Guido Caicedo, profesor de la Espae y uno de los autores del estudio GEM en Ecuador, presentó la semana pasada, en Guayaquil, los resultados de la  investigación sobre emprendimiento. Foto: Enrique Pesantes / LÍDERES

Guido Caicedo, profesor de la Espae y uno de los autores del estudio GEM en Ecuador, presentó la semana pasada, en Guayaquil, los resultados de la investigación sobre emprendimiento. Foto: Enrique Pesantes / LÍDERES

El emprendimiento enfrenta una lista de tareas y desafíos

16 de junio de 2017 19:10

Ecuador mantiene el Índice de Actividad Emprendedora Temprana (TEA) más alto de la región y a escala global es el segundo país más emprendedor, después de Burkina Faso. Así lo señala el Global Entrepreneurship Monitor 2016 (GEM), un estudio que analiza 66 economías y que establece el índice de emprendimiento.

El año pasado, el Índice de la Actividad Emprendedora Temprana para Ecuador fue de 31,8%, es decir que uno de cada tres adultos había emprendido en un negocio o estaba en planes de hacerlo. El índice del 2016 es similar al del 2015, cuando se ubicó en 33,6%.
Pero el informe también muestra que existen tareas por cumplir con el fin de lograr emprendimientos de calidad.

La primera tiene que ver con el empleo. El GEM 2016 señala que el impacto de los emprendimientos ecuatorianos en la generación de empleo es menor. Siete de cada 10 emprendimientos son unipersonales y con bajas expectativas de generación de puestos de trabajo.

También se observa un estancamiento en la internacionalización de los negocios. El 92% de los emprendimientos de la TEA no tiene clientes internacionales, cifra muy por encima de países como Colombia y Chile quienes muestran tasas de 67% y 52% respectivamente.
Y una tercera tarea tiene que ver con la dificultad que tienen los emprendedores para acceder a fuentes de financiamiento.

En Ecuador el estudio se desarrolla con el apoyo académico de la Espae Graduate School of Management, que es parte de la Espol. Guido Caicedo, profesor del centro de estudios y uno de los autores del GEM 2016, dice que la actividad emprendedora en el país ha sido alta desde siempre, sobre todo en Guayaquil. Pero una de las principales debilidades es el apoyo financiero, especialmente para los negocios nacientes.

En el 2016, el 22,4% de la población adulta fue emprendedor naciente y el 11% emprendedor nuevo. El emprendedor naciente lo conforman aquellos que arrancan por primera vez un negocio y tienen hasta tres meses de operaciones, mientras que el emprendedor nuevo es aquel que ya está establecido y tiene un negocio operativo de 3 a 42 meses.

“No basta con decir que tenemos un emprendimiento. Se debe generar innovación, tecnología y financiamiento para que el emprendimiento se mantenga y el esfuerzo no sea en vano”, dice Xavier Ordeñana profesor de la Espae y también autor del estudio.

El financiamiento es la principal causa de fracaso de los negocios nacientes, según expertos y analistas. Para el presidente ejecutivo de la Asociación de Bancos Privados, Julio José Prado, existe mucho por trabajar, tanto por parte del emprendedor como por parte de las entidades financieras.

“El emprendedor debe saber cómo acercarse al banco, qué tipo de crédito debe pedirle y a qué banco. También hay que entender en qué etapa del proyecto está. Se necesita hacer un mejor ‘match’ entre ambos”, explica Prado.

La primera fuente de financiamiento en el Ecuador son los bancos. En el 2016, el 45% de los emprendedores utilizó créditos del sistema financiero para su negocio. Hubo una reducción con relación al 2015 cuando el aporte de los bancos fue del 47%.

El 33% de los emprendedores ecuatorianos recibió inversiones de familiares. Y el uso de fondos del Gobierno es del 3% para los emprendimientos. Precisamente, una de las ofertas del nuevo Gobierno es promover el emprendimiento y facilitar fuentes de financiamiento.
Según Prado, la última década estuvo marcada por una excesiva regulación y control por parte del Estado y es necesario hacer una pausa normativa. Esto con el objetivo de incentivar la innovación.

La creación de empleos es un punto por mejorar, añade Caicedo. El objetivo de un emprendimiento debe ser generar empleo a largo plazo, de esta forma se convierte realmente en un aporte para el país, asegura este catedrático.

Sobre este punto, Pablo Carrera, coordinador de Emprendimiento de la Universidad San Francisco de Quito, señala que los emprendedores del país no toman riesgos, como desarrollar nuevos esquemas para comercializar productos, que ya se viven en otros países. “Al consumidor hay que educarlo y guiarlo, con la tecnología, por ejemplo”.

Lo bueno, añade Beltrán, es que el ecuatoriano es una persona de empuje, que no retrocede a pesar de las dificultades. Para potenciar la actividad, dice, hay que ampliar la visión y mejorar la educación.

