Héctor Sandoval y Paúl Pérez son los fundadores de Helarte; su especialidad es el helado. Foto: Patricio Terán / LÍDERES

Héctor Sandoval y Paúl Pérez son los fundadores de Helarte; su especialidad es el helado. Fotos: Patricio Terán / LÍDERES

La fruta natural diferencia sus helados

23 de octubre de 2019 11:55

En 2018, dos amigos fundaron la franquicia Helarte. Su especialidad son los helados con queso. Hoy la empresa cuenta con tres locales propios y seis bajo el modelo de franquicia.

Paúl Pérez y Héctor Sandoval son los creadores de este emprendimiento. Empezaron vendiendo su producto a las heladerías, sin embargo se les ocurrió que venderlo directamente al consumidor era un mejor negocio, así que abrieron su primer local en Tumbaco, en septiembre del 2018. La respuesta de la gente fue tal que abrieron su segundo local el mismo año, en Quito.

Su expansión trajo consigo una aumento significativo de las ventas, por lo que trasladaron la matriz a la ciudad. Progresivamente abrieron nuevos locales, propios y franquiciados.

La oferta principal de Helarte se compone de helado de paila, con sabores frutales, acompañado de queso y crema. La presentación es un factor diferencial, pues se busca hacerla de manera artística, pero el principal valor agregado son las frutas naturales que dan sabor al helado.

La empresa es propietaria de dos fincas, en La Unión y en Mompiche, en Esmeraldas, donde cultivan frutas de clima tropical. En Tumbaco producen las frutas de la sierra.

Con esta fruta se abastece a la planta de producción, para la elaboración del helado. “Nuestros cultivos son de la más alta calidad, por ello, la fruta que producimos está calificada como producto de exportación ”, asegura Pérez.

El negocio tiene nueve locales en Quito. Para crecer apuesta por el modelo de franquicias.

El negocio tiene nueve locales en Quito. Para crecer apuesta por el modelo de franquicias.

La planta se ubica en Tumbaco; allí también elaboran el queso. En esta planta se invirtió, hasta la fecha, cerca de 100 000 USD. La inversión inicial fue de 60 000 USD.

Uno de sus clientes es Luis Miguel Páez. Él suele visitar Helarte con su familia. “La experiencia es muy buena, sus helados tienen un sabor diferente y la atención al cliente es excelente. Nos gustan, especialmente, los helados con sabor a maracuyá, chicle y chocolate”.

Pérez comenta que la principal preocupación de la empresa es el cliente. Por ello, tienen un protocolo y unas reglas que deben cumplir sus empleados; incluso en los locales franquiciados. Para asegurarse de que esto se cumpla, visitan regularmente los establecimientos, en ocasiones de manera incógnita.

Una de las empleadas de Helarte es Betania Guerra. Ella trabaja en la matriz, junto al parque La Carolina, desde hace ocho meses. “El clima laboral es excelente, esto se refleja en el servicio que le damos al cliente. La exigencia que tenemos es de asegurar la calidad en la atención, en el manejo del producto y la imagen del local”, asegura.

Para abrir un local franquiciado, el costo es de 25 000 USD, como valor estándar, precio que varía según el área del local. “Entregamos con llave en mano, totalmente amoblado y funcional”. A esto se suma un cobro por concepto de regalías, que es del 5% de las ventas mensuales.

La facturación de la marca Helarte asciende a USD 72 000 mensuales, entre locales propios y franquiciados. Sus planes son cubrir el territorio nacional. Han recibido solicitudes de franquicias en Santo Domingo, Riobamba o Guayaquil; Pérez señala que desde México también hay interés en abrir franquicias, pero por ahora están enfocados en el mercado local.