Las exportaciones de cacao del país crecieron el año pasado debido a la inversión que se realizó en el sector y a la calidad del producto ecuatoriano. Hay más demanda internacional. Foto: Archivo / LÍDERES

Las exportaciones de cacao del país crecieron el año pasado debido a la inversión que se realizó en el sector y a la calidad del producto ecuatoriano. Hay más demanda internacional. Foto: Archivo / LÍDERES

Los comicios, la incertidumbre para la recuperación en el país

8 de enero de 2021 12:31

La recuperación del Ecuador será lenta, de acuerdo con las proyecciones realizadas por entidades como el Fondo Monetario Internacional y la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal). Esta última estima que la economía nacional crecerá 1% este año, mientras que el FMI es más optimista y apuesta por un 4,8%.

El ministro de Economía, Mauricio Pozo, dijo que en el 2021 la recuperación dependerá de lo que ocurra con el sector privado y de la continuidad que dé el próximo gobierno a la política económica.

Él espera que Ecuador alcance lo más pronto los niveles del 2019, “pero hay que tomar en cuenta que la pandemia no ha terminado y eso significa erogación de recursos y paralizaciones de actividades. El problema seguirá, aunque en menor intensidad, y esperamos que la vacuna favorezca”.

Pozo señala que este año será mejor que el 2020, pero no se alcanzarán los volúmenes de producción del 2019, cuyo Producto Interno Bruto fue USD 107 000 millones y el año pasado cayó a cerca de USD 96 000 millones. Prevé una recuperación en los ingresos tributarios, un crecimiento del PIB del 3,1% y una inflación anual del 1%.

Según Pozo, para el 2021 el Presupuesto General del Estado es más austero y se calculó el precio del barril de crudo en USD 37,01 y una reducción del gasto que guarde relación con la menor cantidad de ingresos. El déficit se estima que será de USD 4 000 millones.

“Lo importante es la tendencia (a la baja) que existe (déficit) y hacia dónde queremos llegar”, dice Pozo. Es decir, reducir poco a poco el desequilibrio e introducir reformas “que son importantes para la actividad económica y que nos permitirán una recuperación más rápida”. Dice que eso recae en la siguiente administración y espera que haya la responsabilidad necesaria y sensatez para continuar con estas reformas.

Para el analista económico Alberto Acosta Burneo Ecuador atraviesa por una etapa muy complicada. Por un lado, se arrastran los desequilibrios fiscales generados en la bonanza económica que finalizó en el 2015 y, por otro, la falta de competitividad, porque es un país caro para producir y consumir. A eso se suman los problemas generados por la pandemia.

“Lograr que la economía nacional vuelva a crecer de manera saludable para generar empleo y bienestar será un proceso complejo, incluso, en el mejor escenario sanitario”. Es decir, explica Acosta, pese a que la vacuna logre parar al virus, el país aún tendrá que resolver los problemas previos al coronavirus.

Infografía Líderes

Por ello, él considera que la recuperación será extremadamente lenta y “así lo estiman los organismos internacionales, como el FMI, que calcula que Ecuador podría volver a tener el mismo PIB del 2019 en el 2025. Hay muchos desafíos en los niveles productivos, generación de riqueza, empleo e inversión”.

Según Acosta, la única forma de solucionarlos es mediante reformas estructurales, que incentiven la inversión y eliminen los desincentivos, como los impuestos. Pone como ejemplo que Ecuador castiga a la inversión con una carga del 42,6%, superior al promedio regional, que es del 31,6%.

Además, agrega, habrá incertidumbre debido a las elecciones presidenciales, que detienen la inversión “porque es un país débil institucionalmente”.

En el ámbito regional, la Cepal espera que América Latina y el Caribe logren una tasa de crecimiento positiva, fundamentalmente por un rebote estadístico, “pero la recuperación del nivel del PIB precrisis será lenta y se alcanzaría recién hacia el 2024”.

“La dinámica del crecimiento en el 2021 está sujeta a una alta incertidumbre relacionada con el riesgo de rebrotes de la pandemia, de la agilidad para producir y distribuir las vacunas y de la capacidad para mantener los estímulos fiscales y monetarios, para apoyar la demanda agregada y a los sectores productivos”, señaló Alicia Bárcena directora de la Cepal.

La peor caída registrada en más de un siglo

La pandemia disparó hasta el 18,5% el desempleo en Panamá, que es la mayor tasa en 20 años en ese país. Foto: EFE

La pandemia disparó hasta el 18,5% el desempleo en Panamá, que es la mayor tasa en 20 años en ese país. Foto: EFE

Redacción Cuenca (I)
redaccion@revistalideres.ec
Venezuela, Perú, Panamá, Argentina, México y Ecuador fueron las economías latinoamericanas que más decrecieron en el 2020, según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal). En su evaluación se determinó que es la peor caída del Producto Interno Bruto (PIB) regional en 120 años.

En el documento de esta organización se informó que América Latina y el Caribe es la región más golpeada del mundo en desarrollo, debido a la crisis generada por la pandemia del covid-19. “En la década previa a la pandemia, la región mostraba una trayectoria de bajo crecimiento y en el 2020 enfrenta una combinación de choques negativos de oferta y demanda sin precedentes”.

