Homero Vinueza y sus hijos Daniela y Homero, comparten responsabilidades en la administración de los restaurantes de carnes y sushi, y del bar. Foto: Diego Pallero / LÍDERES

Homero Vinueza y sus hijos Daniela y Homero, comparten responsabilidades en la administración de los restaurantes de carnes y sushi, y del bar. Foto: Diego Pallero / LÍDERES

Una familia especialista en carnes a la parrilla

21 de marzo de 2019 09:47

Los fines de semana asando carnes en parrilladas con familiares y amigos fueron la única experiencia previa de Homero Vinueza para abrir el restaurante La Parrilla de Homero, un negocio que este mes cumplió 15 años en Quito y tiene cuatro locales.

Vinueza tiene 62 años, de ellos, 32 los dedicó a la docencia. La mayor parte de su carrera la pasó en un colegio privado, en donde ejerció la docencia y cargos directivos en países como España, Irlanda, Inglaterra y República Dominicana.

El emprendedor confiesa que siempre que viajaba, se fijaba con atención en los detalles de la decoración, el servicio y la carta de los restaurantes que visitaba. Le gustaba, aunque entonces no tenía planeado tener un restaurante.

Años más tarde, en el 2004, con una inversión de USD 12 000 que reunió a lo largo de su carrera, y luego de una investigación de mercado, abrió su primer restaurante en la avenida República de El Salvador y Naciones Unidas, en un local de 50 metros cuadrados, con ocho mesas y tres empleados.

Vinueza cuenta que decidió hacerlo para no tener que seguir viajando fuera del país con su familia por causa del trabajo.

“Una noche en el dormitorio de mi hijo conversando, le dije: ya me quiero quedar en Ecuador, ¿pero qué hago? Además de ser profesor, lo único que sabía era hacer parrilladas”, recuerda.

La matriz de la Parrilla de Homero todavía funciona en el lugar en el que se abrió el primer local, pero ahora es más grande y comparte terreno con otros dos negocios del empresario: el restaurante de sushi Mizu y el bar Buskers.

Con los cuatro locales de la Parrilla de Homero y los otros dos negocios gastronómicos, atienden mensualmente a unos 15 000 comensales.

Vinueza cree que el éxito de sus emprendimientos radica en tres fortalezas que ha tratado de mantener desde el 2 de marzo del 2004, cuando abrió su primer local. Primero, tenía que ser un restaurante semiformal, con mesas sin manteles que le permitan al comensal sentirse cómodo.

Segundo, tenía que ofrecer platos de calidad y buen sabor sin que eso signifique demandar precios altos. “Sabía que iba a tener menos utilidad, pero con precios bajos terminaría vendiendo más y así ha sido hasta ahora”, dice.

Julio Ospina, proveedor de carne de pollo, destaca el alto nivel de calidad que demanda la Parrilla de Homero. “Trabajamos hace ocho años con ellos y siempre han sido muy serios. Nos solicitan un gramaje específico para los cortes que requieren”.

El tercer punto clave es la calidad en la atención al cliente. Para ello, dice Vinueza, el secreto es estar completamente involucrado y presente en el negocio.

“Se necesita estar muy cerca. Ahora contamos con más personal, tenemos un trabajo más sistematizado y, aún así, tenemos jornadas de 09:00 a 23:00. Pero, como es un negocio familiar, nos apoyamos y nos turnamos para poder descansar y no descuidar el negocio”, manifiesta.

Mario Jarrín, quien vive en la zona del primer local, cuenta que visita el restaurante hace 10 años por la calidad y agilidad del servicio. Además, destaca el buen sabor de los cortes.

El sabor de la carne se debe a que el negocio cuenta con una planta de refrigeración en la que el producto permanece a temperatura de -2 ° para que el músculo del animal se madure y tenga un sabor más jugoso.

Sus hijos, Homero y Daniela Vinueza Ortiz, añade, son parte de la historia de crecimiento de sus restaurantes. Los dos comenzaron desde su adolescencia a ayudar a su padre. Se involucraban en la parrilla y atendían como meseros. “Siempre estaban aquí después de sus clases, yo quería que aprendan que nada en la vida es gratis, que todo implica sacrificios”, señala.

Hace dos años su hijo es el gerente general y Daniela se encarga de las estrategias de comunicación, imagen y publicidad. El joven señala que involucrarse desde la gerencia le ha permitido tomar decisiones para que los negocios se modernicen.“Nos hemos enfocado mucho en la innovación, así atraemos a nuevos clientes. El año pasado invertimos en una remodelación del restaurante de sushi, este año en el bar. En el 2020 esperamos abrir otro local”.

‘Hay que hacer las cosas con buena actitud’

Hernán Castillo 
Cocinero encargado de la parrilla

Trabajo aquí desde hace casi 14 años. Antes sabía algo de hacer carne a la parrilla, pero en La Parrilla de Homero mejoré mucho y aprendí más. Creo que al restaurante le ha ido tan bien todos estos años, principalmente, porque la atención al cliente es excelente. También por la preparación de la comida. No hay secretos, solo se trata de hacer las cosas con amor. En un trabajo, cuando se hacen las cosas con mala actitud, nada sale bien. Eso no pasa aquí. Los términos de la carne, la presentación, todo es importante y los clientes lo valoran, por eso tenemos muchos clientes fijos, como de toda la vida. Con los dueños tenemos una buena relación, ellos son propietarios que están siempre pendientes de todas las cosas, para que todo salga bien. Diariamente tenemos bastante movimiento, sobre todo desde las 13:00 hasta las 15:00 y tenemos una clientela variada. Entre semana vienen grupos de amigos, gente de oficina. Los fines de semana vienen más familias. Entre los platos que más le gustan a la gente están el medio bife y el filet mignon.