Jeeyla Benítez / Redacción Quito / LÍDERES
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Christian Rojas dejó la medicina y hoy enseña en EE.UU.

Desde su etapa escolar y colegial, Christian Rojas se preparó para ser médico. Él describe a esta profesión como una de las más nobles. Por ello materias como ciencias naturales y biología marcaron la infancia y la adolescencia de este quiteño.

No obstante, cuando se graduó del Colegio San Gabriel, en Quito, se dio cuenta de que psicológicamente no era compatible con la medicina. “Es un ser humano muy sensible”, cuenta su madre, Elena Acosta.

Rojas descartó la medicina y se inclinó por los números. Este hincha del Deportivo Quito se graduó de economista en la Pontificia Universidad Católica de Quito. Hoy, es profesor e investigador a tiempo completo del Departamento de Economía de los Recursos, en la Universidad de Massachusetts, en EE.UU. A ese cargo llegó con la ayuda de su dominio del inglés, que aprendió durante dos intercambios estudiantiles en su etapa en la secundaria y la universidad.

Además, una beca que obtuvo en la Universidad Estatal de Virginia para estudiar un doctorado en Economía, luego de aplicar en 50 instituciones, le abrió las puertas. En el Virginia Tech conoció a una docente que le recomendó estudiar un posdoctorado en Dallas, Texas. Él aceptó la propuesta. Durante ese año su tarea fue investigar, y logró hacer un estudio sobre la competencia de mercado y precios enfocado en la industria cervecera norteamericana.

Una vez concluido el posdoctorado recibió ofertas de trabajo de diferentes centros de estudios. Sin embargo, escogió a la Universidad Estatal de Massachusetts. Lleva allí seis años.

Desde el 2001, año en que se graduó de la Universidad Católica de Quito, está radicado en EE.UU. En ese tiempo mantiene contacto con su país natal, y ha realizado 13 consultorías para el sector público y privado. “Mantengo el vínculo porque siento que hago algo por el lugar donde nací, y espero seguir ayudando a la gente que conozco”.

La investigación es el norte en las actividades de Rojas. Su hoja de vida muestra 22 investigaciones, auspiciadas y científicas. Hoy desarrolla estudios en el área de telecomunicaciones y mercados. Esa tenacidad por la investigación le hizo merecedor, en el 2010, a la denominación ‘Investigador del Año’ en la Universidad de Massachusetts.

Antes de viajar a EE.UU. cumplió un requisito personal: se casó con su compañera de aula, Alexandra Andino.

Su pasión por la investigación la tuvo desde niño. “Hacía preguntas que eran difíciles de responder, yo debía pensar muy bien lo que iba a decir”, cuenta su madre. Además, en la escuela leía mucho, y en clases era muy inquieto.

La vida de Rojas dio un giro cuando este tenía 14 años. Su padre murió y cambio su rumbo en la vida. “Sabía que tenía que ser mucho más responsable”.

Uno de sus compañeros de colegio, Diego Monteros, recuerda que este hecho fue un momento muy complicado para su amigo. Este ingeniero agrónomo resalta que a pesar de esa tragedia, Rojas siempre fue un ejemplo. “Con todas las dificultades que tuvo, Christian no cambió, y es de los amigos que las mamás quieren que uno tenga siempre”.

Esta amistad continúa. Aunque fueron compañeros solo hasta tercer curso, no perdieron el rastro, y se juntaron al final de la carrera universitaria para iniciar con un negocio agrícola: una plantación de babacos y tomates de árbol. El objetivo principal fue la exportación.

En esa época la oferta de estos frutos superó la demanda, y el producto se quedó en la plantación. Lograron comercializar en la cadena Supermaxi, pero aún así la producción fue mayor que los pedidos que recibieron.

Entonces, decidieron ofertar el babaco y el tomate de árbol en el Mercado Iñaquito. El pago no era el justo, pero no tenían opción porque la fruta se echaba a perder. “Fue una buena experiencia. Christian demostró seriedad en el manejo del dinero y del negocio”, dice Monteros. A los dos años, la iniciativa quebró porque el mercado estuvo saturado de la fruta. Los socios vendieron el invernadero que construyeron en las afueras de la ciudad, recuperaron el capital invertido y abandonaron la idea.

Una nueva experiencia profesional la tuvo junto a otro compañero de aula, Santiago Caviedes. Rojas ingresó a Andinatel (que hoy junto a Pacifictel conforman lo que es la Corporación Nacional de Telecomunicaciones) y se desempeñó en el área de interconexión.

En Andinatel, Rojas tomó gusto por las telecomunicaciones. Hoy, una parte de su tiempo la dedica a hacer estudios de competencia y mercado que involucra a las operadoras de telefonía.

Su carácter y personalidad, que ahora es admirada por sus mismos compañeros, se forjó mucho antes. Durante su estadía en EE.UU., en 1997, mientras estudiaba en la universidad de Idaho, también junto a Caviedes, trabajó en la cafetería de la institución. Cocinar, limpiar, atender mesas y lavar platos eran parte de sus actividades. Él recuerda que Rojas ahorraba todo lo que ganaba. “Eso le sirvió para viajar por Europa”.

En el ámbito profesional, caviedes señala que su amigo es una persona muy seria y responsable. “Cuando se le pide que realice una investigación cumple con su trabajo, y aún más. Casi no se estresa, porque hace lo que le gusta”. Aún así, Caviedes reconoce que cuando algún colega suyo critica su trabajo, se molesta. “Ése es el típico celo profesional. Si la crítica viene de otra persona, él la acoge”.

En EE.UU. la vida de Rojas gira en torno a su familia. Trata de pasar la mayor parte del tiempo junto a su hijo de 5 años, Agustín, y su esposa Alexandra. “Trato siempre de llegar muy temprano a la casa. Tengo la suerte de comer con mi hijo, lavarle los dientes, ponerle el pijama y contarle un cuento en las noches. Eso es algo sagrado para mí”.

En el ámbito educativo, dos días de la semana dicta clases, y el resto del tiempo lo dedica a sus investigaciones. Él prefiere continuar con sus actividades investigativas después de que su hijo se duerme, así no lo priva de su presencia. “El nacimiento de mi hijo fue muy especial. No es el evento del nacimiento, sino todo lo que llega después. En el día a día, uno va aprendiendo a ser papá”, finaliza.

SU HOJA DE RUTA ES LA ECONOMÍA

En el 2003. Obtuvo su PhD en la Universidad de Virginia.

En el 2011.  Fue panelista internacional, 2a. Conferencia ‘Beeronomics’, Freising, en Alemania.