tenía contactos”, cuenta esta mujer y madre emprendedora.

Con la demanda en crecimiento, la pareja decidió probar suerte en ferias. Una de las primeras fue en Riobamba; allí constataron que el café fresco en grano y molido tenía una aceptable demanda. Había que dar un siguiente paso.

Los creadores de Café Valverde contactaron a más productores de Zaruma, pero también acudieron a caficultores de Loja, del noroccidente de Pichincha, de Imbabura y de Carchi.
Valverde y Acosta saben que un buen café es valorado y por eso están pendientes de que los productores cumplan los procesos, en los que se incluyen la cosecha, la poscosecha y la fermentación. “Cuidamos la trazabilidad para que los clientes en el extranjero conozcan cada detalle del producto que consumen”.

Esta pequeña empresa tiene una cartera de unos 50 clientes, entre corporativos y particulares.

Diana Pareja, supervisora de compras de Quifatex, cuenta que compran a Café Valverde desde hace dos años. “Los empleados están muy contentos con la calidad del producto. En principio lo usamos en el centro de distribución y ahora vamos a comprar para la oficina matriz”, dice Pareja. Quifatex le compra a Café Valverde alrededor de 50 paquetes al mes.

La Huerta de la Abuela, en Cumbayá, también confía en el café de estos emprendedores. Su administradora, Cynthia Silva, dice que la relación comercial empezó hace un año y asegura que los clientes del negocio están satisfechos. “Los compradores son hombres y mujeres por igual, tienen entre 30 y 60 años y siempre buscan variedad, por eso prefieren a Café Valverde”. La Huerta de la Abuela adquiere hoy en día 12 libras de café cada tres semanas.

Este negocio procesa dos sacos de 50 kilos por semana y para la comercialización se apoya en su página web. El 50% de las ventas se hace por ese canal (así les contactaron desde Taiwán y Kuwait) y el 50% restante se va para cafeterías, empresas y clientes fieles.

En la actualidad, Café Valverde factura USD 3 500 al mes, pero la cifra puede crecer, en especial luego de abrir, días atrás, una oficina en EE.UU.