Flavio Mendoza, elabora variedades de dulces manabitas hace 34 años, en el cantón Flavio Alfaro. Foto: Juan Carlos Pérez /LÍDERES

Flavio Mendoza, elabora variedades de dulces manabitas hace 34 años, en el cantón Flavio Alfaro. Foto: Juan Carlos Pérez /LÍDERES

La dulce tradición que tienen los manabitas

11 de septiembre de 2017 15:08

Una columna de recipientes con dulces en su interior se exhiben en las perchas de los negocios manabitas apostados en las vías de Flavio Alfaro, Manabí.

El olor que emanan estos aperitivos se percibe a metros de distancia, y no hay quien se resista a probarlos cuando se pasa por esos lugares. En el sitio La Crespa tienen fama los troliches, el manjar, los suspiros y las roscas.

Casi todos son el resultado de la mezcla de panela, leche y miel. Pero en las vitrinas cada dulce tiene un aspecto distinto y así se vuelven irresistibles al paladar de los clientes que llegan en cantidades a “endulzar la vida”.

Con esa frase, Flavio Mendoza evoca el origen de esta actividad, que es parte de una de las tradiciones del montuvio manabita.

Él, por ejemplo, aprendió a elaborar los dulces ancestrales en hornos de barro, en los que la leña era el elemento central para la cocción del producto.

Hace 40 años, cuando se inició en esta actividad, el trabajo no era fácil, pues debía ir a las fincas de las zonas rurales a cortar la madera necesaria para activar el horno.

Desmontar los trozos de la leña con machete no era tan complicado como si lo era llevar la carga al hombro o montarla en un burro.

Había que recorrer largas distancias y sortear caminos difíciles, pero era una prueba que debían pasar todos los que deseaban incursionar en la elaboración de los dulces típicos manabitas.

La idea de entonces era que se conozca cómo se daba la cadena de la producción, hasta llegar al paladar del cliente. Nada sencillo para quien ve el producto empacado en una tarrina o dentro de una funda, como era la presentación de esos años, recuerda Mendoza con alegría.

En la provincia manabita no hay persona o familia que tenga vínculo con la ruta de los dulces.
El cantón Rocafuerte es el más conocido por esta tradición, aunque también hay establecimientos en Flavio Alfaro.

Solo en Rocafuerte, 146 familias elaboran 300 variedades de dulces, según el Municipio.
En esa lista están los huevos moyos, bocadillos, troliches, galleta de almidón, limón relleno, alfajores, dulces de camote, papaya, suspiro y cocadas. Pero hay costumbres alrededor de estos aperitivos que han cambiado con los años en las familias manabitas.

Ahora ya no caminan a sitios distantes para conseguir la leña. Les basta un horno a gas o el que traen incorporadas las cocinas para hacer realidad esos deliciosos ‘manjares’, reconoce Bella Napa, emprendedora de La Crespa.

Su elaboración mantiene intacta esta costumbre que surgió como un plus de la gastronomía manabita, dice el historiador Ramiro Molina.

El montuvio del pasado acostumbraba preparar dulces para que sean consumidos luego de una cena especial. A manera de postre, se los servía para cerrar con buen sabor luego de la ingesta de una comida típica.

Así el dulce dio un salto a los negocios a partir de esa tradición dentro del hogar, según Molina.
No obstante, el origen de esta actividad se la atribuye a las enseñanzas de las religiosas franciscanas y mercedarias que empezaron a elaborarlos en el siglo XIX.

Ellas prepararon los primeros modelos de alfajor, que es el dulce de más larga data en la provincia.

Se trata de una composición de harina, azúcar, leche, yemas de huevo, soya y vainilla.
Su presentación final es como una moneda de USD 1 triplicada en tamaño. Esto lo cuenta Juan Ramón Urdánigo, presidente de la Asociación de Productores y Comerciantes Artesanales de dulces de Rocafuerte.

Su organización, cada año realiza un festival para resaltar el valor histórico de los dulces. Su mensaje es llevar los aperitivos tradicionales a los sitios más remotos del país y el mundo.
Es precisamente lo que hacen con sus emprendimientos en la vía Rocafuerte-Portoviejo. Los turistas no dudan en llevarlos para ir degustando o por encargo.