Inka Burger tiene uno de sus locales principales en la Gaspar de Villarroel, en el norte de Quito. La cocina está ubicada dentro de un ‘food truck’. Fotos: Diego Pallero/ LÍDERES

Inka Burger tiene uno de sus locales principales en la Gaspar de Villarroel, en el norte de Quito. La cocina está ubicada dentro de un ‘food truck’. Fotos: Diego Pallero/ LÍDERES

El ‘food truck’ que pasó a ser franquicia de comida

14 de julio de 2020 11:10

De un ‘food truck’ que se estacionaba de lunes a sábado entre las calles República del Salvador y Portugal, en el norte de Quito, Inka Burger creció hasta tener hoy seis locales propios, siete bajo modelo de franquicia y una “cocina fantasma” para entrega a domicilio.

El emprendimiento de hamburguesas gourmet se inauguró un 1 de octubre del 2015, en una feria de la agencia de promoción económica ConQuito, celebrada en el Parque Itchimbía. Por cerca de cuatro meses se estacionaron con su “carrito de comida” en la República del Salvador y Portugal.

Fueron pioneros en este modelo de negocio en Quito y de los pocos que lograron sobrevivir y evolucionar. Los vacíos legales para operar en el espacio público y una posterior ordenanza “poco atractiva” para los emprendedores fue “la muerte” de los ‘food truck’ en la capital, considera David Maldonado, cofundador de Inka Burger junto a Mario Hidalgo.

Progresivamente los ‘food trucks’ migraron a locales en plazas de comida. Inka Burger también se subió a esta ola y a la par decidió abrir locales independientes. En marzo del 2016 inauguraron un establecimiento en la Gaspar de Villaroel, en el norte de Quito, con un concepto estético similar al de un ‘food truck’, con mesas de comida y una barra adicional de cervezas y cocteles.

Adicionalmente, la marca se encuentra en tres plazas de comida rápida en el norte y en el patio de comidas del centro comercial El Recreo, en el sur. Además, desde abril cuentan con una “cocina fantasma”, únicamente para entregas delivery en el norte de Quito.

El emprendimiento nació con un concepto de hamburguesas gourmet y aún lo conserva. Entre sus ingredientes hay queso azul, salsa de aceitunas negras y queso parmesano, salsa de queso con cerveza. El menú se ha mantenido similar con innovaciones en el tiempo. Recientemente incluyeron en su oferta las alitas, con cinco opciones de salsas.

Uno de los proveedores de Inka Burger es Floralp, que les abastece desde sus inicios de distintos quesos, como americano, cheddar y provolone ahumado. “Desde un principio vimos el potencial de la marca, la acogida que tenía en el público. Ha sido importante ver su proceso de crecimiento”, comenta Juan Francisco Bahamonde, jefe comercial Floralp.

Como parte de una estrategia de crecimiento, la empresa decidió en 2018 comenzar a franquiciar la marca, principalmente con la idea de llegar a otras ciudades del país. “Hicimos una consultoría para tener un sistema válido y ordenado, con garantías para los inversionistas. Nosotros brindamos un acompañamiento integral”, asegura Maldonado. Por derecho de uso de la marca, la empresa cobra un monto de USD 20 000 y un 4% por ventas brutas del local.
La primera franquicia se abrió en Riobamba, donde en los próximos días se inaugurará otra. Hay tres más en Guayaquil. Una en el valle de Los Chillos y otra en el valle de Cumbayá, en Quito.

El emprendedor David Maldonado es el cofundador y gerente general de la empresa Inka Burger. El negocio desarrolla planes de expansión.

El emprendedor David Maldonado es el cofundador y gerente general de la empresa Inka Burger. El negocio desarrolla planes de expansión.

Georgina Valle está asociada en la de Los Chillos, junto a otra persona, desde mayo del 2019. El local está ubicado en una plaza de restaurantes. “Buscábamos emprender. Anteriormente habíamos sido clientes de Inka y nos llamaba la atención el tipo de negocios y que ya era una marca reconocida”, recuerda Valle, quien comenta que hasta ahora les ha ido muy bien, incluso en medio de la pandemia. “Los resultados han sido favorables, fue lo que nos prometieron”.

Uno de los locales de Guayaquil está localizado en la zona cultural Plaza Guayarte. Los hermanos Vicente y Alejandro Maldonado invirtieron en la franquicia, inaugurada en noviembre del 2018. “Nos gustó el concepto de hamburguesas gourmet. No nos equivocamos, la respuesta ha sido muy buena. La ubicación también ayudó mucho”, cuenta Vicente e indica que antes de la pandemia tenían más de 200 pedidos por día. Recientemente reabrieron, luego de tres meses cerrados.

Los planes de Inka Burger, que factura USD 1 millón al año, es afianzar la ampliación de la marca en el país. Para el 2021 también prevé abrir locales en Miami y Nueva York, a través de un holding de franquicias. “Estamos conversando con inversionistas internacionales”, adelanta el gerente general, David Maldonado.

Dayana Garrido;  Analista de Talento Humano / ‘Lo importante es que hay un buen equipo’

Soy Administradora de Empresas Gastronómicas, graduada en la Universidad Tecnológica Equinoccial. En Inka Burger llevo un año y un mes. Me encargo del manejo de personal, contratación de los empleados, administración, hacer cierres de cajas. Estoy al tanto de todo lo concerniente a talento humano en cada departamento. Actualmente, estamos 40 personas, entre personal administrativo y operativo. La experiencia ha sido buena porque cada día se va aprendiendo cosas nuevas, me manejo con clientes también. Lo más complicado ha sido el manejo del personal operativo, porque cada uno es diferente, hay que saber cómo tratarlos. Pero tengo un buen equipo. Al principio fue más difícil, pero me llevo con todos. Tengo buenos trabajadores. Los jefes siempre nos están apoyando, nunca nos dejan solos. Trabajo de lunes a viernes en jornada regular y los sábados de 08:00 a 12:00. Hemos realizado eventos en el local de la Gaspar de Villaroel, ahí he tenido la oportunidad de atender al cliente y he estado a cargo del manejo de la caja.