Francisco Espinoza / para LIDERES

Lucila Lema y su esposo, Enrique Males, levantaron esta microempresa que tiene fama dentro y fuera del país. Foto: Francisco Espinoza / para LIDERES

Los diseños de Quichua Marka no abandonan sus raíces

19 de septiembre de 2017 13:33

Puntada tras puntada, Enrique Males y su esposa Lucila Lema lograron consolidar Quichua Marka (Pueblo Quichua, en español), una de las firmas de elaboración de ropa más reconocidas de Otavalo, provincia de Imbabura.

El almacén de estos emprendedores del pueblo kichwa está ubicado frente al tradicional Mercado de Ponchos, uno de los íconos turísticos de la Sierra Norte.

Los modelos de las coloridas prendas de vestir se pueden admirar en las perchas, vitrinas y maniquíes del local comercial, ubicado en la esquina de las calles Salinas y Modesto Jaramillo.
Son diseños innovadores y modernos, que se fusionan con los trajes típicos. En la mayoría de prendas resaltan los bordados a mano de flores y de figuras de las culturas ancestrales andinas. También los tinturados artesa­nales. “Nos especializamos en ropa de verano, elaborada en tela de algodón y con diseños exclusivos”. Así resume Lucila Lema la línea de producción.

Quichua Marka lleva 23 años en el mercado. Los diseños nacen de las ideas de Enrique Males, su esposa y Luis, el último de los cuatro hijos de la pareja, que hoy apoya
la microempresa familiar.

No se puede desconocer la influencia del patriarca de la familia, que ahora tiene 63 años. Durante su juventud recorrió, como muchos otavaleños, Norteamérica y Europa. Luego participó en cursos de diseño de modas, en Colombia, en donde vivió varios años. Eso le ha permitido ampliar la perspectiva de producción.

A Males siempre le gustó confeccionar blusas y camisetas. Inicialmente se especializó en el estampado. Pero tras la capacitación decidió poner su toque personal. Ahora ofrece pantalones flojos y entallados, blusas escotadas o discretas y también vestidos para toda ocasión.

Con los años, han desarrollado actividades puntuales. Enrique Males se encarga del área de corte, costura y detalles de la confección de cada prenda. Mientras que Lucila Lema es la responsable de los trabajos de bordado y del tinturado manual. La emprendedora los elabora según el diseño y el modelo de cada blusa, falda o vestido.

Entres sus clientes están ciudadanos nacionales y extranjeros. Muchos de ellos mantienen nexos comerciales por años, como Rosa Cotacachi, vinculada al grupo de música tradicional Charijayac, que reside en España.

Lema comenta que periódicamente Cotacachi adquiere cientos de camisas, para atender los pedidos de clientes europeos. Otros pedidos llegan de Quito, Guayaquil, Cuenca y de Estados Unidos, Francia e Italia.

Cada año, antes de empezar el verano, se elaboran las nuevas colecciones. Aunque permanentemente Quichua Marka está innovando, hay diseños que no pasan de moda, afirman estos emprendedores imbabureños.

También aseguran que los compradores difícilmente pueden conseguir productos similares entre los 3 000 comerciantes de textiles artesanales de la vecina Plaza de Ponchos. Eso se debe a que en el taller de Quichua Marka se hace hincapié en el control de calidad, principalmente de la materia prima y los terminados.

Varios diseños también provienen de ideas y sugerencia de los amantes de este estilo de ropa, que llegan a la tienda.

La firma no ha estado libre de los intentos de copia de sus diseños. A eso se debe que innovan permanentemente. Prefieren ser discretos en la presentación de los nuevos modelos. Es por ello que ni siquiera tienen una página Web, explica Luis Males.

El taller de producción está ubicado en la segunda planta del almacén. Sin embargo, cuentan con colaboradores externos. Hasta hace ofrecían trabajo a 20 personas encargadas de la confección de los trajes y 30 bordadoras, a los que se les enviaba el material.

Sin embargo, tras una paulatina baja de las ventas se quedaron con cuatro costureras y cuatro bordadoras. Males y Lema confían en que los diseños exclusivo de Quichua Marka les mantendrá a flote en su negocio.