Xavier Montero / Redacción Quito
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El ciclista opta por seguridad y moda en los accesorios

Estefanía Hidalgo destinó unos USD 350 para la compra de una bicicleta, a inicios de mayo. Ella cuenta que invirtió este rubro, para “desahogarse” del estrés cotidiano mientras pedalea. “Necesito equiparme urgentemente. En el ciclismo, la seguridad es indispensable”, dice la oficinista de una entidad financiera y continúa su recorrido por la ciclovía del parque La Carolina, en el norte de Quito.

La venta de accesorios para ciclismo es, según los consultados, un rubro que ha tomado importancia en el mercado en la última década. En el 2011, según cifras del Banco Central, las importaciones de artículos para la bici alcanzaron los USD 2,05 millones. Solo el monto correspondiente a elementos para alumbrado y señalética visual reflectiva alcanzó los USD 56 400 en promedio, en aquel período.

Luis Celi, supervisor del almacén KAO Outdoor & Cycling, ubicado en el norte de la urbe, considera que desde hace una década los ‘bicicleteros’ se han especializado en las diferentes ramas de este deporte: ruta, montaña, downhill...

De allí, explica Celi, que las tiendas deportivas traten de estar a la vanguardia, debido a las exigencias del cliente. La seguridad y la moda son aspectos fundamentales a la hora de escoger un artículo. En este local, por ejemplo, se comercializan más de 30 modelos de guantes, con precios que van desde los USD 16.

Pablo Lozada, gerente de BKR Bicycles, comenta que los clientes son principalmente hombres, entre 16 y 30 años. Indica que al local ingresan en promedio tres mujeres, por cada siete hombres.

La firma ensambladora de bicicletas también comercializa hasta 20 portabicicletas al mes. “La gente quiere compartir el deporte en familia o busca transportar su bicicleta hasta los parques por las mañanas y ejercitarse”, dice Lozada y añade que la venta de implementos como llantas, asientos, bombas de aire, herramientas... equivale a unos USD 4 000, un 10% de las ventas totales del local, al mes.

Jorge Cueva lleva dos años practicando ciclismo en Quito. Él cuenta que ha destinado unos USD 700 en prendas, como chalecos reflectivos, bufandas, equipos de seguridad, iluminación y repuestos, que podría necesitar en el caso de alguna emergencia. “Un ciclista debe aprender a reparar su transporte. Buscamos herramientas multiusos, que ocupen poco espacio y que sean ligeras”, dice Cueva.

Matías Carreño, subgerente de la tienda Tatoo Adventure Gear Granados, añade que las prendas y artículos se importan principalmente desde Europa y EE.UU. Tras iniciar a practicar el deporte, los ciclistas adquieren sistemas de hidratación para realizar viajes, mejoran su vestimenta e invierten en el mantenimiento de los componentes de la bicicleta.

En esta tienda del norte, por ejemplo, se ofertan cuatro marcas de cascos, cuyos precios van desde los USD 54 a 280. “Los niveles de seguridad son los mismos. El peso es determinante”, agrega.

Otro sitio es la tienda Delta Sport (av. 10 de Agosto y 18 de septiembre). Jaime Cachago, su administrador, explica que la tecnología -en cuanto a la vestimenta del ciclista- incide en su desgaste físico.

En este local se confeccionan camisetas y mallas para ciclismo. Una chompa impermeable cuesta desde los USD 20. “La gente demanda prendas únicas”, añade.