Gema Sacristán La Directora de Negocios de BID Invest, en Washington, explica qué significan los bonos temáticos y cómo estos instrumentos financieros van posicionándose en América Latina. Asegura que más inversionistas también buscan rentabilidad social.

La Directora de Negocios de BID Invest, en Washington, explica qué significan los bonos temáticos y cómo estos instrumentos financieros van posicionándose en América Latina. Asegura que más inversionistas también buscan rentabilidad social. Foto: Patricio Terán / LÍDERES

Gema Sacristán: ‘Hoy ser no sostenible es un riesgo’

26 de febrero de 2020 12:04

¿Qué son los bonos temáticos y cómo surgen estos instrumentos financieros?
Hoy existen a escala global dos grandes agendas de desarrollo: la agenda 2030 con los ODS y la agenda de París, que básicamente habla de objetivos de cambio climático. Cada país se compromete con ambas agendas y sus objetivos. Entonces, las necesidades de inversión para lograr esos objetivos son muy importantes. Las necesidades de inversión son muy grandes, se requieren más de USD  650 000 millones al año para los ODS y alguien tiene que financiar eso. El sector privado está tomando un papel más importante, dado que cada país tiene sus retos económicos internos. Los gobiernos se dan cuenta de que solos no podrán financiar estas agendas. Entonces, los ODS y la Agenda de París son el marco de surgimiento de los bonos temáticos, que agrupan a los bonos sociales, verdes y sostenibles.

Entonces, ¿el sector privado gana protagonismo?
Surgen oportunidades. Dentro del sector privado, el financiero tiene que jugar un papel para financiar estos retos globales y surgen distintos instrumentos, entre ellos los bonos temáticos.

¿Cuál es el rol de cada bono temático?
Los bonos verdes financian proyectos verdes, energía, agricultura, turismo. Los sociales van más enfocados a educación, salud, inclusión financiera, género. Los sostenibles pueden financiar proyectos verdes y sociales; son una combinación. Esta industria sigue protocolos de la Asociación Internacional de Mercados de Capitales que especifica cada bono temático. Los lineamientos que se siguen son internacionales y los fija esta asociación. Cada emisión de bonos verdes, por ejemplo, tiene un proceso y compromisos para financiar proyectos verdes.

En Ecuador, Banco Pichincha es un ejemplo...
Ellos emitieron papeles y consiguieron USD 150 millones. Los papeles los compraron la Corporación Financiera Internacional del Banco Mundial; Proparco, la agencia de desarrollo francesa, y BID Invest. Nosotros ayudamos a estructurar y para eso se siguió un proceso: identificar la cartera que se va a financiar; luego tener un ‘framework’, es decir especificar para qué se va a usar esa cartera; y después viene una segunda opinión que la da una empresa internacional, que certifica todo el proceso y que el dinero vaya a donde se acordó.

¿Cómo está el tema de los bonos temáticos en América Latina?
Acabamos de sacar en septiembre del 2019 el último reporte de bonos temáticos. Los más desarrollados en la región son los bonos verdes, con el liderazgo de Brasil en el sector de energía, en particular. En Colombia solo hay bonos emitidos por entidades financieras. Hasta septiembre se emitieron USD 13 600 millones en bonos verdes, 1 800 millones en bonos sociales y 1 700 millones en bonos sostenibles. El primer bono verde lo emitió Perú en el 2014, con una empresa de energía eólica.

¿Qué ha pasado en Perú tras esa emisión?
Emitió un bono de inclusión financiera, con la filial de Banco Pichincha Perú. Con lo cual ha pasado una cosa buena con la Bolsa: se publicó una guía de bonos verdes y han tenido algunas emisiones, pero no ha sido el crecimiento tan grande como Brasil.

¿Sin contar con Brasil, cómo está la región?
Brasil y México son los que más bonos verdes tienen. Luego están pasando cosas interesantes. Chile fue el primero en emitir bonos verdes, en euros y dólares y en enero hizo otra emisión de bonos verdes. Esa emisión ha abierto el camino a otros países. Colombia y Perú están viendo oportunidades.

¿Cuánto pueden incidir los vaivenes de la economía en la emisión de bonos temáticos?
La situación financiera hace que las empresas no quieran invertir tanto y ahora vamos a ver qué pasa con los temas políticos y sociales. Poco a poco vamos viendo que las empresas se decantan por un bono temático en lugar de un bono corporativo, porque muestra que las empresas se comprometen con la agenda sostenible. Emitir un bono temático es un compromiso con los grupos de interés, además muestra que la compañía se compromete a informar a los bonistas y al mercado al detallar adónde va el dinero.

¿Y cómo reacciona el mercado?
A escala mundial, cuando la situación es incierta, los mercados se mueven menos. Pero estamos viendo una tendencia de que las empresas piensan en sostenible y hay cada vez más inversionistas con esta sensibilidad.

¿Qué papel juega el mercado de valores?
Tiene que regular e influir. Regular es tener las políticas y la idiosincrasia que faciliten a que la inversión se lleve a cabo. E influir en el sentido de la demanda, dar a conocer el tema, poner en valor lo que se está haciendo. Crear conocimiento y que la gente sepa que estas son opciones. La Bolsa está para facilitar las emisiones y para que otros vengan.

El reto es grande en Ecuador, dado que la cultura bursátil no está tan desarrollada…

En general, en América Latina el desarrollo no es tan profundo. Las empresas pueden financiarse por su propios ingresos, por la banca o por el mercado de capitales. Hay una tendencia clara de ir por el mercado de capitales y la banca ve esto como una amenaza por lo que empiezan a incorporar la sostenibilidad y a ayudar a emitir bonos. Los bancos crean productos innovadores en los que el precio no solo se ata al riesgo de crédito, sino a ciertos objetivos sociales o sostenibles, lo que se llama la tasa de interés ligada a sostenibilidad. Si se cumplen ciertos objetivos se baja la tasa de interés, si no se la sube. Esto significa que ser no sostenible es un riesgo.

¿Esto es salirse del molde de los negocios?
Esa es la tendencia. Si soy un inversor comprometido, quiero que mi dinero genere rentabilidad social. La industria financiera sabe que juega un rol porque el futuro será sostenible o no habrá futuro.