Una imagen con los funcionarios del Senae y Maersk. A lado junto a su esposo y sus cuatro hijos en Guayaquil. Abajo, con su equipo de Sealand en la fiesta de Fin de Año de 2019. Fotos: Enrique Pesantes /LÍDERES  y archivo particular

Una imagen con los funcionarios del Senae y Maersk. A lado junto a su esposo y sus cuatro hijos en Guayaquil. Abajo, con su equipo de Sealand en la fiesta de Fin de Año de 2019. Fotos: Enrique Pesantes /LÍDERES y archivo particular

Ella es una experta de la industria naviera

3 de marzo de 2020 08:37

La perseverancia y la actitud son parte de la herencia familiar de Ana María Cañarte Molestina, gerente comercial de SeaLand, una compañía de la naviera Maersk.

Nació en Guayaquil hace 37 años y es la menor de cuatro hermanos. Sus padres tienen una especial influencia en su carácter. De su madre heredó el espíritu de liderazgo y la calma; de su padre, la actitud y la sed por abrirse a conocer el mundo.

Estudió la escuela en la Unidad Educativa Nuestra Señora de la Merced y el colegio, en el Nuevo Mundo en Guayaquil.

Ana María cataloga a su etapa colegial como llena de retos. “Siempre fui muy extrovertida y me gustaba influir en la gente. Por ejemplo, aunque no ocupe cargos de presidenta de Consejo Estudiantil o cosas por el estilo, era la que armaba los equipos y lideraba actividades extracurriculares”.

A los 18 ingresó a estudiar Comercio Exterior en la Universidad de Especialidades Espíritu Santo (UEES). Para Cañarte empezar la carrera fue la pieza que faltaba en el “rompecabezas de su vida”. Siempre le interesaron las relaciones internacionales y el movimiento comercial del mundo.

“Siempre supe que lo mío no eran los números y la ingeniería fría. Quería ser el nexo con los consumidores y conocer su comportamiento”.

Ya en la universidad, participó en el International University Program que reforzó aún más la línea quería seguir.

Simultáneamente al primer año de carrera empezó a trabajar a medio tiempo en Avianca. Cañarte afirma que su padre tuvo “muchísimo” que ver en su formación.

“Él era muy estricto y me enseñó a no quedarme sin hacer nada. Debía ser integra y positiva”.
En Avianca laboró casi tres años en el área comercial; luego pasó a Tame a ocupar un cargo similar.

Al final de su carrera universitaria, en el 2006 se abrió la vacante en Maersk y la tomó. Relata que las pruebas de ingreso fueron complejas. Las matemáticas, el inglés y los test psicológicos eran vitales para el puesto.

En ese momento, cuenta Ana María que cayó en cuenta de que ocuparía un cargo de ventas pero de un sector que mueve la economía mundial. Pasaría de vender ‘tickets’ aéreos a vender los espacios en el barco. Fue así como con 23 años de edad ingresó a la naviera danesa Maersk.

Empezó ocupando el cargo de ejecutiva de ventas. A los seis meses se desempeñó como coordinadora de ‘E-commerce’.

Con este puesto empezaron los viajes, situación que para la joven era completamente nuevo. “Yo estaba recién comprometida y viajaba a menudo una o dos semanas a distintos países del mundo como representante de Ecuador”.

Tiempo después, en la firma naviera hubo una reestructuración en la forma de trabajo y se enfocó en el posicionamiento de cuentas clave. En el 2009 pasó a ser coordinadora de ventas para el segmento refrigerado y cuentas clave del grupo hasta el 2012.

Entre 2012 y 2013, Ana María viajó a Brasil a capacitarse sobre el uso de un nuevo sistema. Ella fue la responsable de implementar el sistema de optimización, utilización y rentabilidad de servicios para la región Costa Pacífico del grupo naviero. Luego se desempeñó como supervisora de ventas de Maersk hasta el 2015.

Durante estos años, aparte de su crecimiento profesional, fortaleció vinculos familiares. Contrajo matrimonio y tuvo a sus hijos.

Jéssica Flores, amiga de Ana María por más de 20 años, la cataloga como una gran líder tanto en su trabajo como en su hogar. “No es la jefa tradicional. Es muy involucrada y busca el bienestar para todos. No le gusta que nadie tenga una mala actitud. Es increíble cómo divide su tiempo y es una buena jefa y una buena mamá”.

En el 2015, Maersk decidió relanzar SeaLand. Ana María explica que la compañía apostó por el tránsito intrarregional, replicando lo que ya se hacía en Europa, Asia y África con otras líneas.

Con el lanzamiento, la joven recibe la propuesta de gerenciar comercialmente la compañía.
Para Ana María el reto más grande fue ser la cabeza de una organización. “Estaba acostumbrada a rendir cuentas a un jefe, ahora yo era uno”.

En el 2015 arrancaron siete personas para SeaLand ahora son 12. “Siempre recuerdo las palabras de mi padre sobre la actitud y es lo que hago diariamente”, cuenta Cañarte. Acuñó el lema “Can do attitude” (hazlo con actitud) y así continúa haciéndolo.

Según la gerente comercial, la clave es mantener la comunicación oportuna. El hecho de ser mujer da un ‘plus’ al estar en un entorno masculino. En la compañía y en la vida se promueve el empoderamiento y eso es vital.