Urcohuasi Farms es una agroindustria que procesa y exporta quinua. En sus inicios, crecieron con fondos propios. Más adelante, la firma buscó financiamientos en una entidad bancaria. Foto: Archivo / LÍDERES

Urcohuasi Farms es una agroindustria que procesa y exporta quinua. En sus inicios, crecieron con fondos propios. Más adelante, la firma buscó financiamientos en una entidad bancaria. Foto: Archivo / LÍDERES

El capital para emprendimientos en Ecuador bordea los USD 41 millones

15 de abril de 2019 10:06

El financiamiento es la clave para potenciar emprendimientos que resulten innovadores y que tengan grandes posibilidades de crecer e internacionalizarse.

El estudio de la Alianza para el Emprendimiento e Innovación (AEI) ‘La Industria de capital emprendedor en Ecuador 2018-2019’ revela que en el 2018 existían en el país USD 41,05 millones comprometidos para emprendedores.

Entre los mecanismos de inversión que enumera el reporte se hallan el capital semilla, capital de riesgo e inversión ángel. “El dinero disponible sumó USD 9,05 millones, de los cuales el 85,4% se colocó ya en emprendimientos”, señala el documento.

Luis Marriot, coordinador de área de la AEI, dice que en el país existen alrededor de 14 organizaciones aliadas de la agrupación que financian a emprendedores. Una de ellas es una institución financiera. Estos financistas pertenecen al sector público y privado. “Es importante dar a conocer que existen estos fondos y cómo trabajan”. Esa fue una de las razones que motivó la elaboración del estudio de la AEI.

El estudio tiene dos objetivos. El primero es que los emprendedores sepan a quién acudir para solicitar financiamiento o inversión. La segunda meta busca que las personas que buscan colocar capital en ideas innovadoras conozcan dónde hacerlo.

Como parte de este proceso la AEI elaboró en agosto del año pasado un proceso de recolección de información básica de emprendimientos y aliados de la red que, actualmente, requieren inversión.

“El catálogo fue canalizado a distintos fondos de inversión para que apunten a los emprendimientos de su interés y generen conexiones entre emprendedores e inversionistas” explica el estudio de la Alianza. De esta manera, se persigue el objetivo de incrementar la inversión en emprendimientos innovadores en el país. Hasta marzo de este año,
aproximadamente 25 iniciativas han generaron interés por parte de los fondos de inversión, nacionales e internacionales, según el documento de la AEI.

La inversión por emprendedor depende del tipo de mecanismo. En el caso del capital semilla puede ir entre USD 20 000 y 250 000; cuando llega desde los inversionistas ángeles los montos oscilan entre USD 25 000 y USD 300 000; mientras que en el capital de riesgo se coloca entre USD 20 000 y dos millones de dólares.

Las inversiones se realizan dependiendo de la fase de desarrollo del emprendimiento. El capital semilla puede destinarse para una idea sin prototipo, con prototipo o en etapa temprana; los de inversión ángel y el capital de riesgo pueden hacerse, incluso, en la etapa de crecimiento de un negocio.

En Ecuador se encuentran inversionistas con y sin fines de lucro del negocio.

En el primer caso se encuentran personas que ponen capital a cambio de un porcentaje de las acciones. Esto sin embargo, no siempre es atractivo, según Ricardo González, catedrático universitario y consultor de la Cámara de Comercio de Quito (CCQ). “Hay empresarios que han cedido hasta el 70% por un aporte menor (...) el inversionista debe volverse parte del equipo de trabajo y no ser solo alguien que espera resultados”.

Si el emprendedor no tiene una guía adecuada de cómo manejar estos capitales puede llegar a perder su capital accionario. Asimismo, quienes están fuera de Quito o Guayaquil tendrán mayores dificultades para encontrar inversiones o financiamiento debido a que no existen el respectivo ecosistema para colocar fondos, comenta.

“En ese caso, la gente opta por la inversión tradicional. Usar sus ahorros o pedir a familia, amigos o conocidos. Si le va bien lo devuelve, si no se queda endeudado”, explica González.
El financiamiento para negocios viene de fuentes nacionales e internacionales, que se enfocan en colocar capitales en la región o en otros países como los EE.UU.

Buscar financiamiento en el sector bancario, por otro lado, es complejo. “El préstamo bancario nunca es una buena opción cuando todo está en ideas porque se exigirán muchísimas cifras y requisitos”, explica Marriot.

También se debe tomar en cuenta que no toda la población está bancarizada. Según Asobanca, citando a un estudio del Banco Mundial, el 51% no lo está.

José Oleas, gerente de la industria procesadora y exportadora de productos hechos con quinua, Agroalina, acudió al sistema financiero cuando ya tenía el terreno y la planta. La inversión inicial fue de USD 250 000, con recursos propios. Reinvirtieron USD
500 000 más tarde.