Los retos en el país son permanentes

Las ganas de emprender vencen todas, o casi todas las dificultades. Eso lo saben los emprendedores ecuatorianos que cada día enfrentan desafíos para desarrollar sus ideas de negocios.

El Global Entrepreneurship Monitor 2016 (GEM) aporta con una suerte de perfil del emprendedor ecuatoriano. El estudio señala, por ejemplo, que los emprendedores ecuatorianos tienen una escolaridad promedio de 11 años y una edad promedio de 36 años, mientras que los propietarios de negocios establecidos tienen en promedio nueve años de escolaridad y 42 años de edad.

La investigación también detalla datos como el nivel de ingresos y el grado de ocupación (ver gráfico) de estos “héroes modernos” que invierten tiempo y recursos para sacar adelante una idea.

El GEM 2016 ratifica que la necesidad y la oportunidad son los dos catalizadores de la actividad emprendedora. Eso lo sabe Lorena Castillo, una manabita de 44 años que pertenece a este grupo.

Esta mujer montó su propio negocio hace un año. Ella elabora ají, aliños y condimentos y detalla que decidió emprender ante la falta de recursos económicos para mantener a su familia, luego del terremoto del 16 de abril del año pasado, en Manabí.

El negocio de Castillo es unipersonal y aunque ha llegado con sus productos a las perchas de supermercados, todavía tiene obstáculos para exportar como la falta de inversión para ser más competitiva. Así cuenta esta mujer que terminó la educación secundaria y tiene título de bachiller.

Otro ejemplo que encarna las cifras del GEM 2016 es Hugo Jácome. Él es uno de los creadores de la plataforma de comunicación Speakliz pensada en personas con discapacidad auditiva.

Jácome es directo: “Hay que admitir algo, el Ecuador es todavía un país muy agresivo o difícil para los emprendedores. Quien quiere emprender un negocio se enfrenta a restricciones de capital”.

Este desarrollo tecnológico cuenta con tres socios. Ellos no trabajan con más personal por el momento. Jácome considera que al ser un emprendimiento tecnológico tienen mayores posibilidades para internacionalizarse. “Lo importante -añade- es la innovación frecuente”.

Otra característica de los emprendedores es la capacidad de reinventarse para sortear obstáculos. Esa cualidad la tiene Diego González, fundador de Link World Ecuador. Su negocio inicial consiste en la importación de accesorios para computadoras hacia países como Ecuador.

Pero en el 2016 González, radicado en Ecuador, decidió empezar a exportar licor de cacao. Esta iniciativa surgió después de contactar a un amigo en EE.UU. quien lo escogió como proveedor.

González también da testimonio de que cuando una persona emprende no tiene nada que garantizar resulta muy difícil acceder a financiamiento.

Otra dificultad, cuenta Gónzález, es la falta de contactos en el extranjero. Él los ha conseguido gracias a que estudió en Canadá, a su propia iniciativa de salir del país a través de becas de intercambio y tras viajar a China, prácticamente como mochilero. Hoy exporta y mantiene su empresa gracias a esos contactos.

Cuatro recomendaciones cruciales para el ecosistema

Los resultados del Global Entrepreneurship Monitor 2016 (GEM) dejan enseñanzas, pero también plantean sugerencias que permitan consolidar un ecosistema emprendedor de calidad en Ecuador. El estudio incluye recomendaciones en cuatro áreas específicas: políticas de gobierno; educación y entrenamiento; capacidad emprendedora; y apoyo financiero.

En políticas de gobierno el GEM sugiere flexibilidad laboral, incentivos fiscales, un marco regulatorio amigable a la inversión, así como una legislación que incorpore nuevas formas de financiamiento. Esto incluye inversionistas ángeles, capital de riesgo y ‘crowdfunding’. La reducción de complejidad y duración de trámites es otra recomendación.

En cuanto a educación y entrenamiento el reto es desarrollar habilidades para emprender desde la educación básica y capacitar a inversionistas.

En lo que es capacidad emprendedora, el GEM sugiere aumentar los fondos concursables extendiéndolos a otras ciudades fuera de Quito, Guayaquil y Cuenca. También, pide emular iniciativas exitosas en otros países como Start Up Chile por ejemplo.

Y para mejorar el apoyo financiero, el estudio sugiere tener normativas financieras que acompañan nuevas formas de financiamiento. Allí la tarea es de la banca privada y pública.
Pablo Carrera, coordinador de Emprendimiento de la Universidad San Francisco de Quito,
aporta con más ideas. Este experto dice que el emprendedor ecuatoriano tiene al menos tres obligaciones: mejorar las prácticas de manufactura, perder el miedo a las nuevas tecnologías, así como confiar en los demás. “Una cosa es saber hacer un producto determinado y otra es desarrollar estrategias de negocios, o manejar temas tributarios o laborales”.

Según Beltrán existen algunos emprendedores que por ahorrar deciden hacer todas las tareas. Eso perjudica la negocio que está empezando. “Tienen que pensar en grande, dejar atrás las visiones de tercer mundo y apuntar a objetivos mayúsculos”.