Leonardo Cerda en Washington DC, para hacer una denuncia en contra de los pueblos amazónicos (izquierda). En el Foro Cop 21, que se efectuó en París, Francia (derecha y abajo). Fotos: Cortesía Leonardo Cerda

Leonardo Cerda en Washington DC, para hacer una denuncia en contra de los pueblos amazónicos (izquierda). En el Foro Cop 21, que se efectuó en París, Francia (derecha y abajo). Fotos: Cortesía Leonardo Cerda

Emprende y trabaja inspirado en la selva amazónica

15 de marzo de 2017 15:26

La primera vez que Leonardo Cerda visitó Quito, hace 20 años, recuerda que vio el Hotel Marriott y tuvo la impresión de que llegaba al futuro. “Nunca había visto un edificio”.

En esa época tenía ocho años y salió por primera vez de la comunidad de Serena, que queda cerca del Tena (provincia del Napo), en la Amazonía ecuatoriana.

Pese a que Cerda nació y creció en un lugar recóndito –alejado de las grandes urbes ecuatorianas- siempre tuvo contacto con el mundo exterior.

Gracias a la llegada de misioneros y turistas al ‘lodge’ de sus padres, el joven kichwa amazónico aprendió inglés a temprana edad; su primer libro que le regalaron fue uno de Harry Potter.

Michael Uzendoski, estadounidense radicado en el país, quien está al frente de la maestría de antropología en la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso), conoce a Cerda desde la cuna, debido a que el académico por sus investigaciones llegó a su comunidad y rentaba una habitación a su abuela, en 1995.

Uzendoski define a Cerda como un “kichwa urbano” debido a su proceso de educación en diversas partes del mundo. “Es como un guerrero para la cultura”.

Cerda, a quien sus amigos y colegas le dicen Leo, siempre estuvo en contacto con ese mundo que iba más allá de las fronteras de su país gracias al inglés.

Ahora, este emprendedor social busca ser el puente entre el planeta y la Amazonía ecuatoriana. Desde noviembre del año pasado está al frente de Hakhu (que significa vamos juntos), una iniciativa que trabaja con 60 mujeres de las provincias de Napo, Pastaza y Orellana, de las nacionalidades Kichwa, Shuar, Achuar y Waorani para elaborar bisutería étnica.

Su idea es crear una plataforma on line para comercializar estos productos con acabados ‘premium’ inspirados en diseños de las nacionalidades.

Se tiene previsto que Hakhu se lance en el país a fines de este mes. Pero Leo es más ambicioso. Su propuesta también busca ser presentada en Nueva York el próximo mes y para ello cuenta el apoyo de Scott Nylund, diseñador que trabaja en proyectos sustentables y que también ha diseñado para la cantante pop Beyoncé.

Nylund, a través de correo electrónico, detalla que conoció a Leo en un panel de mujeres líderes indígenas y conferencistas en las Naciones Unidas, en Nueva York, organizado por Amazon Watch.

El diseñador señala que habló con una amiga común, Nina Gualinga, sobre cómo puede involucrarse más en la difusión de la conciencia sobre las luchas indígenas de las comunidades amazónicas, por lo que me recomendó asistir a este panel. “Después del panel, Leo, yo y Nina planeamos trabajar juntos”, dice Nylund.

Pero este emprendimiento social es solo una parte del trabajo de Leo con las comunidades de la Amazonía. A escala internacional, en los últimos años ha colaborado como coordinador nacional del Programa Ecuador de la organización ambiental Amazon Watch.

En ese período ha seguido de cerca temas de conservación ambiental y territorios indígenas, cambio climático. Producto de ello, ha participado en foros internacionales como la Conferencia de las Partes (COP), el Foro de Asuntos Indígenas, la Cumbre sobre el clima y la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza.

Además, durante tres años colaboró en el desarrollo de un modelo de comercio justo para la creación de una cadena de valor de Guayusa, con Runa Foundation. También ha trabajado en entidades públicas del país.

El interés de Cerda por la causa amazónica despertó a cuando tenía 14 años. En ese entonces, recuerda que una delegación de la Universidad San Francisco de Quito (USFQ) visitó su comunidad para dar charlas sobre minería, petróleo y ambiente.

El contacto con esa casa de estudios fue casi una epifanía y buscó vincularse a iniciativas que defiendan de las comunidades indígenas y entre sus objetivos estaba estudiar leyes.
En el 2007 –gracias a una beca que por su origen étnico le otorgó la USFQ- estudió ciencias políticas y relaciones internacionales.

Juan Javier Dávalos fue su compañero en la universidad y cuenta que fue parte del gobierno estudiantil y siempre defendió las causas de las nacionalidades indígenas. “Es un gran amigo. Es muy inteligente, es una persona que ha logrado hacer lo que se ha propuesto y no se ata a un trabajo por un sueldo”.

Cuando concluyó su carrera, en el 2012, se ganó otra beca para estudiar un diplomado en Administración y Negocios en Konkuk University, en Corea del Sur.