Mónica Orozco (I) Redaccion @revistalíderes.ec
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Ellas desarrollan juguetes electrónicos para escuelas

En una de las aulas de la Fundación Antorcha de Vida, en Sangolquí, el silencio es casi absoluto. Allí, 20 chicos, algunos con discapacidad severa, miran expectantes a su maestra mientras extrae los juguetes de un armario.

El material es diverso. Algunos tienen botones que, al tocarlos, irradian luces o emiten sonidos. Otros vibran al caer.

Los juguetes fueron creados, especialmente para ellos, por estudiantes de la Universidad de las Fuerzas Armadas-Espe, con apoyo de dos profesoras, las ingenieras en Electrónica, Nancy Paredes y Johanna Tobar. Todo ello, en el marco de un proyecto universitario que busca conectarlos con la comunidad.

Aunque el proyecto empezó hace varios años, desde el 2013 ya se realiza de forma sistemática, explica Paredes. Han participado unos 300 estudiantes y más de una veintena de instituciones.

"Además de dotar de conocimientos técnicos a los estudiantes, la universidad busca formarlos en valores, que sepan que con sus conocimientos pueden solucionar alguna necesidad de sectores vulnerables", dice Tobar.

Además de juguetes, han creado colchonetas vibratorias para estimulación muscular de niños con discapacidad, tableros electrónicos que ayudan a estimular la memoria del adulto mayor, etc.

Érika Jácome y Jhoselyn Guayasamín, estudiantes de la carrera de Electrónica, elaboraron un tablero electrónico que ayuda a los niños a mejorar el reconocimiento de las letras del abecedario.

"Algunos jóvenes tienen apego con los chicos, otros les tenían miedo. Con el proyecto comprenden que estos chicos son parte de la diversidad", dice Nancy Romero, quien dirige la fundación.

La meta es que los estudiantes no piensen en hallar soluciones, sino en atender necesidades, dice Tobar.

"No solo convivimos con los niños, nos apoyamos con psicólogas del centro para mejorar el proyecto. Fue importante porque si el trabajo no llama la atención del niño, no sirve", dice Guayasamín.

Para la maestra Gissella Merino, los juguetes mejoran la concentración, la parte lúdica e incluso el comportamiento de los chicos. Ahora están por implementar un laboratorio para dar mantenimiento a los materiales producidos.