David López, jefe técnico de la Cámara de Comercio de Quito (CCQ), considera fundamental invertir o financiar emprendimientos porque “un país que apunta a ello es aquel en los que surgen casos de éxito empresarial. Han llegado a cambiar la lógica de negocios en el mundo”.

Los consultados coinciden en que la inversión permite que pequeños emprendimientos ingresen al mercado rápidamente y solucionen problemáticas en el país o, incluso, en el mundo.

Cinco sectores que atraen capitales

Redacción Cuenca (I)
redaccion@revistalideres.ec

Los emprendimientos relacionados con agroindustria, turismo, artesanía, tecnología y construcción son algunos de los que más posibilidad tienen de acceso al financiamiento en el país. Es una de las conclusiones del estudio denominado ‘La Industria de Capital Emprendedor en Ecuador 2018-2019’, elaborado por la Alianza para el Emprendimiento e Innovación (AEI).

Según el coordinador de esta alianza, Luis Marriot, estos sectores tienen más posibilidades por factores entre los que está el hecho de que hay más negocios de los mismos en el país. La matriz productiva local está vinculada con la agroindustria y el turismo, mientras que la construcción tiene un mercado interesante.

Además, hay oportunidades de crecimiento para la tecnología por su desarrollo en el mundo.
Javier Albuja, coordinador de emprendimiento y desarrollo empresarial de ConQuito, señala que esas actividades son más atractivas porque los inversionistas buscan cuáles son las tendencias que demanda el mercado tanto en el país como en el exterior. “Cuando son temas caducos y no hay valor agregado ya no les atrae”.

El financiamiento para los emprendimientos de estos sectores proviene, principalmente, de capitales semilla. Las inversiones ángeles, de capitales de riesgo y otros mecanismos también llegan aunque sí apuntan a otros sectores, entre los que están las tecnologías de la información y comunicación, los servicios, la farmacéutica y más.

Albuja agregó que hay otras fuentes de financiamiento como los propios recursos de los emprendedores o de sus familias cuando están en las primeras fases como la de ideas y, posteriormente, el ingreso por las ventas cuando el producto o el servicio ya está en el mercado.

Eso ocurrió con el ingeniero de Sistemas Fabián Chablay. Hace 12 años inició junto a otros cinco compañeros el desarrollo completo de un software para el manejo de todas las áreas de una empresa o negocio. La intención fue que sirva para la contabilidad, manejo de inventarios, facturación y otras necesidades.

La inversión inicial fue de USD 3 000, que financió con sus ahorros y aportes familiares. “Pensábamos en un crédito, pero no cumplíamos los requisitos”, contó Chablay.

Posteriormente, los ingresos por las ventas del software fueron reinvertidos en el mejoramiento de su producto. Es una estrategia que la mantienen hasta ahora para no recurrir a préstamos bancarios.

En la actualidad, su único socio es su hermano Freddy. Van por la octava versión de su software, que se llama Bemus RP. Tienen 190 clientes en Azuay, El Oro y Pichincha, que son pequeños y medianos comercios y empresas.

Évelyn Ordóñez también se financió con fondos privados. Su empresa es Queen Corporation, que oferta el producto Biostar.

Su emprendimiento consiste en elaborar un bioestimulante orgánico en base a la espirulina, que es una microalga natural. Es un alimento que contienen todas las vitaminas y minerales, aseguró Ordóñez.

Su idea fue crear un fertilizante que ofreciera mayores beneficios que uno químico, para mejorar la productividad y crecimiento de las plantas. Además, que sea amigable con el ambiente y no afecte a los alimentos.

Ella explicó que este bioestimulante mejora el sistema inmunológico de las plantas para que crezcan más fuertes y sanas. “Los frutos son más grandes, sanos, resistentes. Y se limita el uso de productos químicos y pesticidas”.

Ordóñez calculó que una iniciativa como esta demandaría de una inversión de USD 500 000, pero en su caso ya contaban con la finca y algunas instalaciones. “Lo que faltaba hicimos poco a poco. Se necesita una inversión constante para crecer”, manifestó.

La historia de Karla Rodríguez, de Kun Eco Fibers, es diferente. Ella tiene un emprendimiento con la fibra de alpaca y borrego, que la convierte en fieltro. Se ofrece a la industria textil.
Su iniciativa ganó las becas ensamble de la Secretaría de Educación Superior, Ciencia, Tecnología e Innovación. Recibió un capital semilla de USD 50 000.

Según Rodríguez, lo ideal para iniciar un emprendimiento es obtener recursos de los capitales semillas porque son no reembolsables. “Hice un estudio de mercado y obtuve el financiamiento”.

Con ese dinero adquirió maquinaria y materia prima, desarrolló estrategias de marketing y cubrió otras necesidades.

Emprendedores como Diego Enríquez, por su parte, utilizaron fondos privados.