Andrés Caicedo en una conferencia sobre avances científicos. Foto: Archivo particular

Andrés Caicedo en una conferencia sobre avances científicos. Foto: Archivo particular

Un joven científico ecuatoriano premiado en EE.UU. y Francia

12 de enero de 2018 20:08

La edad no es sinónimo de experiencia. En los pasillos de la Universidad San Francisco de Quito, a Andrés Caicedo Páliz, de 34 años, le confunden, en ocasiones, con un estudiante. Pero, en realidad, este joven ecuatoriano tiene un Ph.D en Biología Celular, ha desarrollado una nueva técnica científica y suma proyectos reconocidos en Ecuador y en el extranjero.

Su interés por la ciencia empezó desde que tenía cuatro años. De niño, tomaba los pescados que su mamá compraba para preparar la comida y los abría para ver qué tenían adentro. Con las gallinas y cerdos, que mataban en una finca familiar, también ‘aprovechó’ para conocer de cerca los órganos internos de estos animales.

En estas primeras prácticas de acercamiento a la ciencia contó con el apoyo de su familia. Al ser hijo único, sus padres no le regañaban cuando, por ejemplo, mezclaba los champúes, para ver con su lupa o microscopio de juguete qué resultados obtenía.

Lo que al inició parecía un juego se acentuó durante su formación académica. En el 2001, este joven quiteño se inclinó por buscar el origen de las enfermedades para plantear soluciones. Estudió Biología y Medicina Regenerativa durante 14 años, considerando su carrera universitaria, maestría, doctorado y posdoctorado. Se preparó en Ecuador y en Francia.

Andrés Caicedo Es PhD en Biología Celular y especializado en Medicina Regenerativa. Estudió en Montpellier, Francia. En el 2017 obtuvo un premio del MIT. Foto: Vicente Costales / EL COMERCIO

Su formación profesional demandó de constancia y disciplina. Santiago Guerrero, Ph.D en Biología Molecular y Celular, recuerda que Caicedo era un estudiante destacado en la Universidad Católica del Ecuador, donde fueron compañeros, entre el 2001 y 2006. Los proyectos de investigación que planteaba Caicedo eran interesantes, destaca Guerrero.

La tesis de licenciatura sobre las características de la piel de los anfibios ecuatorianos, elaborada por Caicedo, le permitió validar sus conocimientos y ganar un año en la maestría de Biología Médica, que hizo en Montpellier, Francia, desde el 2007.

Fue directo a segundo año, en lugar de primero. Las clases las recibía en francés e inglés. Este fue el año más fuerte de su formación.

Eran entre seis y ocho horas de cátedra. Sus maestros hablaban en términos científicos y en idiomas distintos, que si bien Caicedo entendía no eran de su dominio total. Pero eso no fue un límite.

Para fortalecer lo aprendido en las aulas, grababa las clases y en su departamento las repetía y hacía resúmenes para estudiar. En el tiempo restante acudía al laboratorio para aplicar lo aprendido.

Analizar muestras de células en un microscopio y hacer pruebas le apasiona tanto a este investigador que, en Francia, dedicaba hasta los fines de semana a estas prácticas. Carla Manciati, Ph.D en Aguas Subterráneas y amiga de Caicedo, a veces ni siquiera lo veía, pese a que eran vecinos.

Casi no tenía tiempo para salir, en el primer año no fue a la playa, aunque estaba cerca. Pero se ejercitaba cuatro veces a la semana. Todo el esfuerzo valió la pena.

El proyecto que presentó Caicedo para la maestría relacionado con el rejuvenecimiento de las células y su desempeño, le permitió destacarse entre el grupo. Pero ahí no se detuvo su preparación.

Queriendo ganarle al tiempo, sin hacer ninguna pausa, postuló para obtener una beca y estudiar un doctorado en Biología Médica y Medicina Regenerativa. Esta fue cubierta por el Gobierno francés, debido a sus logros académicos.

Con mayor confianza en el idioma, en el doctorado, Caicedo se dedicó a estudiar las células madre y su relación con el cáncer.

Lo hallado en esta investigación le permitió desarrollar una nueva técnica relacionada con el trasplante artificial de mitocondrias (componentes de las células) con fines médicos. Esto fue parte de su tesis para obtener el Ph.D. En el posdoctorado aplicó esta técnica con el fin de reparar tejidos. Caicedo volvió a Ecuador en el 2016, porque quería desarrollar ciencia en su país y estar con su familia.

La técnica sobre trasplante artificial de mitocondrias, desarrollado por este investigador, obtuvo en el 2017 un premio del Massachusetts Institute of Technology Review (MIT), una reconocida revista de difusión científica.

Actualmente, Caicedo es profesor e investigador en la Escuela de Medicina de la Universidad San Francisco de Quito. Está a cargo del laboratorio donde puede seguir desarrollando sus proyectos. Uno de estos ha obtenido un reconocimiento de la Alianza por el Emprendimiento e Innovación.

Se trata de un examen que identifica de manera anticipada los riesgos de una persona a desarrollar obesidad. Y otro, que presentó a fines del 2017, tiene como objetivo regenerar tejidos a base de un extracto. Para impulsar estas iniciativas, busca apoyo de inversionistas públicos o privados.

Su hoja de vida

Formación. Es master y Ph.D con honores en Biología Celular y Biomedicina por la Universidad de Montpellier.
Premios. Ganó el concurso Ecuador Cambia al Mundo organizado por la Alianza por el Emprendimiento y la Innovación del Ecuador (AEI).
Hobbies.  Practica deporte, es fan de Star Wars. De niño, admiraba a los superhéroes, porque eran científicos.


Conjuga la investigación con el deporte

Desde el 2016, Andrés Caicedo Paliz es profesor e investigador de la Escuela de Medicina de la Universidad San Francisco de Quito (USFQ). Él imparte cátedra a estudiantes de tercer y cuarto nivel.

Sus proyectos se enfocan en Medicina Regenerativa. En el laboratorio analizan cultivos de células junto a cinco estudiantes. En estas instalaciones cuentan con el equipamiento necesario: microscopios, pipetas, y otros aparatos especiales.

Caicedo está enfocado en desarrollar terapias innovadoras que permita que las personas puedan prevenir enfermedades o regenerar sus tejidos afectados por quemaduras de sol, lesiones, heridas u otras afecciones.

A esta actividad dedica la mayor parte del tiempo, de 08:30 a 20:30. Está consciente de que en Ecuador, a diferencia de Francia, donde se especializó, queda mucho por hacer. Pero esta realidad no lo desmotiva.

Este joven investigador tiene expectativas por encontrar inversión para impulsar el desarrollo de la ciencia en este país. Incluso, tiene una meta: emprender un proyecto de biotecnología y medicina regenerativa en Ecuador.

Para esto considera que es necesario que la empresa privada y el sector público se unan en este objetivo.

En el ámbito personal destina su tiempo libre para compartir con su familia y amigos. También práctica deportes. Ha participado en competencias como la carrera Últimas 15k.
Esta afición la desarrolló en Francia, donde estuvo ocho años. En Europa participó en dos maratones, en carreras de 72 kilómetros y de alta montaña.