Los platos de la gastronomía manabita se venden en un local en Guayaquil. También distribuyen bocadillos de verde en dinstintos supermercados. Foto: Enrique Pesantes.

Los platos de la gastronomía manabita se venden en un local en Guayaquil. También distribuyen bocadillos de verde en distintos supermercados. Foto: Enrique Pesantes.

Su gastronomía se fusiona con la identidad de Manabí 

4 de mayo de 2022 11:36

Este restaurante funciona desde el 2018 en Guayaquil para difundir los platos típicos de esta provincia. Ahora, inauguraron un local en Quito.

Platos como Pásame al otro lado, colonche, bola de batea, tortillas de yuca, menestras de verde, entre otras delicias costeñas se pueden degustar en el restaurante Herencia Manabita, que abrió su local en Guayaquil en el 2018.

Lupe Gutiérrez es la cheff copropietaria del restaurante y encargada del control de calidad de los productos. Ella explica que antes de iniciar con un local físico elaboraba productos y los vendía congelados a sus vecinos y familiares. Con la acogida que tuvo el negocio, junto a su hermana Diana y su primo José Ávila, vieron la necesidad de abrir un local para que los comenzales prueben la gastronomía y aprendan sobre la cultura manabita.

El valor agregado de este negocio, dice Gutiérrez, es la atención personalizada que se recibe por parte de los propietarios en un inicio y ahora de los trabajadores. “No vendemos comida, ofrecemos historia y cultura por medio de la gastronomía”. Por eso, antes de servir un producto el cliente recibe una explicación sobre la historia del plato que se servirá y los ingredientes con los que está preparado.

De ese modo, buscan honrar la memoria de las mujeres de su familia, que eran las encargadas de preparar los alimentos en Manabí en la infancia de los fundadores. Según la chef, el país tiene comida de altísima calidad y debe ser vendida de diferentes formas para que “nos reconozcan en el exterior”.

Este emprendimiento, que ha sido galardonado por la calidad de sus productos, se destaca por mantener los procesos de preparación autóctonos de la provincia.

Por ejemplo, para elaborar las tortillas de yuca se toman entre tres y cuatro días para cumplir con los pasos de reposo que mantienen el sabor del producto, cuenta la emprendedora Gutiérrez.

La inversión para el primer local fue de USD 20 000, luego participaron en una feria de emprendimientos y vieron la necesidad de expandirse. Así se mudaron a donde funciona en la actualidad y les tomó cerca de cuatro años consolidarse como un negocio.

En este tiempo fueron tecnificando sus procesos de preparación de platos, sin perder lo artesanal, y crearon un manual gastronómico que se aplica en el local.

También, realizaron pruebas sobre la acogida que ha tenido la comida para agrandar el negocio y buscar nuevas formas de prepararse para mantener el local. Ella agrega que para que este emprendimiento prospere han requerido de capacitación y asesoría de personas expertas en manejo de empresas, porque “no es necesario tener únicamente buen sabor”.

Para llegar a más clientes, la empresa optó por digitalizarse y entrar en el mercado del delivery. Trabajan con todas las aplicaciones de entrega de comida y adicional a ello dan servicio directo por medio de llamadas al restaurante.

En este año, optaron por expandir el negocio y abrieron un nuevo local en el norte de Quito. Para conservar el estándar de los sabores se utilizan fichas técnicas que siguen los trabajadores. Uno de los retos fue encontrar proveedores de verde para para elaborar sus platos.

Entre sus objetivos a largo plazo está levantar su propia planta de producción para la preparación de sus siete alimentos congelados. Actualmente, cuentan con una pequeña instalación y una cámara de congelación en el restaurante de Guayaquil y desde ahí se distribuyen los productos a reconocidos locales de comida en toda la ciudad. El mismo modelo de negocio se está implementado en la capital.

A futuro ingresarán a las grandes cadenas de supermercados. Gutiérrez comenta que estos productos han tenido buena acogida en el extranjero, pues la mayoría de los clientes que compra en el restaurante los congelados, lo hace para llevarlos al exterior, sobre todo por su elaboración artesanal. Actualmente, están en conversaciones con Proecuador para lograr entrar en el mercado europeo y de EE.UU.