Una imagen del punto de venta de la empresa. Allí se ofrece cortes para todo tipo de preparación. La atención a los clientes es personalizada. Foto: Vicente Costales / LÍDERES

Una imagen del punto de venta de la empresa. Allí se ofrece cortes para todo tipo de preparación. La atención a los clientes es personalizada. Foto: Vicente Costales / LÍDERES

Carne para el sector corporativo

10 de septiembre de 2019 10:41

Las buenas prácticas de manufactura son el eje de la industria D’Carnes Cool. En esta se procesa y comercializa res, cerdo y borrego.

Se trata de una empresa que la lideran Pedro Portilla y su esposa Paulina Ayala. Su origen se remonta a 1996, cuando la pareja decidió que era necesario dar un giro al manejo de la carne; ambos consideraban que muchos negocios pequeños de este sector trabajaban de manera informal.

Conocían la actividad debido a que los padres de Ayala tenían un emprendimiento en esa línea. Sin embargo, optaron por la industrialización y la venta directa a empresas.

La inversión inicial fue de 25 millones de sucres, para comprar equipos, y desarrollar la planta. Sus primeros cuatro clientes fueron firmas de los sectores de catering aéreo y petrolero, así como restaurantes.

“Nos pusimos un reto personal. Comenzamos a trabajar con empresas que tenían altos niveles de exigencia. Eso nos confirmó que el negocio de procesamiento de carnes debía perfeccionarse y apegarse a normas”, comenta Portilla. Desde el inicio, se aplicaron prácticas de inocuidad, respeto de la cadena de frío, entre otras políticas de trabajo.

La planta se ubica en el sector de La Tola Baja, en el centro de Quito. Las instalaciones se encuentran equipadas y tienen señalización de normas de seguridad industrial.

Desde hace cinco años, la empresa cuenta con la certificación de Buenas Prácticas de Manufactura. Hoy está en proceso para obtener Haccp.

La carne la recibe de proveedores que llevan el ganado a la Empresa Pública Metropolitana de Rastro de Quito. Desde el momento en que se recibe el producto, se cumplen altos estándares de cuidado.

La mayor parte de la carne que procesa la empresa se comercializa bajo pedido de las empresas. D’Carnes Cool tiene un portafolio de 100 clientes entre los que están compañías de catering, hoteles, instituciones militares, hospitales, restaurantes, etc.

Uno de estos últimos es Casa Warmi, de tipo agroecológico. El chef Nelson Hernández explica que el sitio compra productos de los Portilla desde hace tres años. “Es una excelente carne, tiene un proceso adecuado de manejo en toda la cadena”.

Una opinión similar es de la de Eduardo Páez, integrante de Bocadillo, una cafetería ubicada en el centro comercial San Luis Shopping. “Buscamos por mucho tiempo una empresa que nos provea de carnes y, al final, mi hijo, uno de los dos propietarios de este negocio familiar, la halló. En lo que es costillas, lomos, cerdo, etc., el único lugar con calidad y precio competitivo que destacamos es este. Son productos de lo mejor. La atención y puntualidad son de primera”.

Clientes como él prefieren acudir a retirar el producto en las instalaciones de la propia planta. En el sitio hay un área para cargar los pedidos.

Pero, en general, los productos se los distribuyen a las empresas en transportes equipados. La ubicación de la procesadora, en un sitio estratégico, permite que la carne llegue con rapidez al norte, sur, centro y valles.

Dentro de las instalaciones de la industria cárnica, del lado de la calle Dolores Sucre, hay un punto de venta. Allí se comercializan diferentes cortes entre los que están picaña y salón. Asimismo, hay productos para la preparación de asados y parrilladas.

D’Carnes Cool también produce y vende sus embutidos, hechos con una receta de su creación. Se trata de dos tipos de chorizo: argentino y ambateño. Asimismo, en el punto de venta se ofrece pollo, aceites, algunos sazonadores y productos listos para la sartén, adobados también con ingredientes propios, entre los que están las hamburguesas.

“Es práctico, principalmente para quienes tenemos muchas actividades”, dice el ama de casa, Lucía Silva.

La venta es personalizada. Los clientes escogen el producto y el volumen que necesitan; se entrega empacado al vacío y etiquetado. El personal está capacitado para asesorar.
A futuro, los propietarios buscan ampliar la planta de producción. Sin embargo, para ello, consideran, es importante capitalizarse más.

“Queremos que nuestros clientes tengan en cuenta que la empresa con la que trabajan se preocupa siempre en crecer. No solo en lo que se refiere a infraestructura, sino también en certificaciones. Queremos una nueva planta que sea mucho más eficiente de la que ya tenemos”.

El Gerente
Pedro Portilla


“Siempre debe existir inocuidad en el procesamiento y el servicio, eso es lo que nosotros ofrecemos. Con eso ganamos. Nosotros, como empresa, queremos ser un aporte para la sociedad. Eso logramos con buenas prácticas, pero también al ser generadores de puestos de trabajo. Queremos ser imagen, un ejemplo, una compañía que impulse a otras personas a emprender. Somos una compañía de tipo familiar”.

Las cifras


1 200 metros cuadrados tiene la superficie en la que se asienta la planta, el punto de venta, el área de parqueaderos y otra construcción, independiente, que es una vivienda.

1 millón de dólares han invertido los propietarios para el mejoramiento y ampliación de la planta de producción.

3 vehículos, equipados técnicamente para el transporte de la carne desde la planta a los clientes, tiene D’Carnes Cool. El respeto de la cadena de frío es fundamental.