De acuerdo con sus proyecciones, América del Sur se contrajo un 7,3%, América Central cayó un -6,5% y el Caribe un 7,9%.

Hasta antes de la pandemia, Perú y Panamá tenían un importante desempeño económico, a diferencia de Venezuela, Ecuador, Argentina y México. En el caso peruano, la Cepal concluye que la caída del PIB de los socios comerciales impactó severamente la demanda externa, y la demanda interna se desplomó por la reducción del gasto de los hogares y la interrupción de proyectos de inversión.

En Panamá, en cambio, el organismo indicó que en los ocho primeros meses del 2020, las exportaciones se redujeron un 23,7% frente al mismo período del 2019, debido a la caída de las exportaciones de la Zona Libre de Colón, que representan más del 90% de las ventas de bienes. Otras afectaciones se dieron en el turismo, servicios financieros, construcción, hotelería y casinos.

En Ecuador, por su parte, se estimó una caída del 8,9% en el PIB, dijo el ministro de Economía, Mauricio Pozo. Es la mayor de la que se tenga registro desde la creación del Banco Central del Ecuador (BCE), en 1929.

Para Pozo, el 2020 fue difícil por las reducciones de los ingresos fiscales -por las caídas históricas en el precio del crudo-, rotura de oleoductos, paralización de la refinería y disminución de los ingresos tributarios por la recesión. El déficit fiscal del 2020 alcanzó los USD 7 700 millones.

Otro problema para la región fue la reducción de las remesas, por los confinamientos y contracciones económicas en Estados Unidos y Europa, principalmente. En un informe del Banco Mundial, se determinó que la caída en América Latina y el Caribe fue del 0,2% y 8%, respectivamente.

11,4%  fue el desempleo en América Latina, según la Organización Internacional del Trabajo (OIT).

“Los efectos del covid-19 son de gran alcance si se consideran desde el punto de vista de la migración, ya que afectan tanto a los migrantes como a sus familias, que dependen de las remesas”, dijo la vicepresidenta de Desarrollo Humano y presidenta del Grupo Directivo sobre Migración del Banco, Mamta Murthi.

En el caso ecuatoriano, el Gobierno estimó una reducción de USD 570 millones en las remesas del 2020, respecto del 2019.

USD 2 351 millones ingresaron por ese concepto durante los nueve primeros meses del año pasado, según el BCE. Esa cifra fue ligeramente inferior a la registrada en el mismo período del 2019, que fue de USD 2 391 millones.

Esta recuperación se dio porque en el tercer trimestre del 2020 se registró el primer aumento de ese año, que se ubicó en el 12,71% en relación con el mismo lapso del 2019. Según el Banco Central, este aumento trimestral se produjo por el paquete de estímulos aprobados por el Gobierno estadounidense y a la relativa reactivación de la economía europea.

Los nuevos retos para la reactivación regional

La reactivación turística es uno de las grandes metas para la región en 2021. En Río de Janeiro hay expectativa por la llegada de visitantes. Foto: Fabio Motta / EFE

La reactivación turística es uno de las grandes metas para la región en 2021. En Río de Janeiro hay expectativa por la llegada de visitantes. Foto: Fabio Motta / EFE

Agencia EFE   (I)
El paso de la covid-19 por América Latina convirtió el 2020 en un año perdido en las reformas pendientes y, además, ha dejado la economía de la región dañada y en peor situación para avanzar en la reducción de la brecha que la separa de las economías desarrolladas. Estos son los principales retos a los que se enfrenta Latinoamérica en 2021.

América Latina debe destinar un porcentaje adicional de su PIB durante décadas para cerrar la brecha de infraestructuras (ferroviarias, portuarias, digitales, energéticas, etc.) respecto a otras regiones del mundo.

A la vista de las estrecheces presupuestarias que afrontarán en 2021 los países y la caída de la financiación que llega del exterior, la colaboración público-privada es la única vía para mantener el ritmo de inversión y avanzar en el desarrollo de infraestructuras.

En este punto también es clave el apoyo de los bancos de desarrollo multilaterales de la región, CAF y BID, a la hora de impulsar proyectos.

El Institute for International Finance (IIF) cifra la salida de capitales de los países emergentes en el primer trimestre en más de USD 100 000 millones. Un tercio de esta cantidad corresponde a Latinoamérica, según los cálculos del FMI. Hasta septiembre no se recuperó el flujo anterior a la pandemia y en América Latina todavía no se ha llegado a ese punto.

La Cepal prevé a una caída de la inversión extranjera directa este año entre 45 y 55%, el mayor descenso en el mundo, y recomienda centrarse en sectores que promuevan el cambio técnico, como las energías renovables, la movilidad sostenible, las industrias digitales y de la salud, la economía circular y el turismo sostenible.

Además, algo importantes es apuntar a crecer en los intercambios dentro de América Latina, con un mercado potencial de 650 millones de habitantes, supone un seguro ante eventuales crisis externas de oferta o demanda.