Fidel Brito y Juan Carlos Mazón con el equipo de Crepe and Company Riobamba. Uno de los locales está en el centro histórico de esa urbe. Foto: Glenda Giacometti / LÍDERES

Fidel Brito y Juan Carlos Mazón con el equipo de Crepe and Company Riobamba. Uno de los locales está en el centro histórico de esa urbe. Foto: Glenda Giacometti / LÍDERES

El sabor de estas crepes se expande en cinco ciudades

18 de septiembre de 2019 10:26

El menú y sus tres líneas de negocio son las fortalezas de Crepe and Company. Fidel Brito y Juan Carlos Mazón son los propietarios de la franquicia que surgió en Riobamba y ahora está en otras cinco ciudades del país.

Ambos socios investigaron el mercado ecuatoriano y diseñaron el menú inspirado en las tradicionales crepes francesas, pero con originales adaptaciones de sabor que les aportan identidad local. El menú incluye, por ejemplo, crepes de babaco y manzanas caramelizadas.

“La idea es conservar la calidad que tienen las creperías en Francia, pero agregarles nuestros sabores latinos. En Ecuador hay frutas exquisitas y eso es una ventaja que aprovechamos cuando creamos el menú”, cuenta Juan Carlos Mazón, de 32 años.

Aunque ni él ni su amigo de la infancia, Fidel Brito, estudiaron gastronomía, comparten su pasión por la cocina y los sabores. Juntos aspiraban iniciar un emprendimiento tras graduarse de la universidad en el 2015, así que empezaron a estudiar el mercado.

“Vimos que en Riobamba no había diversidad culinaria. En esa época pocos sabían lo que era una crepe, así que en un arrebato nos compramos dos boletos de avión y viajamos a Europa para investigar sobre esa preparación”, recuerda Fidel, de 31 años.

En Europa los emprendedores visitaron al menos un centenar de creperías, se capacitaron sobre la preparación de las masas, los rellenos, las maquinarias, insumos, entre otros detalles del negocio.

A su retorno, en septiembre de ese mismo año, invirtieron USD 20 000 en la apertura de su primer local. Lo instalaron en un espacio de 36 metros cuadrados en el norte de Riobamba.

Con el dinero de la primera inversión importaron maquinarias para la preparación de las crepes. Además, contrataron un equipo de diseño gráfico para el desarrollo del logotipo y el concepto del primer restaurante.

El local tiene un estilo industrial. El mobiliario está hecho con pallets reciclados y entre las decoraciones sobresalen los murales del artista riobambeño Cristian Gaibor, quien retrató sobre lienzos negros iconos patrimoniales de la ciudad. “El arte complementa la experiencia gastronómica. Este concepto se combina perfectamente con la galería artística y promueve la cultura local”.

Para noviembre del 2017 la marca estaba posicionada en el mercado, el local se trasladó a un nuevo espacio en el centro histórico de Riobamba y los emprendedores estaban listos para convertirlo en una franquicia. Para comercializar la marca ellos desarrollaron tres líneas de negocio: ‘To Go’: crepes empacadas en una especia de cono de papel que pueden comerse al caminar, Exprés: restaurantes pequeños y medianos ambientados con el mismo estilo del primer local, y Máster: restaurantes grandes con un menú más amplio.

Al ser una franquicia los creadores del negocios cobran por regalías entre el 6% y el 10% de las ventas. Además hay un pago por el ‘know how’ y la marca que oscila entre USD 10 000 y 20 000. La venta de la franquicia incluye capacitación constante para los emprendedores y su equipo de trabajo, distribución de materias primas, acompañamiento técnico, entre otras herramientas.

“Somos muy cuidadosos con nuestra marca, por eso nos aseguramos que la calidad de los productos se mantenga en todos los locales. Siempre apoyamos a nuestros franquiciados”, explica Juan Carlos.

La primera franquicia se abrió en La Libertad, pero hoy también están en Salinas, Ambato y Samborondón. Este año se abrirán también tres nuevos locales en Quito. “Nuestras preparaciones tienen mucha aceptación con el público joven, adulto y especialmente con los niños. Tenemos mucha confianza en la marca y nos esforzamos por mantener la calidad alta de los productos”, dice Lorena Falconí, propietaria de la franquicia en Ambato.

El menú actualmente incluye 10 opciones de crepes dulces y 10 de sal, pero se innova constantemente. Cuentan con masas libres de gluten, también hay masas de albahaca y orégano, y opciones veganas. El producto estrella es la crepe armonía de amor, una crepe de dulce con chocolate y frutas.

‘Nuestras preparaciones son únicas’

Marco Polo Santos. Administrador de franquicias

Los platillos tienen nuestra marca personal. Cada detalle de la presentación y sabor implica mucho cuidado y capacitación. Las crepes, tanto de sal como de dulce, están decoradas con detalles de garmish que le aportan calidad a los platos y motivan a los clientes a tomarles fotografías y compartirlas en sus redes sociales. Todo esto es parte de la experiencia gastronómica que ofrecemos en nuestros seis locales en el país.

Como administrador de las franquicias, mi función es capacitar al equipo de colaboradores para que en todas las ciudades nuestros clientes puedan disfrutar de la misma calidad de presentación y sabor en sus crepes.

Nuestro menú para restaurantes además se complementa con ensaladas, postres y bebidas frías y calientes muy originales que han tenido mucha acogida en el público.

La innovación también nos caracteriza como marca. Constantemente investigamos nuevas preparaciones y nuevos ingredientes, pero conservamos nuestra calidad original. Queremos sorprender a los clientes.